Héroe Retrasado romance Capítulo 29

A esta gente sólo le importaba el dinero, por eso a Huang Yuming se le dificultaba lidiar con ellos. Pero Jiang Ning no lo veía así. Todo el que lo ofendiera estaba buscándose que lo mataran.

-Viniste a arreglar ese asunto, ¿verdad? -Huang Yuming fue directo al grano.

-Ja, ja. Todos nos movemos en los mismos círculos y no podemos evitar vernos las caras. -Hei Hu cruzó las piernas y se rio—: Vamos, director Huang, dame un poco de flexibilidad. Todo esto fue sólo un malentendido. Te invitaré una buena cena más tarde.

Huang Yuming se rio con frialdad mientras su expresión se ensombrecía. ¿Acaso Hei Hu pensaba que con una cena se podía arreglar esto? Si lo hubiera ofendido a él, habría espacio para negociar. Pero había ofendido a Jiang Ning.

-Hei Hu. -El tono de Huang Yuming se volvió casi helado—. Todavía no entiendes. Si me hubieras ofendido a mí, estaría dispuesto a darte oportunidad. Pero ofendiste a alguien más.

Esto tomó a Hei Hu por sorpresa. ¿Había alguien más? Ese maldito bastardo de Lin Qiang no le contó nada.

-¿Alguien más? -Lo tomó con la guardia baja, pero Huang Yuming debía conocer a esta persona. -El director Huang conoce a esta persona, ¿verdad? ¿Podrías interceder por mí y pedirle una concesión?

Era algo dificultoso y quizás tendría que pagar, pero podría salirse con la suya.

¡BAM!

Contrario a lo que esperaba, Huang Yuming golpeó la mesa con violencia y se paró para gritarle:

-¿Quieres que él te dé una concesión? ¡No cumples con los requisitos para pedir eso!

El golpe le provocó escalofríos a Hei Hu. Nunca había visto a Huang Yuming así de enojado. ¿Quién era ese tipo?

¿A qué se refería Huang Yuming con que no podía pedir algo de flexibilidad?

-Huang Yuming, deja de bromear.

Su expresión también se volvió fría. Los dos eran viejos lobos de mar en los círculos ilegales, así que no le temía a Huang Yuming.

—No estoy bromeando —se rio Huang Yuming con frialdad-, 6.8 millones. En cuanto esté el dinero, puedes llevarte a tus hombres y consideraré este asunto cerrado. Esas son las condiciones actuales. Después de hoy, el asunto no se resolverá con tanta facilidad.

»Hei Hu, ya que pertenecemos a los mismos círculos, déjame darte un consejo: no juegues con fuego porque podrías morir quemado.

De repente, Hei Hu se levantó y soltó una risa fría y enérgica.

—¿Esta advertencia es tuya o de esa otra persona?

Nunca creyó que todavía hubiera alguien en Donghai que se atreviera a amenazarlo así. Él conocía a todos los grandes jefes del círculo. ¿Quién se atrevería a hablarle así? Ni siquiera Huang Yuming.

Huang Yuming no quiso decir más. Ya había sido muy amable al darle ese consejo. Si Hei Hu todavía no sabía lo que le convenía, era su problema.

Hei Hu asintió.

-Está bien. De acuerdo. Veremos quién carajos se atreve a tratarme así en toda Donghai, director Huang. ¡HUM!

Iba a dejar a esos sesenta y ocho hombres así como así. No creía que Huang Yuming los mataría de verdad. Hei Hu se fue furioso y Huang Yuming no dijo nada más. Ya sabía que Hei Hu pensaba con la cartera, que sólo lo tomaría el dinero de otros, y era imposible quitarle nada a él. Y ahora, la vida de sus hombres estaba en peligro.

-La avaricia cuesta, Hei Hu -murmuró Huang Yuming con tranquilidad.

No perdió más tiempo y le llamó a Jiang Ning para explicarle la situación. Después, llamó a unos de sus subordinados:

-Les he cuidado las espaldas durante muchos años, es hora de poner manos a la obra.

De vuelta en la construcción.

Lin Yuzhen estaba hablando con los trabajadores sobre unos detalles, el calendario y la calidad del trabajo. Sus estándares eran muy altos y no iba a comprometer ni la más mínima cosa. Se veía adorable cuando trabajaba con tanta seriedad.

Jiang Ning colgó la llamada de Huang Yuming. Hei Hu había rechazado su oferta. Fue con los sesenta y ocho hombres, que se pusieron a temblar del miedo.

-¿Qué? ¿Qué quieres?

-¿Te atreverías a matarnos?

—¡No te acerques!

Todos estaban aterrados de Jiang Ning.

-Ustedes no lo valen. -Y continuó con calma-: Estoy aquí para decirles que sujete, Hei Hu, los ha abandonado.

—¡Imposible!

—El hermano Hei Hu no se rendiría!

-Deja de intentar separarnos. El hermano Hu dijo que todos somos hermanos.

El grupo enteró siguió gritándole a Jiang Ning; tantas voces que confiaban en Hei Hu. Jiang Ning solamente sonrió y sacudió la cabeza:

-Han estado aquí todo el día. ¿Ya vino a rescatarlos? Dije que cada uno de ustedes valía cien mil y los liberaría en cuanto tuviera el dinero, pero él rechazó la oferta.

Díganme, ¿le importa más el dinero o ustedes?

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