El Prohibido Amor de un CEO romance Capítulo 193

"Levántate!"

Grito la chica a Bruce quien ha caído al suelo por primera vez.

"Vamos!"

"Puedes hacerlo mejor que eso!"

Bruce comenzó a molestarse porque no entiende como una insignificante mujer podría haberlo derribado.

Y de un solo movimiento fluido!

"Tal vez estoy algo oxidado."

Pensó Bruce quien reune su fuerza entera.

"Tienes suerte de que estuviera jugando contigo."

"Ahora sí pondré todo mi empeño."

Lorelay se plantó en su posición de pelea.

Carolina llega al lugar para ver el combate entre los hermanos.

"Cómo van?"

Pregunta la chica a uno de los francotiradores de Bruce que esta apostado en lo alto del coliseo.

"Está entretenido el combate."

"Quien sea la mujer le está dando muy buena batalla."

"De hecho ya consiguió derribar al jefe una vez."

Carolina dirige su mirada a los dos en la arena.

Pero después de unos segundos, Carolina mira su reloj

Aún le queda media hora para ver el conbate.

Carolina mira con fría imparcialidad los movimientos de ambos.

A ella le impresiona que Lorelay hubiera avanzado tanto en este tiempo...

Cuando Lorelay la contactó en secreto casi después de que desapareció para que la entrenara, Carolina se sorprendió demasiado.

Aún le parecía ayer cuando ella se encontró con Lorelay en la casa de su abuela, al lado del mar.

"Porque no mejor regresas y le pides a tu hermano que te entrene, Lorelay?"

Pregunta Carolina.

"Bruce es más diestro que yo."

Indica Carolina mirando a la chica.

Emily, en ese entonces, había comenzado su entrenamiento tanto físico como mental después de que se reunió con su abuela.

"Eso no puedo creerlo."

"Por lo que he podido averiguar los dos entrenaron a la par."

"Además, creo que eres más dura y fiera que Bruce."

Responde firmemente Emily.

"Además si se lo pido a mi hermano..."

"Se que no me entrenaría de la forma que quiero.

Eso es cierto.

"Y se que tu no tendrás consideración a la hora de entrenarme."

"Por eso te elegí a ti."

"Quiero, entrenamiento duro y crudo."

Indicó Emily.

Carolina la escuchó con el ceño fruncido.

Lo decía de verdad?

Carolina tuvo serías dudas.

"Y que ganaré yo si te entreno?"

"Que ganas tú entrenando?"

Cuestiona Carolina todavía incrédula.

"Si regresas, Bruce te puede defender de todo y de todos."

"Él tiene dinero, hombres armados..."

Emily movió la cabeza negando.

Eso no es lo que ella quiere.

"Sé que si regreso, Bruce podría defenderme, pero quiero defenderme por mi misma."

"Y dejar de ser la indefensa y estúpida Emily."

"Quiero poder darle una paliza a quien yo quiera y más si es un hombre."

La chica habla con decisión enérgica.

"Además, puedo pagarte buen dinero por tus servicios."

"O deberte un favor."

"O puedo darte pagarte con una infusión difícil o rara, sí lo necesitas."

Carolina aún no se convencía, pues to le parecía sospechoso.

"No comprendo aún tus intenciones, Emily."

"Pero será un placer si me dices que le vas a dar una paliza a ese tal Edward Situ."

A Carolina no le cae nada bien Edward por todo lo que le había hecho a ella.

Después de que desapareció, Carolina comenzó a investigar algunas cosas acerca del CEO y por supuesto que lo despreciables y bastardo que se portó con Emily.

"Puedo asegurarte que lo haré."

"Pero también debo de darle una lección a mi hermano."

"Ha hecho muchas cosas malas y eso no está bien para un Baek."

Declara la niña con voz más relajada.

"Aunque haya estado del lado de la oscuridad, pudo haber hecho algo diferente cuando estuvo fuera."

"Ella es nuestra abuela."

Señaló Emily a la señora que permanecia sentada en la entrada de la casa.

"Está es la casa de nuestra abuela materna."

"Ella siempre nos buscó después de nuestra desaparición."

Ambas chicas miran a la sonriente señora.

"Después de que nuestra madre, Leila, nos llevó lejos de nuestro padre, nos separamos."

"Bruce se fue con ese mafioso."

"Ambos fuimos separados, pero ambos mantenemos nuestra escencia en el alma."

"Eso es algo que jamás pudimos negar."

"Sin embargo, Bruce ignoró su llamado y dejó que la oscuridad lo envolviera."

"Mi abuela me ha dicho que es mi deber como hermana menor  regresarlo a la luz completamente."

"Debo de hacerlo del modo que mi abuela recomienda."

"Comprendes Carolina?"

Carolina observa a la señora sentada quien posee una mirada fuerte y penetrante.

Además de una presencia casi mágica, etérea y poderosa.

"De acuerdo."

Indica Carolina.

"Aunque te advierto que no seré delicada ni condescendiente contigo por ser mujer, ni por ser la hermana de mi amigo y jefe."

Desde ese día, todos los días Carolina pasaba unas horas entrenandola y a Dániel.

Ambos querian un entrenamiento más profesional en su vida.

Ahora, Carolina pudi ver el resultado de ese entrenamiento duro y doloroso.

Ella le había provocado a Emily o Lorelay, muchos ojos morados, torceduras y uno que otro hueso roto.

Y a Carolina le sorprendía la rapidez con que la chica se recuperaba de sus lesiones.

Además de lo mucho que Emily elevo su resistencia al dolor.

Casi era hora de que Carolina se fuera para tratar con su dolor personal llamado Paul cuando pudo escuchar que todos los hombres hicieron algo así como "uuu."

Todos dirigieron sus miradas y armas hacia la arena del coliseo.

En el suelo yace Bruce...

De nuevo.

Esta vez tiene una ceja herida, el labio partido y esta en el maldito suelo.

De nuevo!

Bruce ahora sí que está enfadado pues no ha podido atacar, ni derribar, ni hacerle daño a esa maldita mujer!

"Te rindes Máscara de Bronce?"

Pregunta la chica.

"Jamás."

Declara Bruce tratando de ponerse de pie.

Lo cual logró después de descansar un momento en el suelo.

"Solo di que te rindes y te diré quién se llevó a tu prometida."

"Tienes mi palabra."

La mujer le extiende la mano para ayudar a levantarlo.

Bruce golpeó la mano antes de levantarse con un ágil movimiento de sus piernas.

"Te desollare viva."

"Pero primero dejaré que mis hombres se diviertan contigo."

"Veremos cuántos hombres pueden encontrar satisfacción con tu cuerpo antes de que supliques por la muerte!"

La chica se rió antes de volver a hacerle señas para que se acercara a ella.

Bruce lanza un golpe a la cara de la chica.

Ella lo evita, pero inmediatamente, Bruce lanza otro rápido golpe al estómago de la chica.

Ella lo asimiló para colocarse cerca de Bruce.

"Me rindo."

Exclama la chica con su voz natural.

Bruce se sorprendió tanto que se dejó caer en el suelo.

Carolina volteó a ver a Elizabeth que también la miraba desde las gradas.

Ambas sonrieron felices, pues saben que pasara después.

"Bajen las armas y reúne a todos los hombres alrededor de Elizabeth."

"Que los francotiradores regresen al cuartel, ahora."

Las órdenes de Carolina se ejecutaron.

Elizabeth se vio custodiada de hombres armados.

Abajo en la arena, Bruce estaba  conmocionado de oír esa voz...

Esa voz...

Tres años de no haber escuchado más esa dulce voz!

La chica se retiró el pasamontañas y su cabello largo y rubio cayó por sus hombros.

Era diferente...

Completamente diferente!

Pero aún su escencia es la de ella.

"Emily..."

Exclama Bruce mirándola.

Se levantó de un salto para abrazarla lo más fuerte que pudo.

Elizabeth arriba contirne las lágrimas de ver la reunión de los hermanos.

Ella mejor que nadie sabe que todos los días desde que Emily había desaparecido, Bruce se había sentido culpable por no haberla protegido mejor.

Sus pesadillas siempre involucrában a Emily destrozada contra las rocas o moribunda en algún lado...

"Bruce."

Habla Lorelay estrechandolo fuertemente también.

Ambos derraman algunas lágrimas.

"Me engañaste."

"Me engañaron"

Comenta Bruce algo resentido.

Él alzan la mirada hacia las gradas dónde esta Elizabeth.

"Ella no tuvo nada que ver, fue mi plan."

"Así que si quieres enojarte con alguien, será conmigo."

"Pero por ahora debemos hablar y mucho."

"De acuerdo...hermano?"

Esa sola palabra hizo que el corazón de Bruce llorara de felicidad.

"Hermano..."

Repite Bruce antes de abrazarla de nuevo con fuerza.

Bruce siempre esperó el día en que por fin, ellos dos volvieran a encontrarse y abrazarse después de tantos años separados.

La abuela Situ disfruta de una deliciosa taza de té en compañía de Freda en su casa de Dinamarca.

"Sabes que los niños están jugando demasiado violento Freda?"

Cuestiona la abuela Situ a la otra señora mientras toma una galleta del plato en la mesa.

"Lo sé, pero ella sabe lo que hace."

"Tiene el carácter de su madre."

"Sabes que Leila era fuerte y tenaz."

"De no haber sido por ese hombre..."

"Mis hijas aún estarían aquí conmigo y con sus hijos."

James salió por la puerta que da al jardín trasero dónde las damas descansan debajo de una gran sombrilla, sentadas ambas en esas sillas tan elegantes y cómodas de jardín.

"Están juntos."

Exclamó feliz el chico.

Ambas mujeres no mostraron sorpresa debido a lo que James dijo.

"Niño, siéntate."

"Te pareces tanto a Laila."

Indica la abuela Freda.

"Tienes los ojos enigmáticos y misteriosos de tu madre."

La abuela Freda estudia por completo a James quien está sentado a su lado.

Maggie salió con otra bandeja de plata con tazas para ella y James.

Además de otra jarra de té caliente.

Sirvió una taza para James y otra para ella y se sentó al lado de James en silencio.

Freda la había estado observado en esos años que había estado al lado de James.

La abuela se convence que hacen una buena pareja, aunque no estaban destinados a estar juntos.

Por alguna razón curiosa, sus vidas deberían haber sido diferentes según la visión de Freda.

Pero se habían enamorado sin remedio en esta vida.

Y podía ver qué era un amor comprensivo, centrado y auténtico.

"Sabes niña..."

"Cuando te vi por primera vez, algo de ti me hizo cuestionarme si serías la mujer ideal para mi nieto."

Indica la abuela Freda.

"Mi James sufrió demasiado en su corta vida."

"Pero ahora veo que eres lo mejor para él y estoy ansiosa por tener bisnietos."

"Aline, tu también piensas lo mismo, no es así?"

Ambos chicos se ruborizaron al escuchar hablar a las abuelas.

Los dos chicos apenas habían hablado de matrimonio...

Y las abuelas ya los estaban empujando a tener bebés!

"Abuela, esperaremos todavía un poco para casarnos y tener hijos."

"Ahora lo importante es que Emi..."

"Digo, Lorelay, está llevando a cabo todo como lo habíamos planeado."

La abuela Aline Situ toma su celular para observar en sus notificaciones que Lorelay tiene en su poder el treinta porciento de las empresas Situ.

"Bien."

"Eso le enseñara a ese tonto de mi nieto a no ser tan...imprudente."

Ambas damas asintieron sin hacer ruido antes de conversar del clima y sus hijas...

Las dos abuelas habían pasado por mucho esos años.

Ellas son las fuertes matronas de dos poderosas, influyentes e intrincadas familias.

James y Maggie tomados de la mano, se observaron amorosamente.

Después se levantaron para ir a pasear por la playa.

Las damas miraron a los chicos con cariño.

"Se ven felices."

"Espero que esto termine bien de manera rápida."

Indica la abuela Freda.

"Ya no somos tan jóvenes, Aline."

"Quiero ver a mis bisnietos antes de poder irme al otro plano a seguir aprendiendo."

La abuela Aline Situ dejó su taza sobre la mesa sin dejar de mirar a los chicos perderse en la playa, riendo felices.

"Yo espero lo mismo que tú Freda."

"Pero creo que tendremos que esperar un poco más."

"Primero quiero ver cómo Lorelay domina a mi testarudo nieto."

Ambas rieron ante esa premisa.

Freda extendió su mano hacia un lado y susurró.

"Leila también quiere ver esa unión."

"Queremos ver a nuestros descendientes juntos y dando vida nueva a nuestras familias." 

La abuela Situ observa el brazo extendido de Freda, entonces comprende.

Aún había alguien que vigilaba del otro lado esa unión.

"Tendré que volver en unos días pues mi nieto necesitará de mi ayuda."

"Estarás bien aquí?"

Pregunta la abuela Aline.

Freda tomó una galleta antes de hablar.

"Llévate algunas hierbas que se que necesitara mi nieta."

"Es hábil pero aún necesita guía."

"Es impulsiva como su madre y está perdidamente enamorada de tu nieto."

"Debe mantener la calma."

"O de lo contrario algunas cosas se le saldrán de las manos."

"Aline, debes de ser quien la proteja pues aún está en proceso de crecimiento y elevamiento."

Freda coloca la mano sobre la mano de Aline.

Aline colocó su otra mano sobre la mano de Freda, cerrando el trato.

"De verdad nos iremos mañana con Lorelay?"

Pregunta Maggie a James.

"Si, la abuela ha decidió eso."

"Edward le llamó está misma tarde muy preocupado."

Los chicos caminan por la playa a la luz de la luna.

Las suaves olas les besaban los pies con delicadeza y dulzura.

"Extrañaré esto demasiado."

"Es muy bello aquí y la casa de tu abuela es un sueño hecho realidad."

Indica Maggie.

"Jamás pensé poder estar en un lugar tan hermoso contigo."

Maggie abraza por la cintura a James mientras recargan su cabeza en el pecho duro del chico.

"Pero mientras esté contigo cualquier lugar será hermoso."

James se detuvo, Maggie lo miró extrañado.

El chico se puso muy serio, Maggie pudo ver qué algo le molestaba.

"James...que pasa?"

James comenzó a inclinarse un poco...

Tomando la mano de la chica, James se puso de rodillas frente a Maggie quien mira todo en cámara lenta!

"Maggie, te amo y no quiero separarme nunca más de ti..."

"Maggie..."

"Quieres casarte conmigo?"

James le muestra una cajita negra de terciopelo donde se puede ver un anillo con una piedra hermosa.

Maggie creyó que soñaba!

La chica se lleva una mano a la boca para ahogar un gritó de asombro.

James toma la mano temblorosa de la chica para colocarle el anillo en su dedo anular.

Le queda perfecto!

"Si..."

"Por supuesto que sí!"

Grita encantada Maggie saltando sobre James que la abraza con sus brazos antes de darle una vuelta y besarla con amor.

Desde lejos las abuelas miran la hermosa y romantica escena.

Ellas recuerdan sin querer a sus fallecidos esposos.

Pero es hora de ver florecer a sus nietos y esperar a sus bisnietos.

"Les doy por lo menos un año como esposos."

"Y de te apuesto que tendrán mínimo tres hijos."

Indica Freda hacía la abuela Situ.

"Yo tambien lo creo.

"Laila sería feliz al ver a su hijo convertido en todo un hombre de bien a pesar de su historia."

Ambas se retiran para darles privacidad.

Ellas encargaron al chef de la casa que les hiciera un pastel muy especial.

Bruce llevó a Lorelay a la casa que comparte con Elizabeth y se la mostró toda.

Ordenó un banquete para ellos tres y destapó una botella de champaña, la más fina que encontró.

"Entonces ahora tu nombre es Lorelay?'

"Es el nombre que nuestra abuela te dio?"

Pregunta Bruce incrédulo.

"Así es y tienes que ir a Dinamarca con la abuela."

"Ella necesita entrenarte de otra forma más espiritual."

"Ambos somos herederos del legado de nuestra madre y de siglos de sabiduría Baek."

"Debemos hacer honor a nuestro apellido."

Bruce se recostó en la silla y entrelazó los dedos.

"Que pasó después de que saltaste del risco ese día?"

Esa pregunta torturaba a Bruce todos los días.

Hasta que la vió sana y salva frente a él.

"Mi guardianes me salvaron, ellos ya sabían que hacer."

"Fui bendecida en esta vida con dos almas guardianas en este plano físico."

"Ellos me llevaron a la comunidad Baek para sanarme."

"Después de un tiempo fui a casa de nuestra abuela."

"Lamento haberme ido así pero no tenía opción."

"Emily debía morir y Lorelay vivir."

Bruce continua asombrado.

Por lo que sigue cuestionandola.

"Porque regresas después de tres años y no antes?"

"Quien te enseñó a pelear tan bien?"

"Porque no pude ganarte?"

Lorelay se rió de todas sus dudas.

Ella responde con su voz natural.

"Regresé después de dos años."

"Me perfeccioné en muchos ámbitos, no solo en combate y defensa personal."

"Nuestra familia es muy acaudalada, eso tu ya lo sabías."

"Y tiene muchas influencias en todo el mundo por nuestra sabiduría."

"Tomó tiempo sanar mis heridas del alma."

"Más tiempo en forjarme una nueva identidad y poco tiempo que la abuela me presentara a las personas correctas para poder continuar y regresar."

Responde Lorelay con firmeza.

"Pero ahora que estoy aquí, he venido por todo y tú mi querido hermano debes de ir con la abuela a entrenar."

"Me haré cargo de tus negocios en el bajo mundo y nada se descuidara o se saldrá de control."

"Te irás dentro de dos días."

"Elizabeth irá contigo pues la abuela  quiere conocer a tu alma gemela."

"Ambos se educarán más a fondo en su vínculo amoroso."

Mirando el reloj, Lorelay decidió que era hora de regresar a su departamento para descansar.

"Debo irme pero nos veremos mañana para que me entregues el poder de tus hombres y me presentes a los líderes."

"Por cierto..."

"Pudiste oler algo diferente en Elizabeth o en mi persona?"

Bruce pensó un segundo y asintió.

"Fue un vigorizante natural, pero tiene un efecto de tranquilizante cuando estás demasiado agitado."

"Aprenderás eso y muchas cosas cuando estés con  la abuela."

"Dile que todo va bien."

"Aunque creo que ella ya lo sabe."

Lorelay se despidió de ambos dándoles besos en las mejillas y abrazando a Bruce durante más de cinco minutos enteros.

"Te extrañé tanto y ahora que regresas debo irme."

Comenta Bruce con voz triste.

"Será muy breve la separación, ya lo verás."

Cuando salieron de su casa, un Aston Martín espera a Lorelay afuera de la casa de Bruce.

Dániel conduce.

"Todo bien?"

Pregunta el chico cuando ella se sentó en el asiento trasero.

Johana en el asiento delantero volteó a verla.

"Todo bien, vamos a casa."

"Quiero darme un baño de tina."

"Hoy me lo gané."

El auto avanzó y todos los tripulantes se despidieron de Bruce y Elizabeth agitando las manos.

"Y ahora pequeña Elizabeth..."

"Que castigo te pondré por haberme preocupado tanto este día?"

"Sabes que ofrecí una suma de dinero exorbitante por saber dónde estabas o quién te tenía?"

Elizabeth con una sonrisa perversa en su rostro conduce a su amado a su habitación.

Todo el personal habia desaparecido y solo quedan ellos dos...

"Que te parece si encontramos algún castigo divertido en nuestra cama, en nuestra ducha y en el jacuzzi?"

Indica con voz sensual la niña.

"Esa idea me encanta."

Cargándola en brazos, Bruce se apresura a llegar a su habitación donde de inmediato la ropa quedó en el piso en un segundo.

Las manos de ambos recorrieron cada centímetro de piel desnuda de su joven amante.

Los gemidos se hicieron presentes hasta que ambos estuvieron saciados de sus cuerpos.

"Te amo."

Exclama los dos al unisono sonriendo felices,exhaustos y con sudor delicioso que rodaba por sus cuerpos desnudos.

Su pasión es tanta que continuaron "castigandose"de mil formas divertidas y satisfactorias hasta bien entrada la madrugada.

***By Liliana Situ***

Valoro mucho tu opinión y voto.

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