NADIE COMO TÚ romance Capítulo 61

Vicente no esperaba que Diana supiera la relación de Valeria con Aitor. Al principio se sorprendió, pero al ver la mirada arrogante de Diana, se impacientó:

—No te lo oculté aposta, sólo que no lo mencioné. Además, lo sabrás en la fiesta. Ellos también van a ir.

Diana se volvió más loca cuando mencionó la fiesta.

—¡Cómo tienes la cara de mencionar la fiesta! —gritó Diana, con la voz cada vez más aguda— ¡Alguna vez pensaste que podría derrumbarme al encontrarme de repente con Valeria! ¿Encima tengo que llamarle tía?

Tanto Ramón como Vicky habían mimado y consentido a Diana, por eso siempre tenía un carácter arrogante.

Pero había estado tratando de controlar su temperamento durante los últimos seis meses para poder estar con Vicente. Sin embargo, en este momento estaba realmente enojada y perdió la cordura.

Quería gritar al pensar a Valeria, la que siempre había despreciado, la que creía haber arruinado, ¡que se había convertido en su tía!

—¡Vicente! —estaba cada vez más enfadada— ¡Dilo! ¡¿Lo hiciste a propósito?! ¿No has olvidado a Valeria y por eso quieres burlarte de mí el fin de semana?

Vicente estaba muy molesto con Diana. Cuando la escuchó decir esto, su enfado se calmó de repente.

—¿Burlarse de ti? —soltó una risa fría, con un brillo cruel en los ojos— Ya veremos quién será la broma de todos este fin de semana.

Diana se congeló y finalmente se calmó.

La mujer frunció el ceño.

—Vicente, ¿qué quieres decir?

—¿Acaso no te sorprende? —Vicente encendió un cigarrillo y se lo fumó sin prisas— ¿Cómo la familia Cabrera va a aceptarla después de lo que hizo hace dos años?

Diana se quedó estupefacta, y al segundo siguiente pareció entender lo que Vicente quería decir. En lugar de enfadarse, mostró una expresión emocionada.

—Vicente, ¿quieres decir que tu tío y los demás no saben lo del incidente de Valeria?

—Aitor lo sabe —la cara Vicente se alargó.

Diana se quedó atónita.

—Entonces, ¿cómo es que todavía... ?

—El clave no es mi tío —Vicente se enfadó cada vez más e interrumpió a Diana con impaciencia—. La cuestión es mi abuelo, fue soldado y valora mucho la dignidad y la personalidad por encima de todo. Nunca aceptará a una mujer como Valeria.

Diana sonrió.

—Entonces Vicente, ¿qué tienes preparado?

—Voy a decirle al abuelo la verdad sobre esa mujer en la fiesta de este fin de semana.

—¿Eso es todo? —Diana no pudo evitar mostrar una expresión de decepción.

Vicente frunció el ceño.

—¿Qué más quieres?

Diana se rio secamente ante la mirada de Vicente.

—Nada.

En cualquier caso, fue un alivio para Diana escuchar que Vicente iba a ocuparse de Valeria.

Esto significaba que ya no sentía nada por Valeria, ¿verdad?

Era molesto que Valeria pudiera seducir a Aitor, pero de todas formas Aitor era un discapacitado. Además, después de que se relevase el incidente de hacía dos años, era probable que la echaran de la familia Cabrera.

Esta idea alivió a Diana.

Diana se sentía un poco arrepentida al darse cuenta de que había perdido los nervios, e inmediatamente se acercó a Vicente. Se sentó en su regazo y le susurró:

—Vicente, me descontrolé antes, lo siento. No te enojes conmigo, por favor

Vicente frunció el ceño al oler su intenso perfumen.

Diana agradaba a los hombres, sin duda, por eso la eligió entre todas las mujeres.

Pero por alguna razón, desde su regreso, Diana le parecía cada vez más caprichosa y molesta, incluso el perfume le parecía demasiado penetrante.

A diferencia de Valeria, tanto cuando estudiaba como ahora, siempre tenía un tenue aroma del gel de ducha. No era evidente, pero era refrescante.

«¡Maldita sea! ¿Por qué vuelvo a pensar en esa mujer?»

Cuanto más miraba a Diana, más se enfadaba y la apartó enseguida.

—Tengo otra reunión. Si estás cansada, descansa aquí un rato. Recuerda cerrar la puerta cuando te vayas.

Con eso, se levantó y salió del despacho, ignorando la repentina palidez del rostro de Diana.

Cuando vio a Vicente marcharse, la mano de Diana se cerró en puño fuertemente.

¿Era su ilusión? Sentía que desde su encuentro con Valeria, Vicente se había vuelto más indiferente con ella.

«¿Acaso Vicente no ha olvidado a Valeria? ¡No! ¡Imposible! Si está planeando dejar en ridículo a Valeria, ¡cómo puede seguir sintiendo algo por ella!»

«Espera, ¿Acaso Vicente quiere hacer eso para separar a Aitor y Valeria para que ésta vuelve a estar soltera?»

Diana se volvió aún más pálida con esta idea.

«¡Maldita sea!»

No, no debía dejar que Valeria tuviera alguna posibilidad de cambiar las tornas.

Diana ideó lentamente un plan.

***

Cuando Diana salió del despacho, la gente de la revista se alteró un poco.

—¡Dios mío! Esa es la prometida del jefe, qué guapa, y qué bien viste —los ojos de Lola se iluminaron al verla y no pudo evitar exclamar.

Valeria estaba en su asiento, miró a Diana y sus ojos se ensombrecieron ligeramente.

«Sí, Diana siempre ha sido hermosa. Desde pequeña era como una pequeña princesa, radiante y bella. Comparada con ella, yo soy como la hierba, insignificante, baja su sombra.»

Alexandra, que había escuchado las palabras de Lola, se mofó:

—Claro, esa es la diferencia entre una prometida y una amante. Valeria, yo en tu lugar abandonaría.

Valeria lanzó una fría mirada a Alexandra y se levantó bruscamente.

Alexandra se asustó y dio un paso atrás:

—¡Valeria, qué haces!

—Nada —Valeria la miró y el desdén de las comisuras de su boca se intensificó—. Sólo me voy a casa.

Dicho eso, cogió su bolso del escritorio y salió de la oficina.

Tenía suerte de que cuando llegó al ascensor, Diana ya se había ido y las dos evitaron un enfrentamiento.

Sabía que Sebastián y Estela habían vuelto en cuanto entró por la puerta y olió el sabor de los platos que salía e la cdocina.

Se lavó las manos y cenó con Aitor.

En la mesa, Aitor, por alguna razón, ante la exquisita cocina de Estela, no tenía el mismo apetito que en los últimos días. Puso comida al plato de Valeria y le dijo:

—Este fin de semana estoy libre, te acompañaré a visitar a tu madre al hospital.

Valeria se congeló y replicó con pánico:

—No hace falta.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: NADIE COMO TÚ