Esposa falsa de Simón romance Capítulo 1056

-¿No te vas a casa?

Bernabé parpadeó inocentemente, -Por favor, tía Naomí.

Jorge había aceptado que Bernabé pasara un tiempo con Naomí.

Últimamente estaba bastante feliz con su hija Raquel, aunque ésta seguía sin tratarle muy bien.

-Bien, puedes quedarte aquí todo el tiempo que quieras.

Naomí recogió la bolsa de equipaje de Bernabé y subió las escaleras.

Entonces se encontró con una vecina, que vivía al lado.

-Naomí, ¿es el hijo de tu amigo?

Naomí sacó una sonrisa, -Sí.

La vecina mayor vio la pequeña bolsa en la mano de Naomí.

-¿Qué es esto?

Naomí escondió la bolsa a su espalda, -Nada, por cierto, tu amiga te sigue esperando abajo.

Cristina se fue murmurando.

-Tía Naomí, ¿dirá algo malo de ti? -dijo Bernabé con cierta preocupación.

-No -a Naomí le daba igual lo que pensara la gente, si no, no habría sido amiga de Xenia cuando ésta fue el objetivo de todo el mundo en la empresa.

-Tía Naomí, creo que debo ir a casa -susurró Bernabé.

Naomí hizo una pausa y dijo, -No, quédate conmigo, no te importa lo que diga la gente.

Cuando terminó, Naomí le entregó una muda de ropa a Bernabé.

-Ve a ducharte, y después de cenar te quedas para la tele, ¿vale?

Bernabé no quería ver la televisión ni irse a la cama tan temprano, pero no podía discutirlo.

***

En pocos días todo el mundo en la ciudad vieja sabía que Naomí había traído un niño a casa.

Los padres de Naomí llevaban mucho tiempo viviendo aquí y conocían bien a muchos de los vecinos, manteniendo un educado ir y venir.

Todos de aquí conocían la situación familiar de los demás y la convertían en una conversación diaria.

Esta vez, sin embargo, según las palabras de aquellos ancianos, Naomí había sido abandonada por un hombre después de cinco años en el extranjero y había vuelto a casa con un hijo ilegítimo.

A Naomí le sorprendió estos cotilleos.

Simón y Jorge también estaban muy enfadados.

Porque Bernabé fue calumniado como hijo ilegítimo.

-Nuestra vecina quería presentarte a un hombre, pero ahora...

Brisa no supo cómo se sentía Naomí y echó leña al fuego.

-Bernabé no es un hijo ilegítimo, ¡lo sabes!

-Pero no los demás. Hasta yo pensaría que es tu hijo si no fuera tan lindo.

Naomí no podía hablar por el agravio.

-Hija, no les importa la verdad, y no la creerán. Para consolarse, ¿entiendes?

Naomí guardó silencio.

No esperaba que sería tan ridículo.

-¿Vas a dejar que siga viviendo aquí?

-Bernabé es sólo un niño y no puedo dejar que se altere.

-Así es, así es la vida -coincidió Brisa.

-¿Y no te importa?

-Claro que no, de todas formas no quieres casarte y no puedo hacer nada al respecto.

De hecho, los cotilleos podrían haber ahorrado a Naomí muchos problemas.

Si todos pensaran que Bernabé fue su hijo, dejarían de presentarle hombres.

-Bueno -Naomí se encogió de hombros.

-Parece que realmente no te vas a casar -dijo Brisa con impotencia.

-Pero puedo mantenerme, y no será mi única opción el matrimonio.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposa falsa de Simón