NADIE COMO TÚ romance Capítulo 111

A Valeria le ardía todo el cuerpo. Ella no escuchaba lo que Aitor decía, y solo murmuraba con angustia:

—Ayúdame...

Los ojos de Aitor se oscurecieron más, este apretó su garganta y se inclinó, presionando a la caliente mujercita.

Besó sus labios rojos, se tragó todos sus susurros dolorosos y no paró de rozar sus labios finos.

¡Poco a poco Aitor sentía que Valeria le encendía el fuego en su interior!

Pero no detuvo sus movimientos. Esta era su primera vez con Valeria.

Aunque no quería que su primera vez con Valeria fuera impulsada por la droga, las cosas habían llegado a este punto y ya no podía aguantarse más.

Él la deseaba desde hacía mucho tiempo.

Sabía que Valeria tenía memoria e intuición a pesar de que estaba drogada, por eso quería darle lo mejor. Se volvió más gentil, dejó caer sus labios delgados sobre los sensibles lóbulos de la oreja de Valeria susurrando.

—Valeria, ¿tienes miedo?

Sintiendo el pesado cuerpo del hombre, Valeria no pudo evitar recordar lo que pasó hacía dos años.

Ese dolor de ser violada. Ella se acurrucó de miedo.

Notando su miedo y su resistencia, Aitor no se echó para atrás esta vez, sino que agarró su muñeca y la apretó contra la almohada, luego se acercó más cerca a sus oídos, soplando los alientos amorosos.

—No tengas miedo.

Su voz era baja y ronca.

—Sé que tienes un trauma, pero esta vez te ayudo a superarla.

Las palabras de Aitor parecían poseer un poder mágico fascinante, Valeria sintió que en instante se quedó hechizada, porque su cuerpo, que originalmente estaba tenso por el miedo, se relajó lentamente.

Aunque los efectos de la droga la hicieron sentir horrible, su último rastro de cordura aún sabía lo que sucedería a continuación.

Pero debido a que era Aitor, no le importaba...

Sintiendo la relajación de Valeria, una leve sonrisa atravesó los ojos de Aitor, y finalmente se dejó llevar por el impulso, acostándose con ella…

Esta noche estaba destinada a ser una feliz e inolvidable.

Valeria no sabía cuánto tiempo había pasado. Al principio estaba nerviosa y asustada, pero poco a poco empezó a cooperar y gozar del placer sexual.

Para ser honesto, en cuanto al sexo, había estado atrapada en la pesadilla de hacía dos años. Inesperadamente, esta vez por fin lo superó y disfrutó de la felicidad de pareja como una mujer común.

El calor en su cuerpo se desvaneció gradualmente. Como estaba tan cansada al final se quedó dormida.

Al día siguiente, Valeria se despertó con el frío.

No era ninguna sorpresa porque anoche Aitor puso el aire acondicionado al nivel más bajo.

Cuando Valeria se despertó temblando, vio a Aitor acostado a su lado, cuyo hermoso rostro dormido bajo el sol que entraba por la ventana era tan perfecto como una obra de arte tallada.

Valeria se quedó embobada por un tiempo, hasta que Aitor dijo en voz baja con los ojos cerrados:

—¿Has visto lo suficiente?

Entonces Valeria se dio cuenta de que Aitor se había despertado, quiso darse la vuelta de inmediato, pero antes de que pudiera hacerlo, el hombre la agarró por el hombro para llevárselo a su abrazo.

Valeria se chocó contra el pecho musculoso de Aitor, y no podía calmar sus palpitaciones aceleradas.

Aitor le dio un ligero beso en la frente y le preguntó en voz baja:

—¿Estás satisfecha con lo de anoche?

Valeria se quedó pasmada por un momento, ¡luego sus orejas se pusieron rojas!

—¡¿Satisfecha de qué?!

Bajo la timidez, murmuró enojada:

—¡Te has aprovechado de que estaba drogada!

—¿Sí?

Aitor no estaba molesto, y solo se rio.

—¿Por qué me parece que te he salvado la vida?

Valeria apretó los dientes y maldijo:

—¡Descarado!

—¿Soy un descarado?

Aitor sonrió feliz.

—¿Me darás más oportunidades de ser un descarado en la cama?

Valeria no pudo decir nada más por vergüenza.

Ella descubrió que Aitor solo aparentaba ser un caballero, ¡porque en el fondo era un sátiro!

Tenía vergüenza de contestarle esa pregunta, así que cerró la boca sin responderle.

Pero Aitor no la iba a dejar pasar, tomó su barbilla para obligarla a mirar hacia arriba, y le preguntó en voz baja:

—Respóndeme, Valeri.

Valeria se hizo más avergonzada, apartó la mirada y resopló.

—Pues dependerá de mi estado de ánimo.

Aitor se quedó desconcertado.

Aunque no era una respuesta afirmativa, esta podía ser la mejor respuesta que podía dar la tímida Valeria.

Abrazó a Valeria felizmente y susurró:

—Está bien, en el futuro te dejaré sentir más placer y dicha.

¡La cara de Valeria se puso roja como un tomate!

Pero al mismo tiempo, no podía negar que sentía una dulzura por dentro.

Finalmente salió del trauma de hacía dos años.

Incluso se le había pasado por la cabeza la idea de que no podía casarse y tener hijos como una mujer normal, pero no esperaba que finalmente conociera a un hombre que podía acompañarla para el resto de su vida y la podía sacar de la pesadilla.

Aunque no sabía qué cabrón le había drogado anoche, tenía algo de gratitud hacia esa persona.

Al sentir la temperatura en el cuerpo de Aitor y los fuertes latidos de su corazón, Valeria no pudo evitar abrazar la fuerte cintura de Aitor y susurrar:

—Aitor, creo que me gustas.

En realidad, se había dado cuenta de eso antes. Pero quería esconder ese sentimiento en el fondo, porque pensaba que Aitor no sentía lo mismo por ella.

Pero después de pasar tanto juntos, también se percató del sentimiento de Aitor. Por eso, decidió darse una oportunidad a sí misma y a Aitor.

Aitor, quien no esperaba que Valeria se le confesara, se sorprendió al respecto, pero enseguida, la abrazó con más fuerza, como si quisiera pegarse para no separarse nunca.

—Yo también siento lo mismo por ti —susurró en voz baja—. Creo que estoy enamorado de ti mucho más antes que tú lo sientes por mí.

Valeria se sorprendió, antes de reaccionar, Aitor de repente bajó la cabeza y la besó en los labios, bloqueando todas sus dudas.

Después del beso profundo, Aitor la soltó, con una leve sonrisa en su rostro, diciendo:

—Valeri, ¿volvemos a hacerlo sin efecto de la droga?

Antes de que Valeria tuviera tiempo de reaccionar lo de «volvemos a hacerlo», Aitor la volvió a besar.

Pronto, sus dudas fueron resueltas por las acciones de Aitor.

En los siguientes incontables días, cada vez que Valeria se levantaba de la cama con cansancio y placer de sexo, lamentaba por haberle dicho que sí demasiado pronto a ese hombre.

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