NADIE COMO TÚ romance Capítulo 193

Indicadores sanguíneos anormales...

¡Ella estaba embarazada! ¡Estaba realmente embarazada!

¡Valeria no podía expresar su emoción en este momento!

Valeria pensaba:

«¿Cómo debo decirle a Aitor esta buena noticia? ¿Cómo reaccionará si sabe que yo estoy embarazada de su bebé?»

***

El otro lado, en la oficina del presidente del Grupo Lustre, Jacobo había terminado de informar a Aitor las situaciones de trabajo por teléfono y de repente, pensó en algo y dijo:

—Jefe, vi a la señora ir al hospital sola hace un momento.

La cara de Aitor se puso rígida.

«¿Hospital? ¿Valeria está enferma?»

Pensó un rato y ordenó a su asistente que cancelara todas las reuniones y entrevistas. Deslizó la silla de ruedas e instruyó a Jacobo:

—Jacobo, vamos al hospital ahora.

Jacobo agrandó los ojos y no podía creerlo.

«Aitor, como un adicto al trabajo, ¿pospondrá todas las reuniones porque su esposa fue al hospital?»

Aunque estaba muy sorprendido, todavía se apresuró a seguirlo. Cuando estaba en el auto, Aitor ya le había pedido con impaciencia a Jacobo que llamara al hospital para saber qué enfermedad tenía su esposa.

¡Resultó una gran sorpresa!

—¡Felicitaciones, señor Aitor!

Después de colgar la llamada, Jacobo se veía muy feliz.

—Les pregunté a los médicos y enfermeras, ellos me dijeron que fue al departamento de obstetricia y ginecología para un examen. ¡Y está embarazada!

Jacobo no podía escuchar ningún sonido desde el asiento trasero, solo el sonido de los autos en la calle tocando el silbato. Se volvió la cabeza con preocupación:

—Señor Aitor...

Pero cuando volvió la cabeza, quedó atónito.

Aitor estaba sentado en una silla de ruedas con una expresión en su rostro que Jacobo nunca había visto antes. Conmocionad, y un poco perdida, ¡lo último que pasó por los ojos negros y brillantes fue la pura sorpresa y alegría!

«¿Tendremos nuestros propios hijos? ¡Voy a ser padre!»

Jacobo había estado a su lado durante tantos años, y por primera vez vio tal expresión de Aitor, por eso no pudo evitar preguntar:

—Señor, ¿todavía vamos al hospital? Parece que la señora se ha ido a casa.

—No —Aitor se recuperó del aturdimiento entonces—. Volvamos a casa.

***

En casa, Valeria todavía estaba pensando en cómo decirle a Aitor sobre su embarazo. Lo pensó y repensó. Creía que sería mejor que se lo contara después de volver a casa por la noche, lo cual sería una gran sorpresa para él.

Valeria preparó la comida pensando que Aitor tardaría un poco en regresar. Sin embargo, él ya volvió. Ella miró el reloj pensando que había regresado temprano hoy.

Valeria corrió hacia él y dijo:

—Aitor, tengo una buena noticia que contarte ...

Antes de que terminara sus palabras, imprevistamente, Aitor la tiró de una vez, y la abrazó con fuerza. Se acercó a la oreja de Valeria y le susurró:

—Valeria, este es el mejor regalo que he recibido.

Valeria no entendió las palabras de Aitor, pero el último se rio ligeramente y agregó:

—¡Parece que las comidas nutricionales funcionan muy bien!

—¿Ya lo sabes?

Valeria reaccionó de repente qué significan sus palabras.

Aitor asintió con la cabeza. Valeria también se sintió muy contenta cuando vio la mirada feliz de Aitor. Los dos fueron a la mesa juntos. Para compartir la buena noticia con Aitor, Valeria le había pedido a la sirviente que se fuera temprano hoy. Solo quedaban los dos en la casa por el momento.

Aitor miró los platos en la mesa y frunció el ceño levemente:

—¿Lo hiciste todo?

—Sí.

—Ahora estás embarazada, no hagas estas cosas.

Aitor tomó la mano de Valeria y frunció el ceño:

—Descansa bien y cuídate.

Valeria se rio, sintiendo que Aitor era demasiado exagerado. Después de terminar la cena, Valeria se puso de pie para lavar los platos, pero Aitor ya la impidió:

—Voy a hacerlo, tú descansa aquí.

Hablando, se levantó directamente de la silla de ruedas, tomó los platos y entró a la cocina. Los ojos de Valeria se agrandaron. La reacción de Aitor era demasiado exagerada. Quería decir que podía lavar los platos, pero al ver la mirada seria de Aitor, dejó de hablar lo que quería decir, quedando y escuchando los sonidos del agua y de los platos en la cocina.

Después de lavar los platos, Valeria estaba a punto de subir a descansar. En este momento, Aitor la detuvo de nuevo, la abrazó horizontalmente y subió las escaleras,

—Ten cuidado, te llevaré arriba.

Valeria realmente no podía describir sus sentimientos, ni reír ni llorar.

—Aitor, solo estoy embarazada. No estoy gravemente enferma, eso no es nada.

Aitor fue terco:

—Me alegro hacerlo.

Valeria percibió una dominación en las cejas de Aitor, ni dijo nada, pero al mismo tiempo se sintió alegre. Después de llegar al dormitorio, Valeria se preparó a bañarse, pero Aitor la siguió al baño y dijo en voz baja:

—Te ayudaré a duchar.

—¿Tú también vienes aquí? Dios mío.

Valeria estaba completamente aturdida. Pero Aitor la ignoró, solo ayudó a Valeria sentarse en el baño, tomó la toalla y comenzó a limpiar su espalda.

Valeria se sintió un poco conmovida en su corazón y dijo:

—Aitor, no tienes que ser tan cuidadoso conmigo. Estoy bien.

—No.

Aitor todavía era terco, haciendo movimientos muy suaves y gentiles en su espalda.

Era obvio que Aitor no era muy bueno en cuidar de los demás. Cuando le ayudó bañar, su camisa blanca ya estaba empapada después de poco tiempo. Valeria no pudo evitar fruncir el ceño y dijo:

—Aitor, realmente no te hace falta que me laves. Ve, ah...

Antes de terminar las palabras, la mano de Aitor simplemente recorrió la parte interna del muslo de Valeria, provocando que se sintiera excitada.

Aitor vio que su rostro repentinamente se volvió sonrojado y dijo sonriendo:

—¿Qué pasa? ¿En qué estás pensando Valeria?

La cara de Valeria de repente se puso aún más roja.

Ella apretó los dientes y cambió de tema en voz baja:

—No pasa nada. Quería decirte que tu camisa ya está mojada, me temo que no te sientes cómodo.

—¿De verdad? —Aitor arqueó las cejas, su rostro frío se veía un poco más malvado en este momento—. Entonces, ¿quieres que me lo quite y me bañe contigo?

—¡No, no es así! —Valeria incluso quería morderse la lengua. Aitor malinterpretó todo lo que realmente quería decir. Entonces, abandonó hablar, simplemente aceptó en silencio el cariño de su amor.

Tardó un rato, al ver Aitor limpiar cuidadosamente todas las partes de su cuerpo, Valeria le preguntó:

—Aitor, ¿de verdad te gustan los niños?

Aitor miró a Valeria y dijo en voz baja:

—Porque es tu bebé, por eso me gusta.

El corazón de Valeria saltó y no pudo evitar sonreír. Extendió la mano para cubrir su vientre, con una satisfacción indescriptible.

Había una pequeña vida en su cuerpo, a partir de ahora, además de su madre y Aitor, tendría un miembro familiar más en el mundo, que estaría conectado con ella y se acompañaría el uno del otro.

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