Mi pretendiente es mi EX-MARIDO romance Capítulo 48

Cuando terminó de decir colgó rápidamente el teléfono.

Doria miró la pantalla del teléfono que se oscureció. Abrió la boca y al instante se sintió impotente.

No temía que Carmelo le propusiera matrimonio a Claudia. Según su carácter. Claudia se lo había insinuado antes de forma tan evidente, pero él seguía fingiendo no entender y encontraba innumerables razones. Era obvio que mientras quería seguir con Claudia, quería salir con una amante.

Quería evitar ser responsable. Por eso, definitivamente, no le propuso matrimonio.

Es que en este momento no sabía cómo decirle a Claudia sobre el engaño de Carmelo.

Y así fue. Al cabo de media hora llegó el texto de Claudia. Parecía decepcionada: -Adiviné mal. No me propuso matrimonio. Sólo me regaló una bolsa. -

Doria pensó en las dos bolsas que Carmelo había comprado hoy en la tienda y se enfadó.

Tecleó rápidamente algunas palabras. Volvió a borrarlas todas.

Así, de un lado a otro, no supo cuántas veces lo borró.

Pronto llegó de nuevo el mensaje de Claudia: -Parece que todavía no puedo apresurarme. Esto es algo que no podemos forzar para que suceda. Carmelo dijo que me dejaría ir a casa con él el próximo mes. Creo que deberíamos hablar del matrimonio. Por cierto, hace poco vi unos vestidos de novia que me gustan especialmente. Te enviaré las fotos. -

Unas cuantas fotos de los vestidos de novia llegaron inmediatamente.

-Doria, ¿cuál crees que se ve bien? -

Doria borró las palabras que había escrito -Creo que todos son buenos. -

-Doria, ven y sé mi dama de honor. Serás la dama de honor más hermosa del mundo. -

Doria se rió - Idiota. No puedes ser dama de honor si estás casada. -

Sin mencionar que estaba muy infelizmente casada.

-¿Qué clase de matrimonio es ese? Es que Édgar es un tonto que no sabe lo que hace.-

- Ay, Carmelo me está llamando. Ya paro. Ve a hacer tus cosas. -

Doria colgó el teléfono y se desplomó sobre la mesa.

¿Qué es todo esto?

Hay tantos hombres desvergonzados en el mundo.

Al cabo de unos minutos, el teléfono de Doria volvió a sonar.

Le daba pereza moverse. Lo tocó y lo miró. Era Leila quejándose de Édgar.

Leila acababa de reservar un vuelo para ir de compras al extranjero. Antes de que pudiera calmarla de la emoción del viaje, Édgar ya le había conseguido una obra.

Atrapó sus alas invisibles.

Doria habló con ella durante un rato. Sólo entonces preguntó con cautela - Tengo una amiga... El novio de su amiga la engañó. Me preguntó qué decirle a su amiga. ¿Tienes alguna buena idea? -

Leila se apresuró a responder - Haz que tu amiga invite a su amigo a una cena totalmente verde. O que le envíe iconos verdes una y otra vez. -

-La amiga de mi amiga y su novio llevan años juntos. Es una relación muy estable. Si ella lo supiera debe estar muy triste. -

Pronto, el tema de conversación cambió de regañar a Édgar a regañar al idiota infiel.

Recién ahora Doria se enteró de qué se trataba el escándalo de Leila.

Era otra historia tonta.

Un hombre de una familia muy rica la perseguía. Leila no estaba interesada en él. Pero no pudo resistir el cálido saludo de ese tonto y sus considerables maneras. Con el tiempo, se sintió conmovida.

De repente, e inexplicablemente, Leila salió en las noticias sólo después de unos meses de estar con él.

Fue una noticia explosiva.

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