Dilema entre el Odio y el Amor romance Capítulo 1

"¡Estefanía López!".

Estefanía se despertó de golpe con el grito en su oído, y al abrir los ojos se encontró con una mirada oscura y amenazante.

Se quedó paralizada unos segundos antes de darse cuenta de dónde estaba.

Carlos Mendoza fijó su mirada en su pequeño cuerpo y sus pupilas se contrajeron bruscamente, luego agarró la manta y se la lanzó encima.

Fue entonces cuando Estefanía se escondió bajo las cobijas asustada, sus ojos claros se humedecieron de inmediato.

Ella lo vio levantarse, girarse y entrar al baño sin mirarla, lo llamó un poco perdida: "Hermano...".

Pero antes de que terminara de hablar, Carlos la miró ferozmente: "¿Hermano?".

Su tono era demasiado frío y Estefanía se estremeció al sentir su mirada, rápidamente se corrigió: "Joven maestro...".

Anoche, cuando volvió a casa, hubo un apagón y antes de poder entender qué pasaba, Carlos la había arrastrado a la habitación.

No sabía si estaba borracho o qué, pero en la oscuridad sólo pudo oler un ligero aroma a alcohol y sangre.

La noche había sido como una pesadilla.

Ella estaba a punto de explicarse cuando de repente vio que Carlos tenía una herida de unos diez centímetros en su abdomen.

Antes de que pudiera verlo bien, Carlos se giró hacia la cama, le agarró la barbilla con fuerza y le dijo con voz grave: "Estefanía, ¿crees que con esto voy a quedarme contigo?".

"No es eso, yo...". Estefanía trató de negarlo rápidamente.

Pero ni siquiera terminó de hablar cuando vio una expresión de repugnancia en los ojos de Carlos.

Al ver su desprecio sin disimulo, Estefanía sintió un peso hundirse en su corazón y se quedó atónita.

Desde afuera, de repente se escuchó la voz sorprendida de la sirvienta Natalia: "¿Esta no es la ropa de la señorita? ¿Cómo llegó a la puerta?".

Carlos soltó a Estefanía, se giró y le lanzó una camisa: "Póntela, sal afuera".

¿Quería que saliera en ese momento?

¡Pero afuera había gente, todos se darían cuenta!

Estefanía estaba tan nerviosa que no podía dejar de temblar, sus lágrimas cayeron sin parar mientras agarraba el brazo de Carlos y le suplicaba con voz suave: "¿Podrías escucharme? Anoche yo...".

Pero Carlos la empujó con fuerza, su rostro era como una máscara de hielo: "Estefanía, eres igual que tu madre".

Estefanía cayó de nuevo en la cama.

Sin embargo, lo que más le dolió fue esa frase que él había dicho sin pensar.

Los problemas de sus padres, ella, siendo una niña, no podía entenderlos ni interferir, sólo recordaba haber llorado pidiéndoles que no se divorciaran, pero aun así se divorciaron.

Cuando su madre la trajo a la familia Mendoza, ella sólo tenía seis años. La familia Mendoza no las aceptaba, así que su madre le dijo que tratara de caerle bien a ese joven frío y distante para que pudieran tener un lugar en la familia. Así que lo hizo.

Ella sabía que Carlos nunca la había querido, siempre la despreciaba por seguirlo como una sombra.

Aunque él era distante por naturaleza, nunca la había tratado con tal desprecio.

Estefanía no tenía idea de qué había salido mal, su mente estaba en blanco, tampoco entendía por qué Carlos había cambiado tanto en sólo unos días. La última vez que se había ido, incluso había dicho que le traería alfajores que tanto le gustaban.

"Tienes diez segundos. ¡Lárgate de aquí!".

Carlos le dijo en tono grave con los dientes apretados.

Estefanía lo miró fijamente con las palmas de las manos heladas.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Dilema entre el Odio y el Amor