Receta para robarle el corazón al Dr. Farel romance Capítulo 90

Poco tiempo después de que Farel se fue, la puerta de la habitación se abrió de nuevo y Margarita entró con una expresión sombría.

Esta vez no fingió ni un poco, y con una voz fría y sarcástica, la enfrentó.

—Evrie, de verdad que sabes jugar tus cartas, ¿eh? Pareces tan dócil por fuera, y quién diría que serías tan astuta. Con un par de palabritas, ya me sacaste de al lado de Farel.—

Evrie parpadeó inocentemente—Solo dije la verdad, ¿acaso dije algo malo?—

—No te hagas la desentendida, como si con eso pudieras engañar a Farel. Ese hombre que viene a traerte comida todos los días, apuesto a que no sabe lo que hay entre tú y Farel, ¿verdad?—Margarita soltó una risita burlona—¿Qué crees que haría si se entera de que estás jugando a dos bandas?—

Los ojos de Evrie se estrecharon un instante.

—¿Me estás amenazando?—

—¿Y si así fuera?—Margarita alzó la barbilla desafiante—Tú empezaste este juego al competir conmigo por Farel.—

Evrie no pudo evitar sonreír—Así que todo esto es a propósito, ¿porque te gusta Farel?—

—Así es.—Margarita lo admitió sin rodeos.

Evrie se quedó sin palabras.

—Si te gusta, pues ve tras él, ¿para qué me metes en tus líos?—

—Por supuesto que lo haré, pero antes de eso, necesito que te alejes de él. No me agradas, ¿entendido?—

Margarita se paró altiva, como si Evrie fuera menos que nada para ella.

Pero las palabras de Margarita solo lograron irritar a Evrie.

Sus ojos se entrecerraron y una astuta luz brilló en ellos mientras respondía con calma.

—Qué pena, por más que me aleje, Farel jamás te va a querer.—

—¿Qué has dicho?—La voz de Margarita cambió.

—He dicho que él no te quiere. — Evrie no esquivó su mirada, su voz suave contenía un desafío—Tú nunca has tomado su mano, nunca lo has besado, ni siquiera sabes cómo huele, ¿cierto? Yo sí, yo he disfrutado de todo eso.—

—Tú...—Margarita se quedó sin palabras, con el rostro pálido.

—El galán intocable del hospital, el dios de la castidad, no es para tanto.—Evrie inclinó la cabeza, pronunciando cada palabra con deliberación.

Clic—

La puerta se abrió de golpe.

Evrie miró instintivamente hacia allí y se encontró con la mirada profunda de un hombre.

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