Héroe Retrasado romance Capítulo 30

En ese momento, todos se quedaron callados. Hei Hu siempre decía que eran sus hermanos, pero también sabían lo mucho que Hei Hu adoraba el dinero. Era muy codicioso cuando se trataba de eso. Entre ellos y el dinero, Hei Hu seguramente escogería el dinero. Sólo eran cien mil dólares. ¿Acaso sus vidas no lo valían? Habían trabajado tanto y arriesgado su vida por Hei Hu todos estos años, pero ahora él no podía ni siquiera pagar cien mil por cada uno. En vez de eso, prefirió abandonarlos.

—No puede ser. El hermano Hu no haría eso.

-Debe ser invento tuyo. El hermano Hu no nos abandonaría.

—El hermano Hu no lo haría...

Sus voces perdieron la fuerza y la confianza. Sólo en un momento como este entendieron cuánto valían para Hei Hu. Obviamente no valían nada. Había decepción en la cara de todos. Pronto se volvió desesperación y furia.

—Entonces, ¿qué quieres hacer?

El líder del grupo miró a Jiang Ning con los ojos rojos al preguntarle. Jiang Ning era poderoso. Tanto que daba miedo. Aunque Jiang Ning los matara, no podían sino culparse a sí mismos por su falta de habilidades. Sin embargo, sabían que Jiang Ning aborrecía la idea de matarlos él mismo.

—Nada. Sólo quería que vieran la realidad —respondió Jiang Ning con calma—. Ahora saben lo que valen para Hei Hu, ¿verdad? ¿Creyeron que los apreciaría por arriesgar su vida por él? ¡Pues no! Los despreció aún más. Los usaría como herramientas y los tiraría a la basura en cuanto terminara de usarlos.

«Ustedes no tienen de otra más que arriesgar la vida por él. ¿Por qué habría de pensar que cualquiera de ustedes le importa?

Las palabras de Jiang Ning les punzaban en el pecho. Era difícil de tragar, pero cada palabra era verdad. Se enojaban, palidecían, y se enojaban de nuevo. Era verdad que nadie ganaba nada por seguir a Hei Hu. Después de todo su sacrificio, apenas y se las arreglaban con lo que ganaban. Sin importar cuánto dinero ganara Hei Hu, ellos no recibían nada.

-Yo, por otro lado, puedo ofrecerles una salida.

Todos voltearon de repente.

—No me miren así, son demasiado inútiles para mis estándares. Pero, ya que todos tienen tanta energía, no es mala idea que trabajen en esta construcción.

-¿Ahora nos insultas? -Uno de los pandilleros no pudo evitar responder con enojo.

—¿Insultarlos? —Jiang Ning se rio con frialdad—, Dime, entonces, ¿qué más sabes hacer?

El hombre se calló. Además de pelear, no sabía hacer nada más.

-No lo olviden, su vida está en mis manos. Cada uno vale cien mil, así que pueden trabajar aquí hasta que los paguen. Luego, podrán irse.

-¿Estás dispuesto a dejarnos ir?

El líder del grupo estaba impactado. Había estado en muchas peleas en los círculos ilegales. Una vez que alguien caía en manos del enemigo, si no moría, seguramente quedaría incapacitado. Jiang Ning estaba dispuesto a dejarlos ir por cien mil cada uno. Eso eran 6.8 millones en total.

—En cuanto ganen los cien mil, podrán irse. No los detendré aquí aunque se quieran quedar. -Luego, Jiang Ning fue directo al grano-: Lo pondré en claro: terminen la fábrica en dos meses, luego pueden irse.

Intercambiaron miradas entre sí. ¿O sea que para él cada mes de trabajo valía cincuenta mil?

-¿Confías en nosotros? ¿No te preocupa que intentemos huir o que causemos problemas o arruinemos la fábrica? -preguntó el líder.

-¿Se atreverían?

Con eso bastó. Nadie dijo nada. Antes de esto, habían tenido que trabajar y arriesgar la vida por Hei Hu, pero él se quedaba todo el dinero. Ahora los había abandonado, así que no tenían que obedecer sus órdenes. Además, si ofendían a Jiang Ning, las consecuencias serían terribles. Recordaban muy bien que cuando Huang Yuming vino, se había dirigido a él con mucho respeto y le había llamado «Gran Jefe». Si Huang Yuming, que estaba al mismo nivel de Hei Hu, tenía que llamarlo Gran Jefe, por supuesto que era de temer. Aún más, los había convencido después de derrotarlos a todos él solo.

-Lo haré. -El líder fue el primero en gritar-. Espero que cumplas tu promesa.

-Yo también. ¡Carajo, lucharé por mi libertad!

—Dos meses para ganar cien mil y conseguir mi libertad. ¡Acepto!

Uno por uno, todos aceptaron. Sin importar lo que tuvieran que hacer, eran cincuenta mil al mes. Aquí, por lo menos, valían mucho más que antes.

En este momento, Lin Yuzhen tenía dolor de cabeza porque parecía que no iban a terminar a tiempo.

-¿Podemos contratar más obreros? Si no logramos terminar la fábrica en dos meses, no podremos colocar la línea de ensamblaje a tiempo.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Héroe Retrasado