Héroe Retrasado romance Capítulo 26

En cuanto dijo eso, Jiang Ning hizo su movida. Dio un pisotón con tanta fuerza que la superficie del suelo pareció temblar. Entonces, se volvió casi una sombra al hacerse camino con rapidez hacia el grupo.

-¡Tú te lo buscaste!

-¡Muere!

-¡Mátenlo!

—¡Al ataque!

Había sesenta o setenta hombres y se lanzaron como locos hacia Jiang Ning, blandiendo sus bates. Nunca habían visto a nadie tan despreocupado de morirse. Se había abalanzado contra ellos él solo. Si no lo mataban, no podrían caminar con la frente en alto nunca más.

-¡Jiang Ning!

Lin Yuzhen estaba en shock. No esperaba que él se lanzara así. ¡Eran sesenta o setenta! ¿Cómo podría contra ellos él solo? ¡Era demasiado peligroso!

-Señorita Lin, deberíamos llamar a la policía.

El señor Xu y los demás encargados estaban muertos de miedo. Nunca pensaron que algo así sucedería. Jiang Ning podría morir. Sacó su teléfono y estaba a punto de llamar a la policía, pero un estruendo lo hizo levantar la mirada.

El puñetazo de Jiang Ning era una locura, tan fuerte como un dragón. Sólo necesitó eso. Los pandilleros que lo enfrentaban volaron por los aires. Ni siquiera tuvieron oportunidad de gritar de dolor porque todos quedaron inconscientes al instante.

¡PUM! ¡PUM! ¡PUM!

Jiang Ning no tenía una técnica sofisticada, sólo los movimientos más básicos. ¡Un puñetazo! Cada que daba uno, un pandillero salía volando y caía inmóvil.

En un abrir y cerrar de ojos, había varios hombres tirados en el suelo. Los que quedaban estaban aturdidos. Este tipo no podía ser humano. Era más como un dragón con forma de humano. Era espeluznante. Pero no parecían muy preocupados. Eran tantos, ¿por qué tendrían que temerle a un hombre?

Sin embargo, Jiang Ning no se veía cansado y cada golpe era más feroz que el anterior. Sus puños eran las armas más terribles del mundo.

¡PUM! ¡PAM! ¡PAM!

Jiang Ning los despachaba con rapidez. Ya había echado a volar a más de treinta. Los pandilleros empezaron a tener miedo. ¡Por fin tenían miedo! Después de ver al que estaba a su lado volar por los aires y caer al suelo, echando espuma por la boca, no podían sino temblar de miedo. Definitivamente este tipo no era humano.

—¡Ataquen! ¡No se rindan! ¡No retrocedan! ¡Está solo! ¡Mátenlo!

El líder del grupo gritaba con todas sus fuerzas y su voz se estremecía. Pero los que estaban detrás de él seguían

retrocediendo. ¿Quién se atrevía a acercarse?

¡PUM!

Con un gran estruendo, hasta los hombres que estaban delante de él acabaron tendidos en el suelo, con el pecho hundido. No podía distinguirse si estaban muertos o sólo inconscientes. De repente se dio cuenta de que era el último en pie. Silencio. Toda la obra estaba en silencio. No se oía ni el vuelo de una mosca. Y eso no tomó mucho tiempo.

Lin Yuzhen y los encargados estaban igualmente impactados. Era como si estuvieran viendo una película. Miró su teléfono y no había pasado ni un minuto.

—¿Quién rayos eres?

El líder sintió que las piernas le temblaban de miedo. Estaba aterrado. Jiang Ning no era humano, ¡era el mismísimo diablo! ¡Definitivamente lo era!

¡PAF!

Jiang Ning hizo lo suyo, se acercó al hombre y lo abofeteó con tal fuerza que lo hizo caer.

-¿Cómo te atreves a traer problemas? -resopló Jiang Ning con frialdad-. ¿Qué no sabes que este es el proyecto de mi esposa?

Al hombre se le hinchó la cara al instante. Apretó los dientes.

-¿Te atreves a golpearme?

Jiang Ning entrecerró los ojos. En un segundo, el aire se llenó de un olor a sangre. Era como si hubiera una fosa común detrás de él. El ambiente era terrorífico, era difícil respirar. El líder sintió como si lo ahorcaran y sufrió un gran dolor.

-¡Tú... no te atrevas a hacer una locura! Mi jefe es Hei Hu.

-¿Hei Hu? Jiang Ning frunció el ceño.

El líder exhaló de alivio cuando vio la expresión de Jiang Ning. Como esperaba, en cuanto dijera quién era su jefe, no habría nadie en toda Donghai que se atreviera a enfrentarlo.

-No lo conozco.

¿Quién lo diría? La respuesta de Jiang Ning dejó al líder en ridículo. Antes de que pudiera reaccionar, Jiang Ning le puso el pie en el pecho y lo mandó por los aires de una patada. Se escuchó un crujido terrible cuando se le rompieron las costillas, y ni siquiera sabía cuántas se habían roto. Perdió el conocimiento al instante.

Lin Yuzhen estaba pasmada. También los encargados de proyecto, los técnicos y los obreros quedaron anonadados después de presenciar eso. En sus rostros no cabía nada más que la incredulidad. Todos se preguntaron si estaban filmando una película.

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