Receta para robarle el corazón al Dr. Farel romance Capítulo 30

La cabeza de Evrie estalló de repente.

Mirando esa cara tan atractiva y superior de Farel, las orejas de ella se pusieron rojas como un tomate.

Nunca imaginó que él diría algo tan sorprendente con un tono tan desapasionado.

—¿Lo hacemos? —

La mirada serena de Farel era tan oscura y profunda como la noche, sin fondo, y esa sensación invasiva volvía a subir.

Evrie tensó los nervios, sintiendo cómo se le erizaban los pelos.

—No... no lo sé. —

—Pero yo sí. —

La voz ya grave de Farel se volvió aún más profunda, con un dejo ronco.

Evrie apretó las puntas de sus dedos, movió los labios para rechazarlo, pero ya era demasiado tarde.

Farel agarró su brazo, la jaló hacia él y con la otra mano sujetó su nuca, inclinándose para darle un beso profundo.

—Pum. —

La bolsa de hielo cayó al suelo.

La fragancia única de Farel la envolvió, de forma caliente y abrasadora, como si su piel fuera a prenderse fuego.

Evrie contuvo la respiración, intentando esquivarlo por instinto, pero al girar la cabeza, la mano grande de Farel la fijó firmemente.

—No te muevas. — Su voz era ronca, con un mandato irresistible.

El corazón de Evrie latía fuerte y rápido.

Esa misma noche había sido acosada por un borracho, y aunque el hombre frente a ella era impresionantemente guapo y destacado, su cuerpo no podía dejar de temblar.

—Abre los ojos, mírame. —

La voz ronca de Farel le ordenó y Evrie se vio obligada a abrir los ojos, encontrándose con ese rostro tan hermoso que le quitaba el aliento.

—¿Sabes cuál es la mejor manera de superar el miedo? — Farel la presionó contra su frente, pausadamente —es con otro estímulo que lo sustituya. —

Al instante, Evrie sintió que su cintura se apretaba, y de pronto estaba en brazos, suspendida en el aire.

En un torbellino, su espalda se hundió en la suave cama grande.

Esta vez fue suave, sin las acrobacias complicadas de antes, y por alguna razón, Evrie sintió que él estaba tratando de complacerla.

Era muy diferente a sus ataques anteriores.

—Concéntrate. —

Después de que él le mordió fuertemente la oreja, Evrie gritó de dolor, pero enseguida él la besó.

Ella cerró los ojos, resignada a caer con él.

...

Evrie durmió profundamente, sin rastro de insomnio.

Al despertar al día siguiente, el techo familiar y la ventana del piso al techo volvieron a su vista, y las escenas de la noche anterior pasaron una a una por su mente, claras y ardientes.

Sabía que una vez más había caído en el Barrio El Magnético.

El otro lado de la cama estaba vacío, sin rastro de Farel, pero las sábanas estaban impregnadas con su aroma único y distintivo.

Evrie, con las piernas débiles, se levantó de la cama, recogió la bata de baño del suelo y se la puso, antes de salir de la habitación.

No había nadie en la sala, solo había una nota.

Salí a resolver algo urgente, vuelvo en media hora.

El nombre en la esquina inferior derecha de la nota era firme y poderoso, como si fuera un reflejo de su persona.

Evrie miró la hora, apenas eran las seis y media, quedaba mucho para la hora de trabajar.

Decidió dar una vuelta por la cocina, encontrando el refrigerador casi vacío, solo con varias botellas de agua alineadas.

Pensándolo bien, sacó su teléfono y pidió algo de comida a domicilio, además de algunos ingredientes.

Media hora más tarde.

Cuando Farel regresó, olió un rico aroma a comida. Alguien se movía en la cocina y la mesa estaba llena de cajas de comida para llevar, generosas en cantidad y variedad.

Farel echó un vistazo al precio del pedido, y sus ojos se oscurecieron un poco más.

Evrie alquilaba un pequeño y desordenado apartamento para sí misma, pero no escatimaba en tratar a otros.

Era el típico comportamiento de alguien que busca complacer.

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