El Prohibido Amor de un CEO romance Capítulo 103

Dos chicas descienden de un auto antes de darle las llaves al hombre del valet parking.

Dániel detrás de ellas descendió lo más rápido que pudo para correr a la camioneta de lujo y cargar en brazos a su amada prometida Johana quien viaja en el asiento trasero.

Elizabeth y Lorelay se adelantaron para subir al ascensor para darles privacidad a los tórtolos, pues son bastante melosos.

"Remodelaste este lugar?"

Pregunta Elizabeth hacía Lorelay mientras ambas caminan hacia el departamento.

Elizabeth observa detenidamente a Lorelay.

Ella caminar diferente y que decir de su estilizada apariencia!

Tan diferente.

Tan elegante!

Tan refinada y poderosa!

Lorelay no es mas aquella niña del orfanato que Elizabeth conoció.

Ni aquella chica inocente que su hermano había atormentado.

"Así es Elizabeth."

"Cuando lo compré me deshice de algunas cosas como la cama y otras cosas y le di mi toque personal."

El elevador volvió a abrirse.

Del aparato metálico salieron Dániel y Johana riéndose de algo.

Lorelay abrió la puerta con una sonrisa en la boca y entraron todos a Golden Osmanthus.

La decoración simplemente es exquisita y en todas las paredes hay cuadros pintados por Lorelay.

Todas las obras de arte reflejan una parte del alma de la bella chica, así como algún momento que pasó con Edward durante ese año tan difícil.

Fue una catarsis para Lorelay poder plasmar su dolor, decepción, coraje e incluso amor en esos lienzos que se convirtieron pronto en parte de su vida.

Muebles de madera, sillones preciosos y acogedores.

Flores exóticas y plantas aromáticas distribuidas estratégicamente por todos lados.

Junto con un piso de madera nuevo hacen de ese departamento que ella llegó a odiar, un nuevo y acogedor lugar para vivir cómodamente.

"WOW!"

"Me encanta como redecoraste!"

"Me encanta lo acogedor y cálido que se siente!"

"Mi hermano siempre lo tenía todo tan frío y sin personalidad."

Elizabeth dirigió su atención hacia las plantas y las flores que creía haber visto en otro lugar.

Cuando iba a preguntarle por ellas, Lorelay le contó.

"Esas son las flores que Joseph tenía en su casa."

"Eran las favoritas de Lorna, la mamá de Edward."

Elizabeth recordó haberlas visto en su infancia durante una breve estancia en casa de Josep.

Antes de que la enviara definitivamente con su abuela.

"Ponte cómoda, tenemos mucho que hablar."

Pide Lorelay a Elizabeth.

Ambas chicas se quitaron los tacones mientras que Dániel abre la puerta del departamento de enfrente, que es el que ocupa junto con Johana, su prometida.

"Esta en caminó?"

Pregunta Lorelay sentada en un sillón.

Dániel asintió.

"Bien."

Responde la chica antes de darle un amoroso abrazo a Elizabeth.

De verdad que ambas se extrañaban tanto!

Hacía un año atrás, Lorelay había contactado en secreto a Elizabeth para comprobar cómo iba la relación de su hermano y ella.

Cuando Lorelay supo que se iban a casar, apresuró su regreso para poder llevar a cabo sus planes.

"Que haremos después?"

Pregunta Elizabeth.

Lorelay le hizo una seña para que guardara silencio y se escondiera detrás de la puerta del armario cerca de la entrada.

Una pistola se asomó por el marco de la puerta...

Una mujer observa con cuidado todo mientras entra sigilosamente al departamento.

Lorelay espera a la mujer intrusa.

Cuando tuvo oportunidad, con un rápido movimiento de su brazo derecho extendido, Lorelay alzó el arma al techo, desbalanceando a la chica.

Poniendo un pie detrás de la pierna izquierda de la intrusa, Lorelay y consigue que la mujer eche el cuerpo para atrás para someterla.

"No está vez Lorelay."

Comenta la mujer quien toma la mano izquierda de Lorelay para incorporarse, pero...

Lorelay coloca un arma en la espalda de la intrusa.

"Voy mejorando, no crees?"

Se burla Lorelay, pero en ese instante la mujer le dió la vuelta, juntó ambas manos de Lorelay en su espalda con una de sus manos y le apuntó a la cara directamente.

"Aún te falta más entrenamiento..."

Carolina suelta las manos de Lorelay para dejarla libre.

Después de mirarse por breves instantes, las dos se dan un abrazo afectuoso.

"Ella está aquí?"

Pregunta Carolina observando el departamento.

Elizabeth salió de su escondite.

"Sabes que Bruce está como loco buscándote?"

Cuestiona Carolina a Elizabeth antes de sentarse delicadamente en el sillón.

"Si, lo se, ambas lo vimos."

"De verdad fue muy divertido verlo perder la cabeza un poco."

"Así de este modo estoy tranquila sin él por unas horas."

Asegura Elizabeth feliz de estar sin la constante presencia de Bruce todos los días...

Todo el día!

"Ustedes sabrán lo que hacen."

"En definitiva no seré yo la que reciba el castigo en privado."

Comenta Carolina confiada.

Las tres chicas se rieron por lo que dijo la chica.

Lorelay les ofrece té reconfortante.

"Relájate, nada malo pasará."

"Sabemos lo que hacemos."

"Por cierto Carolina, como te fue con Paul?"

Cuestiona Lorelay a la chica.

Pero Carolina se levanta para ver de cerca las flores que están en una maceta sobre una gran mesa.

La chica quiere evitar a toda costa responder la pregunta de su amiga.

Sobretodo porque trata de ese maldito!

"No me recuerdes a ese idiota, Loralay."

"Me trajiste eso que te pedí?"

Carolina cuestiona enfadada a Lorelay pues de pronto recuerda la figura masculina de ese bastardo mujeriego de ojos cafés dominantes.

"Claro que lo traje, pero está segura de esto?"

Inquiere Lorelay mientras le extiende una bolsa y un atomizador, que Carolina recibe con disimulada dicha.

"Por supuesto que sí."

"Ambas sabemos que Paul es un mujeriego y que se merece un escarmiento!"

Responde Carolina

"Que no le están haciendo ustedes lo mismo a sus hombres?"

Carolina besa las cosas en sus manos antes de guardarlas.

"Por cierto, Lorelay,te reconoció ese imbécil Edward Situ?"

Carolina habla mientras se despoja de sus tres armas y se relaja por un momento.

Son raros estos espacios de descanso en su línea de trabajo.

El celular de la a chica sonó.

Carolina cerró los ojos, todas guardaron silencio cuando puso el altavoz.

"Carolina!"

"Dónde carajos te metiste?"

"Dime qué ya encontraste a mi mujer!"

"Mis hombres dicen que una mujer hermosa entró y los envío al país de los sueños!"

"Me estoy volviendo loco pues nadie la ha visto!"

"Ya encontraste a Elizabeth?"

Elizabeth tuvo que ponerse la mano en la boca para evitar reír fuerte.

Lorelay tomó el celular para responder con su voz aprendida.

"Yo tengo a ambas chicas y estoy dispuesta a hacer un trato contigo para devolvertelas sanas y salvas."

"Te veré en tu coliseo dentro de dos horas."

"Solos tu y yo por el control del bajo mundo."

"No eres el único que quiere hacer negocios en esta ciudad."

"Se puntal y sin hombres."

"Solo soy una indefensa mujer."

Del otro lado de la línea, Bruce se quedó sin habla al escuchar esa voz que se le hacía familiar...

Pero a la vez extraña...

"Quién carajos eres tú?"

"Dónde demonios está Carolina?"

"Te voy a desollaré maldita hija de puta si le haces algo a..."

Lorelay termina la llamda.

Las chicas estallan en risas, incluida Johana que acaba de llegar.

"Debo lavarle la boca con agua y jabón a ese novio mío."

Exclama Elizabeth avergonzada por haberlo escuchado hablarle así a Lorelay.

"Mejor cierra las piernas durante una semana y se arrepentirá mucho más de su mal comportamiento."

Lorelay indica, todas volvieron a reir desenfrenadamente.

Dániel que esta en el otro departamento camina para sacar a Johana del departamento.

"Emily, no puedes..."

Al instante Dániel se tapó la boca por su error.

Todas voltearon a ver a la despampanante chica rubia, que le ofrece una mirada de reproche a Dániel.

Lorelay se levanta con decisión para indicarle al chico.

"Te quiero mucho Dániel, lo sabes."

"Pero tambien sabes que Emily murió y solo queda Lorelay."

"Reflexiona tu error por la siguiente hora en tu departamento Dániel."

"Johana se queda con nosotras."

Dániel camina hasta su departamento, derrotado

"Eres mala."

Un Dániel regañado cierra la puerta del departamento.

Lorelay también la cierra antes de que las chicas rian de nuevo.

"Que dios nos ampare."

Dániel piensa.

Aunque se alegra al no estar en los planes de venganza de Lorelay, de Elizabeth o de Carolina...

Las mujeres cuando se juntan pueden ser terriblemente poderosas y dañinas...

Para los hombres.

Eso lo sabía perfectamente él, que convive con Johana y Loralay.

Ellas muchas veces se aprovechan un poco de él...

Solo un poco.

Bruce mandó llamar a toda su gente de todos los lugares.

Él ofreció una suma exorbitante de dinero a quien le diera pistas del paradero de su prometida.

Desesperado, Bruce hace una llamada que jamás pensó que haría..

"Que?"

Contesta Edward molesto, pues sabe que es Bruce y no Elizabeth quien le llama.

"Dime qué está contigo y que está bien."

Exige Bruce con voz quebrada y respiración agitada.

"De quien hablas?"

Pregunta Edward mientras ve la pantalla de su tablet.

Sus inversiones continuan bajando.

"Ahora no me molestes Bruce."

"No se de quien me hablas pero estoy en medio de una crisis en mi empresa y espero a Elizabeth."

Comenta Edward bastante preocupado.

"De ella te hablo bastardo idiota!"

"De Elizabeth!"

"Alguien se la llevó y no la encuentro!"

"Dime qué está contigo ahora en tu empresa!"

Vocifera enloquecido de preocupación Bruce.

Edward sospecha que algo raro sucede ese día.

Todo lo malo había comenzado la noche anterior cuando tuvo ese sueño con Emily...

"No está aquí."

"Te ayudaré a buscar a mi hermana."

"Incompetente de mierda."

Responde Edward fastidiado.

"Pensé que eras más listo señor Máscara de bronce, soy el rey del bajo mundo."

Se burla Edward de Bruce.

"Y si alguien le hizo daño nos divertiremos cazandolo..."

"Hace tiempo que no hago ejercicio."

Asevera Edward antes de terminar la llamada.

Justo cuando iba a marcar el número de siempre, Paul le llama.

"Se dónde está Elizabeth."

"Alguien lanzó una alerta a mi celular."

"Edward."

"Necesito vacaciones ahora."

Exige Paul.

Edward cierra los ojos mientras coloca los brazos sobre su escritorio refinado.

Después de respirar unas cuantas veces para tranquilizarse, le dijo categórico a Paul.

"No."

Paul ya no había pedido "vacaciones" ni las había tomado a escondidas.

Pero desde el rechazo de cierta mujer, Paul esta inconsolable y no tiene cabeza para nada más.

"Haz tu trabajo y comportate como un hombre."

"No eres único que sufre por una mujer."

Recrimina Edward a su amigo.

"Ahora envíame las coordenadas para saber el paradero de mi hermana."

Exige Edward levantándose de su silla para irse.

"Te las envio a tu celular privado, suerte Edward."

El celular recibe las coordenadas.

Cuando Edward sale de su oficina, su secretaria entra seguida de dos abogados expertos en sus empresas.

"Señor Situ, necesitamos una junta urgente, esto no puede esperar."

Edward se excusa.

"Lo siento, debo atender un asunto familiar importante ahora."

Los abogados le cierran el paso mostrandole una laptop.

"Alguien ha comprado acciones Situ."

"Esa persona ahora e acreedor al treinta porciento de esta empresa y otras más en el extranjero."

QUE?

"Además, con la perdida de la empresa de la señorita Elizabeth, se restan menos activos a la familia Situ."

"Tendremos que darle aviso a su abuela de está situación por ser la accionista mayor."

"Señor Situ."

"Ahora usted posee solo el veinte porciento de estás empresas."

Edward se puso pálido al escuchar las palabras de los malditos abogados.

Comprendiendo la gravedad de la situación, Edward reunió a otros inversores lo más rápido que pudo para una junta extraordinaria.

Todo lo demás puede esperar.

Lorelay sintió su celular vibrar.

Ella observa las estadísticas que espera en la empresa de Edward unas horas antes de que Edward entre a su junta.

Es hora de comprar.

"Ram, compra ahora acciones Situ, están a buen precio y las necesito todas para hoy, gracias."

Terminando la llamada, Lorelay sigue hablando con las chicas.

"Por cierto los felicito a ambos Johana."

"Fue una fenomenal cena y declaración de amor."

Exclama Lorelay

"El dron hizo un estupendo trabajo y valió cada centavo que invertí para que se mostrara en la pantalla."

"Se veían muy bien los dos y van a ser muy felices juntos."

Johana se ruborizó al escuchar las palabras de la chica.

"Jamás pensé que Dániel me pediría que me casara con él."

"Hasta se puso de rodillas!"

"Debiste advertirme."

Lorelay da unas palmaditas en la mano de la chica.

"Eso hubiera arruinado la sorpresa no lo crees?"

"Cuando se piensan casar?"

Johana baja la mirada algo cohibida pues todas la miran fijamente.

"Dentro de seis meses."

"Quiero terminar la decoración de los edificios que pediste."

Lorelay sonrie por las palabras de la chica

"Tenemos tiempo para poder planear todo bien."

"Ahora chicas, es hora de continuar."

"Y por cierto Carolina, no, no me reconoció."

"Edward es muy despistado para ser un CEO tan poderoso...por ahora."

Carolina se rie de buena gana por las respuestas de Lorelay.

Ella comienza a colocarse de nuevo las armas.

"Debo irme, tengo un bastardo que visitar."

"Lo emboscaré cuando vaya por su nueva conquista esta noche."

Indica Carolina metiendo con furia un cuchillo en su bota.

Alistándose la ropa, retocando su peinado y maquillaje, Carolina se despide de todas.

A Lorelay le da un abrazo apretado.

"Suerte y nos vemos el próximo sábado para entrenar."

Lorelay también la abraza tambien fuerte.

"Te derrotaré la próxima vez."

Indica Lorelay mientras Carolina abre la puerta del departamento para irse.

"Ni lo sueñes."

Responde Carolina antes de cerrar la puerta.

Lorelay se cambió por ropa negra totalmente.

Se puso botas negras con poco tacón y se hizo una coleta alta.

Después de mirarse al espejo, ella junto con Elizabeth salen del departamento.

Lorelay se despide de Johana, quien esta un poco preocupada por lo que dirá Dániel

El conductor que había estado inconsciente, recuperó la consciencia.

Elizabeth le dió la orden de manejar al coliseo de Bruce.

Atontado por el efecto de la esencia que había usado Lorelay para dormirlo, el hombre se coloca delante del volante.

"Es seguro que él maneje en ese estado?"

Pregunta Elizabeth preocupada a Lorelay.

"Sigue órdenes como un robot."

"Está alerta y despierto, no te preocupes y sube."

"Vamos retrasadas por diez minutos y sabes que odio llegar tarde."

Bruce había llegado con una hora de anticipación al coliseo.

Él espera ansioso a qué llegue quien tiene en su poder a su amada.

Bruce quiere destripar a esa persona con sus propias manos!

En estos años nadie se había atrevido a mirar ni siquiera a Elizabeth pues saben que se paga con la muerte esa ofensa a Bruce.

Y ahora una mujer había tenido la osadía de llevarsela y retarlo en su terreno!

"Es osada eso es seguro, pero muy estúpida."

Piensa Bruce quien revisa de nuevo a sus hombres en sus posiciones.

Su camioneta se vislumbró en el horizonte y cuando se detuvo, Elizabeth bajo de ella, ilesa y radiante.

Bruce ordenó a todos sus hombres que bajarán las armas antes de correr hasta su adorada para abrazarla fuertemente.

"Dios mío, estás bien?"

"Te hicieron algo?"

"Ellos te tocaron de algún modo?"

Elizabeth rodeó con sus brazos el cuello de su consternado hombre.

Parándose de puntitas le dió un beso.

Bruce suspiró aliviado.

"No, no y no."

Contesta ella aún pegada a los labios del hombre.

"Pero logré capturar a una de ellos."

"Esta inconsciente y puedes divertirte con ella un rato."

Elizabeth abre la puerta de la camioneta.

Bruce observa a una chica de negro con los ojos cerrados recostada en el asiento trasero.

Más que orgulloso del entrenamiento intensivo de Elizabeth, Bruce le dedica una sonrisa sádica.

"Pero tengo una petición mi amor."

Pide Elizabeth con voz débil y linda.

"La que quieras pequeña."

Indica Bruce abrazándola por la cintura.

"Yo quiero llevarla a la arena."

"Déjame llevarla y prepararla para que le des su merecido."

"Puedo?"

Bruce le hace una reverencia.

Elizabeth le da un golpe a la chica para que se incorpore.

"Levántate."

Ordena.

La chica de negro obedece.

Bruce sintió algo extraño al verla a los ojos a la chica.

Esos ojos que a pesar de ser verdes transmiten una vibra que reconoce.

Pero lleva pasamontañas sobre su cabeza que no deja ver su rostro.

Solos sus ojos.

Elizabeth toma el brazo de.la chica para llevarla a la arena para situarla.

Una silla se encuentra en medio del coliseo.

Los hombres de Bruce la colocaron bajo la sombra para que el sol no moleste a su jefe.

"Toda tuya."

Indica Elizabeth dándole un beso en los labios a Bruce.

De los labios de la chica se desprenden un sabor y aroma extraños.

Bruce se quita el saco despacio, después el chaleco de su traje antes de arremangarse las mangas de su camisa hasta los codos.

El asistente de Bruce se retiró y Elizabeth desde lo alto le manda un beso mientras se sienta en una silla.

Alguien le da una bebida refrescante ala chica.

"Estás comoda mi amor?"

Pregunta Bruce quien comienza a sentirse curioso...

Pero eso no evitara que torture a esa chica hasta que revele quien se había atrevido a ir contra él.

Y secuestrar a su amada Elizabeth!

La chica mantiene la cabeza agachada mientras permanece atada.

"No importa que seas mujer."

"Te daré una paliza y hablarás para revelar a tu jefa."

"Después la cazare y le daré muerte dolorosa por haberse atrevido a secuestrar a mi prometida."

La chica alza la vista para mirarlo.

Sus ojos brillan.

La chica de negro se levanta de la silla donde esta para caminar directamente hacia él.

Deteniéndose frente a Bruce, la chica deja que su aroma sature la nariz del hombre.

"Comienza ya."

"No te tengo miedo."

Ella se zafó de las ataduras antes de ponerse en posición de combate.

Bruce se rió, pues pensó que es muy sencillo esto.

"Ánimo!"

Elizabeth grita desde arriba.

Bruce le lanzó un beso y ella le mandó otro de buena suerte.

El grito no había sido para Bruce, si no para la chica.

"Demuestrame que tan bueno eres Máscara de Bronce."

Invita la chica para ambos combatan.

"Di tus últimas oraciones."

Responde él antes de abalanzarse contra ella.

Los golpes son certeros pero ella es muy hábil esquivandolos.

No importa que fueran patadas, golpes a la cabeza y a la cara.

Los puños de Bruce no conectan costillas, ni piernas de ma chica.

Los movimientos de Bruce se vuelven más firmes y duros, pero ni así puede derribarla!

"Peleas bien para ser mujer."

Comenta Bruce secándose el sudor de la frente.

"Y tú no peleas tan bien como pensaba para ser el legendario Máscara de Bronce."

"Ahora cállate y sigue peleando niñito mimado."

Bruce se enojó al escuchar eso.

Él dirige un ataque despiadado hacia la irritante mujer.

Elizabeth aprieta el vaso con tanta fuerza que teme romperlo.

Ambos son muy buenos peleando.

Elizabeth no está tan segura ahora de que esto haya sido una buena idea para Lorelay....

***By Liliana Situ***

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