Si él no regresaba, ¿tenía que aguantar aquí todo el tiempo?
Fernanda miraba a Isidro, quien no entendía en absoluto la sugerencia, -Yo... estoy en mi período menstrual.-
Después de decir esto, esperaba esconder su rostro en la colcha.
Ella estaba discutiendo este tema con un hombre por primera vez, y Pedro estaba aquí.
Afortunadamente, Pedro lo entendía, tosía y decía, -Olvidé que algunas cosas aún están abajo, voy a traerlas primero.-
Fernanda levantaba la cabeza y miraba a Isidro al escuchar el sonido de la cierra de la puerta y descubría que todavía estaba serio, mirándola.
Ella fruncía el ceño, -¿Por qué me miras así? Eres tú quien me haces perder la cara delante de Pedro.-
Se cubría la cara y se recostaba en la cama.
De repente una mano se estiraba y la tomaba suavemente, debido a la menstruación, su mano estaba muy fría y era agarrada por su mano suave, -¡Pensé que estabas enojada con Manuel otra vez, por eso no comes!-
-¿Qué va?- Fernanda lo negaba y miraba a Isidro, -¿Es lo que dijeron? ¿Todos piensan así? ¿Estoy tan aburrida?-
Isidro miraba a Fernanda, -¿Entonces te has peleado con Manuel?-
Si no hubiera la pelea, Margarita no diría eso.
Después de todo, debía haber algún conflicto.
-Sólo estamos discutiendo.- decía Fernanda, -No es una pelea.-
-Es extraño.- decía Isidro, -Manuel no es una persona desobediente y tienes muy bueno carácter, ¿Por qué no se lleváis bien?-
Aunque a Manuel le criticaba la última vez, Manuel era el hijo de su hermana mayor, después de todo, a veces no podía hacer demasiado.
Fernanda se sentía culpable cuando Isidro le preguntaba.
Miraba a Isidro y decía, -¡Tal vez seamos enemigos al nacer! Isidro, ¿acabas de regresar? ¿Has comido?-
-Todavía no, me temo que te enojes, así que vendré a verte primero.-
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