NADIE COMO TÚ romance Capítulo 142

Valeria se quedó de piedra.

«¿Qué? ¿Aitor compró el talismán de mamá a un precio de un millón de euros?»

La conmoción para todos presentes era mucho menor que la de Valeria ahora.

Ella sabía que Aitor la amaba, peor de verdad no esperaba que él hiciera tanto para recuperar su talismán d paz, mucho más de lo que había hecho por Sabela.

«¿Significa esto que soy más importante para él que Sabela?»

Valeria se sentía muy afortunada de haber tenido suerte de conocer a Aitor.

Miró a Aitor y le preguntó:

—¿Vale la pena que hagas tanto por mí?

Aitor le replicó:

—¿No es este talismán muy importante para ti? Si es así, sí que vale la pena.

Él se preocupaba mucho por ella y sabía que este talismán era dispensable para ella.

Antes, Valeria estaba muy insatisfecha con Aitor debido a los asuntos de Vicente, pero ahora toda su ira se había desvanecido.

Valeria estaba muy conmovida, porque nadie la había tratado así antes.

La subasta estaba a punto de terminar y otros compraron los artículos restantes.

Después de la subasta, se celebró una cena benéfica y todos los presentes fueron a sala.

Después de una subasta tan feroz, todos fueron a la sala llena de deliciosa comida y flores, escuchando la melodiosa música, y empezaron a charlar.

Sin embargo, el tema principal todavía era la subasta de hoy.

Mucha gente se acercó a hablar con Aitor, pero Valeria no pudo intervenir en la conversación.

Valeria no estaba acostumbrada a este tipo de ocasiones, por lo que caminó a un lado y se sentó sola en la esquina bebiendo.

La subasta de hoy le provocó tanto emoción y reflexión a Valeria.

Ella lo miró sentado en una silla de ruedas hablando entre la multitud.

Era un hombre muy atractivo.

Aitor estaba hablando con varios extranjeros, de repente giró la cabeza y miró en dirección a Valeria, la cara de esta de repente se puso roja. Y ella le dibujó una sonrisa, le levantó la copa y luego tomó un sorbo de vino.

La mirada de Valeria todavía seguía fijándose en la figura de Aitor, de repente escuchó la discusión entre Vicente y Diana.

Diana le interrogó:

—Vicente, ¿quién soy para ti? ¿Has considerado mis sentimientos alguna vez?

Vicente le contestó con impaciencia:

—Este asunto definitivamente tiene que ver contigo. ¡Es imposible que Valeria hubiera donado el talismán que le dio su madre! Diana, ya prometí no separarnos, espero que no te pases demasiado.

A su vez Diana tembló de ira.

Hoy Vicente hizo esto para defender a Valeria porque él sabía lo importante que era este talismán para Valeria.

Vicente todavía podía recordar que Valeria le había mostrado este talismán a él en el campus de la universidad:

—¡Vicente, mira! Mi madre me lo pidió. Ella también pidió un deseo.

Vicente sonrió y abrazó a Valeria en sus brazos, la brisa sopló el cabello largo de Valeria, emanando la fragancia del jazmín.

¡Qué bonitos eran esos recuerdos inolvidables!

Pero ahora todo había cambiado.

El clamor de Diana interrumpió el recuerdo de Vicente.

Diana siguió gritando:

—¿Entonces quieres dejar que nuestro bebé en la pobreza tan pronto como nazca solo por tu capricho? En el futuro, ¿le dirás a tu hijo que gastaste todo el dinero de la familia para comprar un puto talismán?

—No lo compré al final. Además, tengo más propiedad que eso.

—¡Entonces, compras ese talismán para esa puta!

—No entiendes lo importante que es el talismán para Valeria.

Diana estaba echando chispas. Estaba celosa de que a Viciente le importaba tanto esa zorra de Valeria y que había hecho tanto para defenderla..

—No entiendo que te amo tanto, ¿por qué no me amas? —continuó Diana—. Vicente, soy a quien debes proteger y amar.

Vicente se apoyó contra la pared, muy cansado.

—Mi paciencia ya llega a su límite. Estoy cansado ya, dejemos de pelear, ¿vale?

Diana dijo frustrada:

—¡Aún no puedes olvidar a Valeria! ¿Por qué? Ella ya no es virgen, ¿por qué no puedes quererme como a ti te gusta ella?

Ella no quería discutir más con él, porque se le había roto el corazón.

Cuando Diana salió corriendo, vio a Valeria, quien estaba sentada en la esquina.

Valeria debía haber escuchado la pelea entre ella y Vicente.

«De seguro esta zorra está regocijada por la pelea entre yo y Vicente.»

Diana estalló en ira y cogió la copa de vino en la mesa y la salpicó ferozmente a Valeria.

Valeria se quedó de piedra por lo que había oído, ni siquiera se dio cuenta de Diana.

«¡Diana está embarazada!»

Valeria estaba aturdida por el embarazo de Diana, por eso no vio a Diana aparecer frente a ella.

—¡Puta! ¡A la mierda!

Valeria se sorprendió, instintivamente dio un paso hacia atrás y cerró los ojos.

Cuando abrió los ojos, descubrió que no había vino tinto en su cuerpo.

«¿Qué ocurrió?»

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