Matrimonio de primera romance Capítulo 166

-¿Qué?-

Yadira tenía una cuchara en la boca y le miraba con confusión.

¿Qué significaba “no es que tú te parezcas a ella, sino ella se parezca a ti”?

Sin embargo, Delfino no tenía la intención de explicárselo, -Sólo lo digo por una vez, no sigas pensando en esas tonterías.-

-¿Qué dices?- Yadira se sacó la cuchara y se quedó en blanco cuando le preguntó.

-Lo he dicho.- Aunque el gesto de Delfino era hosco, sus ojos estaban mirando a otra dirección incómodamente.

Sin esperar a que Yadira hablara, se levantó, -Tengo cosas que hacer, tú sigues comiendo.-

Yadira estaba mirando a su espalda desaparecía en la puerta del restaurante, se dio cuenta de qué le había dicho, y lo que él quería decir.

Se dejó de comer, tiró la cuchara y le persiguió.

Corrió hacia Delfino y se detuvo frente a él, -Lo que acabas de decir, dilo claramente.-

-Lo dije claramente.- Delfino mantenían ese gesto inexpresivo en su cara.

Yadira no lo soltó, levantó su cabeza y le preguntó, -¿Quién se parece a mí?.-

Delfino giró la cabeza hacia otro lado y no dijo nada.

Yadira estaban muy contenta, aunque sabía que sus palabras significaban que Rosa se parecía a ella, temía haberle escuchado mal y quería confirmarlo.

Pero Delfino fue la persona que cumplía palabras, lo que dijo una sola vez, no lo volvería a decir.

Yadira le agarró la mano y no sabía qué hacer.

Había visto un vídeo antes, parecía ser una combinación de chicas mimándose en los dramas, ¿cómo se mimaban?

Yadira trató de coger su mano y susurró, -Dilo otra vez por favor...-

Delfino frunció sus ceños y retiró la mano con cara de disgusto, -Estoy ocupado.-

¿Cómo lo funcionaba para ablandar el corazón de un hombre?

Mentira.

Yadira respiró profundamente, y al segundo siguiente volvió a sonreír, se calzó las zapatillas y se dirigió al restaurante.

Delfino subió a la segunda planta, con una mano en la barandilla, observando a Yadira corriendo hacia el restaurante con una sonrisa en la cara, sus labios también se curvaron inconscientemente con la risa.

Después de que Yadira regresara al restaurante y se sentara, recordó que Delfino dijo que ella se parecía a Yadira.

¿Qué significaba “se parecía a ti”?

¿Rosa se parecía a ella?

¿Pero cómo podría Rosa parecerse a ella?

Además, ¿Delfino no conoció a Rosa antes de conocerla a ella?

Según la costumbre, ella debería parecerse a Rosa.

¿Podría ser que Delfino la hubiera visto antes y la conociera?

Esta posibilidad era demasiada imposible...

Durante la noche, Yadira encontró una oportunidad para preguntarle tímidamente, -Delfino, ¿me conociste antes?-

-¿Hmm?-

Delfino no le respondió y se inclinó para besarla.

Las palabras que quería decir fueron bloqueadas por su beso.

Unos dedos le desabrocharon la ropa, unos largos brazos le rodearon la cintura y directamente la tiraron a la cama.

La secuencia de movimientos fue hábil y fluida.

Yadira no olvidó lo que quería preguntar y aún no desistió en su empeño, -Todavía no has respondido a mi pregunta.-

-No te lo digo.- La respiración de Delfino era ligeramente jadeante, su tono era firmado y contenía vagamente un indicio de otras emociones.

Yadira estaba confundida en ese momento, y no fue capaz de entender qué era ese indicio de otras emociones.

Y Delfino no le dio esta oportunidad, y entró directamente con la cintura hundida.

Yadira soltó un grito despacio, y Delfino no podía esperarse de besarla.

Él no la había tocado durante esos días, así que cómo podía soportar este delicado grito suyo, por si acaso no podía resistirse, y ella no podía ir a trabajar mañana.

Yadira cómo saber lo que Delfino estaba pensando en su cabeza, sólo sentía que sus movimientos y ángulos eran cada vez más difíciles, simplemente no podía reprimir su voz.

Los ojos de Delfino, que ya eran tan oscuros como la tinta, eran como una marea profunda y oscura que se agitaba, gritando para devorarla.

Yadira también fue un poco difícil de soportar, gimió suavemente y giró su cintura para retroceder, Delfino pellizcó su cintura y besó el lóbulo de su oreja, su voz era ronca y dijo, -¿Quieres ir a trabajar mañana?-

-Sí.- Yadira asintió con su cabeza y sus ojos estaban confusos, sin saber por qué le preguntaba eso.

Delfino apretó los dientes, -Entonces no hagas ruido.-

Cuando acabó de decirlo, se hundió pesadamente, y a Yadira le hizo gritar su repentino movimiento...

Entonces, lo seguía sin parar.

Yadira sacó las manos del edredón, tenía la cabeza pesada, la espalda dolorida y sentía dolor en todo el cuerpo al moverse.

El hombre, que ya estaba completamente vestido, se acercó a la cama, le devolvió su delgado brazo al edredón, se inclinó y la besó en la frente, con un placer en su voz baja, -Mandaré a alguien que pida permiso para ti.-

Yadira entrecerró los ojos, alargó la mano y le agarró de la solapa, amenazando, -¡No te atrevas!-

Delfino levantó las cejas y sacó directamente su teléfono.

Yadira se avergonzó de repente, le dejó la solapa, le enganchó el cuello y se acercó a besarle, dijo suavemente, -Tengo que ir a trabajar.-

Delfino le dejó que le besarlo.

Una vez terminado el beso, Delfino dijo débilmente, -Entonces levántate y cepíllate los dientes.-

Cepillaba los dientes...

Si le disgustaba que no se cepillara los dientes, entonces no la besara.

Delfino la miró con una sonrisa, -Podía soportar que fueras tan fea antes, ahora simplemente no te has cepillado los dientes, no me importa.-

-Tú realmente sufres mucho.- Yadira abrazó el edredón y se sentó.

De camino a la empresa, Yadira se sentó paralizada detrás, sintiendo que su cuerpo se agotaba.

Realmente no podía meterse con él...

No era capaz de meterse con el hombre que había controlado por tanto tiempo.

Al salir del coche, vio a Perla que estaba a la puerta de la empresa.

Perla continuó con su estilo habitual de vestir, con un vestido escotado por dentro, medias negras y tacones finos, y un abrigo de una versión fina y bonita por fuera.

Yadira miró su chaqueta larga, así como las botas gruesas para el invierno.

Esta era probablemente la diferencia entre una mujer soltera y una mujer casada.

La chaqueta larga que llevaba era la que Delfino le había puesto rígidamente cuando salió antes.

En este mucho había un tipo de frío – Era el frío que Delfino pensaba que tenías frío.

Era raro que Yadira se sintiera un poco dolida cuando veía a Perla.

A todas las mujeres les gusta vestirse bien todos los días, las mujeres casadas también son mujeres.

Perla la detuvo directamente, -¡Yadira!-

-¿Qué pasa?- Yadira pensó que Perla iba a morir si no se metía con ella.

-¡No le digas al abuelo que me viste ayer en el Club Dorado!- Perla dijo con un tono de mando, y luego miró el vestido de Yadira.

Luego, se rio, -Yadira, ¿qué te vistes? Aunque Delfino pudiera, mirándote con tal vestido como si no fuera una mujer, no tiene nada deseo sexual en ti, ¿verdad?-

A Yadira directamente no le gustó, -¿Qué te importa si él puede o no?-

Perla no se dejó de relucir esas cosas delante de ella, lo que hizo que Yadira se molestara.

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