NADIE COMO TÚ romance Capítulo 104

No fue la primera vez que Valeria y Aitor se besaban, pero cada vez Valeria se ponía muy nerviosa.

Como no veía, parecía haberse vuelto más sensible. Por lo tanto, sentía mejor que nunca la invasión de los labios de Aitor, eso hizo que se estremeciera levemente.

Nadie sabía cuánto tiempo estuvieron besándose, cuando el hombre descubrió que la mujer en sus brazos parecía estar sin aliento por los besos dominantes, la soltó con mucho cariño.

Al ver a Valeria con el rostro sonrojado debajo del antifaz, Aitor se arrepintió de haberle puesto el antifaz. Quería ver los ojos de color de la coca cola de Valeria.

«Seguramente está más tímida que nunca, ¿o también tiene algunas ilusiones y alegría como yo?»

Al sentir el cuerpo ligeramente caliente de Valeria y la fragancia de su cuerpo, Aitor casi perdió el control nuevamente. Pero aun así frunció el ceño para contener su deseo.

Sin mencionar que Valeria todavía estaba herida en el hospital, el trauma que Valeria tenía con el incidente de hacía dos años también era un gran obstáculo.

Valeria, que yacía sin fuerzas en los brazos de Aitor, no sabía que casi había sido comido por el “lobo lujurioso” que tenía delante.

Al final, Aitor la abrazó, le besó el lóbulo de la oreja susurrando:

—Algún día te “comeré”.

Valeria se quedó atónita durante varios segundos antes de entender eso de “te comeré”. Se le enrojecieron más las mejillas.

Aitor descubrió que la mujer en sus brazos se estaba poniendo más caliente y se rio levemente, finalmente no le hizo nada más, le cubrió la colcha y susurró,

—Duerme.

Como Valeria se apoyaba en el pecho de Aitor, podía escuchar los fuertes latidos de su corazón, poco a poco se calmó de nuevo y se dejó llevar por la somnolencia.

Era realmente increíble.

Con Aitor a su lado, podía estar tan nerviosa que se le aceleraban a tope las palpitaciones, pero a la vez también podía estar tan tranquila como para dormir con calma a su lado.

Tuvo un sueño genial esa noche.

Lo que sorprendió a Valeria fue que Aitor realmente se quedó con ella en la sala durante los próximos días. A veces sus empleados vinieron a hablarle sobre trabajo de la empresa, pero por muy importante que fueran los negocios, Aitor no tenía intención de irse.

Además, todas las noches se acostaron en la misma cama que ella.

Valeria no se vio afectada al respecto, pero le preocupaba que los asuntos de su empresa se vieran afectados, por lo que al quinto día le pidió a Aitor que le solicitara el alta del hospital.

Cuando estaban realizando los trámites, Valeria preguntó en privado a la enfermera y se enteró de que Vicente se estaba recuperando genial, fue dado de alta unos días antes y se quedó en la casa de los Cabrera para ser cuidado por el médico de la familia.

Valeria exhaló un suspiro de alivio al escuchar que Vicente estaba bien.

No se preocupaba mucho por Vicente, pero después de todo, se había quedado herido por su culpa, si le pasara algo, tendría la consciencia culpable.

Después regresar a casa, Valeria se percató de que Estela y Sebastián no estaban en la casa, en su lugar había una nueva sirvienta que tenía aproximadamente la misma edad que Estela, quien también cocinaba comida deliciosa, pero era mucho más silenciosa que Estela.

Valeria no preguntó mucho por la desaparición de Estela y Sebastián.

No era tonta, el día del incendio descubrió que el fuego había sido prendido por alguien de la casa. Sabía que la casa contaba con guardaespaldas afuera y también había muchos guardias de seguridad en la comunidad de la villa, sin mencionar el equipo antirrobo de la villa por lo tanto, la mayor posibilidad era que alguno de la casa había prendido fuego.

Recordando la somnolencia anormal que sufría esa noche, suponía que este incidente podría estar relacionado con Estela y Sebastián.

Sus desapariciones confirmaba más su suposición.

En cuanto a los motivos de Estela y Sebastián, Valeria pensaba que debían ser instigados por otros.

Al principio sospechaba que era la gente de Julián, pero su abuelo no debería tener intenciones de hacerla daño, ¿pues sería Diego?

Valeria sentía dolor de cabeza con solo pensarlo. Las maquinaciones de las familias opulentas realmente eran muy complicadas. Al parecer había tenido la guardia baja en el pasado, como esposa de Aitor y miembro de la familia Cabrera, debería tener más cuidado y precaución.

***

En la mansión de la familia Cabrera.

En el estudio, Diego estaba sentado en su asiento con el rostro hosco, obviamente acababa de regresar del aeropuerto y estaba un poco cansado después de un largo viaje.

Frente a él estaba Vicente de pie, aún llevaba mucha gasa encima, cuyo rostro estaba un poco pálido.

Fue Vicente quien habló primero, con voz fría.

—¿Papá el incendio de la casa de Aitor es obra tuya?

Aunque Vicente era impulsivo, no era tonto. Después de todo, creció en la familia Cabrera. Había visto muchas maquinaciones desde niño. En los últimos días en el hospital, consiguió entenderlo todo.

—¿Y qué si es obra mía?

Diego no tenía intención de ocultárselo a su hijo.

El rostro de Vicente se torció levemente.

—¡Papá! ¿Tu objetivo es acabar con Valeria? Pero solo es una mujer inocente, ¿por qué quieres acabar con ella?

Mencionando a Valeria, la cara de Diego se puso más descontenta, golpeó la mesa y se levantó de la silla con cara de enojo.

—Vicente, ¿esta es tu actitud de hablar con tu padre? —rugió—. ¿Vas a rebelarte conmigo por una mujer?

Cuando Diego se enteró de que su plan de quemar a Valeria fracasó porque su querido hijo la había rescatado a toda costa, ¡se puso tan enojado que rompió varios jarrones!

«¡Estúpido hijo!»

—¡Papá, no me estoy rebelando!

Vicente palideció, pero siguió hablando,

—Es que Valeria realmente no hizo nada malo. Si solo quieres lidiar con Aitor, ¿por qué la involucras a ella?

—¡Tú qué sabes! —rugió Diego—. Aitor no ha tenido ninguna novia en todos estos años. La gente dice que no puede tener hijos, por lo que no es ninguna amenaza para nosotros. Pero ahora tiene a Valeria, si esta tiene algún hijo de Aitor, ¡¿crees que aún tenemos la oportunidad de competir con Aitor?!

El rostro de Vicente palideció.

—¡Imposible! Aitor es un discapacitado.

—¿Qué pasa si es un discapacitado?

Diego se ponía más irritable hablando.

—Aunque sea discapacitado, puede empezar de cero. El valor de mercado y el beneficio anual del Grupo Lustre están muy por encima de la filial de la familia Cabrera que yo dirijo. ¡Eso ya demuestra a todo el mundo que ni siquiera soy más competente que un discapacitado!

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