NADIE COMO TÚ romance Capítulo 68

Valeria comprendió lo que quería decir Santiago y se enrojeció. Antes de que pudiera responder, fue empujada por Santiago hacia la habitación.

Cuando Valeria pisó el suelo, Santiago cerró la puerta con llave desde fuera.

Sobresaltada, Valeria se apresuró a llamar a la puerta.

—Santiago, ¿por qué cierras la puerta con llave?

Nadie respondió.

Valeria estaba ansiosa e intentó abrir la puerta.

—No llames más, lo hicieron a propósito —justo cuando Valeria se estaba poniendo nerviosa, una voz fría sonó de repente detrás de ella.

Valeria se congeló, giró la cabeza y vio a Aitor.

Bajo la tenue luz, Aitor estaba sentado en su silla de ruedas, se había quitado la chaqueta y dejó al descubierto la camisa blanca que llevaba dentro. También se desabrochó dos botones, mostrando su sensual y atractiva clavícula.

—¿Aitor? —reaccionó entonces Valeria.

Observó la habitación de arriba abajo y finalmente vio la cama que estaba en el centro. Se quedó atónita.

—¿Esta es la habitación en la que nos acostamos esta noche? La cama es demasiado pequeña.

Era una especie de cama individual, pero más ancha. Apenas cabían dos personas, seguro que tendrían que pegarse.

—Sí —evidentemente Aitor ya se había dado cuenta—. Lo han hecho aposta.

Valeria se dio cuenta de que esa era la “habitación especial” que había mencionado Julián, y se sonrojó de nuevo.

Aunque Valeria y Aitor dormían juntos en casa, no tenían mucho contacto entre ellos porque la cama era enorme. Sin embargo, esta cama era diferente.

—Antes... —Aitor dijo de repente mirando a Valeria— ¿Qué te ha dicho el abuelo?

Las mejillas de Valeria ardieron aún más al recordar su conversación con Julián.

—Nada —replicó esto con desconfianza porque no se le daba bien mentir. Valeria no tenía la vergüenza para repetir lo que la acababa de decir.

Aitor arqueó las cejas y se levantó directamente de su silla de ruedas. Se acercó lentamente a Valeria.

—Podría suponer lo que te dijo aunque no me contaría.

Las mejillas de Valeria se sonrojaron aún más.

—¿Sí?

Aitor se había acercado a Valeria y encontró muy linda su cara de nerviosismo y timidez.

—Por supuesto que sí —cuando Aitor volvió a hablar, cuya voz se hizo más baja, sonando indescriptiblemente sexy y encantador.

No sólo eso, apoyó una mano contra la puerta junto a la cara de Valeria mientras se inclinó hacia ella.

—Quiere que tú te quedes embarazada de mí, ¿no es así?

Valeria sólo agachó la cabeza muy avergonzada.

—Sí, pero es normal, está mayor y se preocupa por ti.

Valeria hablaba cada vez más bajo mientras se le acercaba el cuerpo de Aitor. Sus mejillas casi podían tocarse.

El olor del hombre la rodeó y le hizo entrar en pánico. Sus alientos también comenzaron a agitarse.

Al principio Aitor solo quería gastarle una broma a Valeria, pero se distrajo con su tenue olor cuando se acercó a ella.

Especialmente Valeria hoy estaba extraordinariamente atractiva, con su falda ajustada que dibujaba su figura sensual. También podía ver sus pechos y su piel delicada desde su persperctiva.

Su cara estaba aún más sonrojada, parecía una manzana, tan fresca y jugosa que querrías darle un mordisco.

Al pensarlo, el hombre lo hizo.

Se inclinó y mordisqueó la mejilla de Valeria, no con demasiada fuerza, pero aun así la asustó y soltó un grito.

Este grito fue la punta que colmó el vaso, Aitor sintió que se le prendió todo el cuerpo.

De repente, agarró la cintura de Valeria y levantó su cuerpo hacia arriba. Al instante, los dos cuerpos, se pegaron muy estrechamente.

Al sentir la reacción del cuerpo de Aitor, Valeria se asustó aún más.

—Aitor, tú...

Valeria no tenía ni idea de que cada su palabra calentaba más el cuerpo de Aitor.

Manteniendo forzosamente la cordura, Aitor bajó la cabeza y chupeteó la oreja ligeramente enrojecida de Valeria. Murmuró:

—Valeria, ¿qué te parece si hacemos lo quiere el abuelo y tenemos sexo?

Valeria sintió como si una corriente eléctrica hubiera atravesado su cuerpo al sentir la humedad de su oreja, tenía un cosquilleo tan fuerte que se estremeció.

No era que no se hubiera preparado mentalmente, al fin y al cabo estaba casada y como esposa no debería rechazar si Aitor quería tener relación íntima con ella.

Cuando Julián le hablód de eso, de verdad se imaginó si realmente hiciera el amor con Aitor...

Para su sorpresa, no tenía tanto rechazo a esta obligación natural.

Así que, cuando escuchó la pregunta de Aitor, asintió aunque tenía mucha vergüenza.

Al ver el consentimiento de la mujer, el fuego sexual en el cuerpo de Aitor se elevó más y se descontroló.

Capturó los labios de Valeria, la suavidad y la fragancia llenó su boca. Hizo que sucumbiera ante ello de inmediato, como un veneno dulce.

«Maldita sea. Esta Valeria, me ha drogado o qué. ¿Por qué solo un beso le hizo perder la cordura? »

Aitor presionó a Valeria contra la puerta. Deslizó su mano por su espalda y hasta finalmente llegar al borde de su vestido.

Estos vestidos de fiesta eran muy recargados en su diseño que Aitor perdió un poco la paciencia cuando no encontró la cremallera a la primera. Tiró y directamente hizo trizas su vestido.

El vestido se desgarró rápidamente y cayó por los hombros de Valeria.

Aitor tragó saliva al ver la figura de Valeria bajo la tenue luz.

Con su estatus y posición, nunca le faltó mujeres. Muchísimas chicas habían hecho lo imposible por despertar su interés, pero él siempre ha sido muy frío en este sentido. Se podía decir que había sido indiferente, por eso les hizo pensar a Julián y a Diego que el secuestro le dañó ese aspecto.

Pero en ese momento, frente a Valeria, sintió como si su cuerpo ya no fuera suyo. Las llamas de su interior estaban fuera de control y quería poseer a esta mujer.

Como Valeria había dado su aprobación, Aitor no quiso contenerse más y sus labios dejaron los labios de Valeria. Se abrieron camino, desde el cuello hacia abajo, cada vez más cerca de las partes más íntimas.

Pero en ese momento.

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