El Prohibido Amor de un CEO romance Capítulo 60

Sumergidos en ese beso tan cálido, tan hermoso, tan suave, Dániel y Emily tuvieron la sensación de que el mundo desaparecía y solo estaba ellos dos.

Un beso absolutamente cargado de amor delicado, no arrebatado, no desesperado.

No era de los que hacían daño y dejaban sin aliento y dolían hasta las lágrimas.

Se separaron poco a poco y aún con los ojos cerrados sus frentes de unieron, incapaces de verse a los ojos.

Dániel tomó la mejilla de Emily con su mano y miró a la niña aún con los ojos cerrados.

Ese beso había sido todo lo que él había soñado, esperado, deseado.

Y ella le había correspondido!

Sus miradas se entrelazaron.

Sin palabras, sus ojos decían mil cosas a la vez.

Sorpresa, inquietud, esperanza, pero sobretodo amor.

Solo amor.

"Emily!"

"Llegó el manager de las chicas del grupo!"

Una chica del equipo gritó desde el segundo piso rompiendo la hermosa atmósfera que los envolvía devolviendolos a la realidad.

"Debo, hum..."

"Debo ir Dániel."

"Tu descansa, yo..."

La niña quería terminar sus palabras pero por más que se esforzaba se le quedaban atrapadas en su garganta.

"Iré contigo, me siento increíblemente mejor."

Poniéndose de pie, Dániel le extendió una mano.

Emily se la dió, por lo que ambos entraron de la mano a dónde el manager de las chicas los esperaba.

En toda la tarde de trabajo, las miradas furtivas y ligeros coqueteos entre los dos fueron evidentes para todos.

Cerca de las cinco de la tarde, Dániel recibió una llamada de Tommy.

Su amigo le decía que llevara a Emily a dónde la había citado para darle información de su familia.

"Estás loco?"

"Te reconocerá!"

Dániel comentó tapando el celular con su mano.

El chico veía de reojo para que nadie lo escuchará y mucho menos Emily.

"No iré yo, que me crees estúpido?"

"Irá otro cliente, solo lo aleccioné un poco en lo que debe decir."

"Tu estarás ahí, él sabe que irás."

Respondió Tommy secándose el sudor de la frente mientras veía a la chica que estaba recostada en la cama.

"Que haz podido averiguar?"

Preguntó Dániel.

"No ha querido hablar aún pero al menos ya gritó mi nombre."

Comentó Tommy entre risas malévolas.

"Eres un niño."

Pensó y comentó Dániel.

"No la tortures demasiado."

"Podría sernos útil como infiltrada."

"Piénsalo...ella sabe dónde está Paúl."

Dániel habla mientras observa a Emily guardar sus cosas para irse.

"Te veo luego."

Daniel termino la llamada.

"Dániel, debo irme, puedes llevarme a la oficina por favor?"

Preguntó Emily apenada aún.

"Claro!"

"A dónde vayas hoy te acompañaré."

"Puedo acompañarte?"

Preguntó cómo niño, Dániel.

"Pero..."

Dániel la miró haciendo pucheros, por lo que Emily aceptó.

Pronto, los dos estaban entrando al lugar donde el investigador la había citado.

Un hombre de las mesas traseras levantó la mano y ambos se dirigieron a dónde estaba.

"Señorita Emily Mu?"

Preguntó el hombre que vestía un impecable traje negro.

"Si, soy yo, usted es el investigador privado?"

Preguntó ella contrariada, pues su voz era diferente a la de las llamadas.

"No, solo soy un mensajero."

"Esto es para usted, puede leerlo aquí o en su casa."

"Tengo información muy básica de usted solamente."

El hombre le extendió una memoria USB negra junto con un sobre blanco que contenía algunos papeles y fotos.

"El investigador le pide más tiempo para encontrar a su familia más cercana."

"Ya tiene la pista de ellos, pero al parecer están escondiéndose deliberadamente."

"Por eso es que le pide tiempo y en cuanto a su paga, está es la cifra que cobrará o puede acceder a otro trato."

Dániel arqueó una ceja y se reclinó amenazadoramente hacía el hombre cuando escuchó las palabras "otro trato."

"A qué se refiere?"

Preguntó Dániel molesto con Tommy.

"Me las pagarás Tommy cuando llegue al departamento."

Pensó Dániel.

"A qué ella pueda ser como yo."

"Un mensajero o alguien que recoge materiales de clientes."

Emily recordó a la chica que había recogido su reloj y el dibujo de su colgante la vez pasada.

"Le hablaré directamente al investigador cuando haya leído la cantidad y lo que tenga de información."

Comentó Emily terminante antes de levantarse para irse.

Dániel la siguió.

"Gracias."

Fue lo único que ella dijo.

Emily caminaba rápido a su departamento y Dániel la seguía de cerca.

"Emily, estás bien?"

Preguntó el chico al verla con el ceño muy fruncido como si le molestará algo.

Emily siguió caminando hasta llegar a un callejón entre edificios.

Puso una mano en una pared y con la otra agarró con fuerza los papeles.

"Emily, que pasa?"

"Dime por favor."

Rogó Dániel.

"Tengo miedo."

"Tengo miedo Dániel."

Fue lo que ella dijo después de inhalar y exhalar varias veces tratando de calmarse.

"No tengas miedo, yo estoy contigo."

"Yo te protegeré."

Aseveró Dániel abrazándola.

Le quitó los papeles de la mano.

Emily sentía miedo de lo que podría averiguar.

Su familia no la habría querido por eso la habían dejado abandonada en ese orfanato?

O tal vez la habían secuestrado junto con su hermano?

Escapaban de algo?

Sus sueños, donde se veía como una niña en esa playa...

Serían ciertos o eran una invención de su imaginación?

Quería saber pero no quería saber a la vez.

"Vamos a tu departamento y lo averiguaremos juntos, te parece?"

Comentó Dániel acercando su boca a la de la niña.

El beso volvió a llevarla a un lugar de ensoñación dónde solo estaba ellos dos y el mundo desaparecía.

Parecía un cliché de las novelas de amor o Doramas pero era cierto.

El beso de Dániel le hacía olvidar todo a su alrededor.

Incluso sus problemas y miedos.

Dániel con ese amor los alejaba de ella.

"Está bien."

Suspiró Emily aún pegada a los exquisitos labios de Dániel.

Una sonrisa en los labios de Dániel la alegró.

Con un rápido beso de él, caminaron de la mano más tranquilos al departamento.

Cuando entraron, Emily se dió cue ya de que ni Flora ni Ryan estaban ahí.

Emily se sentó y dejó las cosas la mesa.

Seguía resistiéndose a ver lo que contenían.

"Y si me hago más daño al ver esto?"

Pensaba ella cuando los celulares de ambos sonaron al mismo tiempo, produciendo un sonido muy curioso.

"Señor Carl?"

Respondió Emily mirando a Dániel quien ponía los ojos en blanco al ver quién lo llamaba y salía al balcón a contestar.

"Emily, se que ya debes estar en casa pero recuerdas el proyecto extra que te encargó el jefe?"

Preguntó Carl sentado en la silla de su oficina mientras tomaba un café.

"Si señor Carl, hoy me lo mencionó pero usted dijo que después yo..."

Respondió la niña.

"Lo sé Emily, lo lamento."

"El jefe quiere verte en su oficina de inmediato para discutir contigo sus preferencias y detalles."

"Habrá un bono extra y este trabajo aparecerá en tu portafolio profesional"

Se apresuró a decir Carl.

"Maldito seas Edward."

Pensó Emily.

"Entonces iré a verlo enseguida, pero el CEOaún estará en su oficina?"

No quería ir y no encontrarlo.

"El jefe está aún trabajando, no olvides llevar tus materiales."

"Te veré mañana en la casa demás chicas, iré a supervisarlos un momento."

Carl terminó la llamada.

Emily buscó a Dániel quien golpeaba el barandal con el puño y se veía enojado.

Cuando entró de nuevo al departamento, Dániel observó a Emily recoger sus cosas.

"Emily, debo irme."

"Tengo un asunto que resolver."

"Lo siento, se que dije..."

Se excusó Dániel pero Emily se acercó a él.

Silenció sus palabras poniéndole un dedo en la boca.

"Debo salir también, me han pedido que trabaje en otro proyecto urgente."

"Nos vemos mañana en la casa."

Determinó Emily tomando sus cosas antes de caminar a la puerta.

"Vendré por ti."

Respondió Dániel antes de volver a besarla.

"Besas tan bien."

Pensaron ambos cerrando los ojos y abrazándose para hacer más profundo y duradero el beso.

Dániel se despidió de ella.

Emily tomó un taxi hacia la oficina de Edward.

Con cada tramo que avanzaba el auto más nerviosa se ponía Emily.

Su pobre corazón latía con miedo.

Pero era una buena oportunidad para aclarar muchas cosas con Edward.

Edward desde su ventana observó cuando Emily descendió del taxi y espero hasta que entrara en el edificio.

Él también se sentía nervioso de volver a tenerla cerca.

Sentado trataba de recordar porque se habían distanciado tanto.

Porque?

Tocaron levemente a la puerta y Elaine, su secretaria entró seguida por Emily.

"Señor Situ, la señorita dice que tiene cita con usted pero en mi agenda no tengo nada."

"Retiraré Elaine, gracias."

Habló con seriedad Edward quien puso los codos en el escritorio.

Entrelazó sus manos para estudiar a Emily.

Se veía diferente vestida de traje sastre de falda y saco.

Nada que ver con sus atuendos cuando trabajaba sirviendo solo té en esa empresa.

Emily a su vez también lo veía con detenimiento.

Se veía algo cansado, pálido y tenía un leve rastro de ojeras, pero seguía siendo extremadamente guapo y altivo.

Con su característico traje azul oscuro que asentaba muy bien sus facciones junto con su fuerte y delgado físico.

Ese pensamiento la hizo estremecer.

Era un mal momento para recordar su cuerpo, sus manos,sus besos apasionados que la volvían loca.

Su voz, esas vacaciones juntos...

"Felicidades por ganar ese proyecto, si mal no recuerdo es tu grupo favorito de música no es así?"

Preguntó Edward muy frío.

"Así es señor Situ."

Respondió Emily, marcando distancia y poniéndose a la defensiva.

"Señor Situ?"

"Bien, entonces quiero encargarle señorita Mu un proyecto para el departamento que tengo en Golden Osmanthus."

"Es el departamento frente al mío."

Comenta Edward como si estuviera haciendo una transacción con otra persona.

"Me comentó el Señor Carl que habrá un bono de dinero señor Situ."

"Quiero que hablemos de un plan de pago por la operación de mi padre que usted pagó, no quiero deberle nada."

Emily no supo de donde sacó tanta fuerza para decir toda la oración junta.

"Es eso lo que te preocupa?"

"Deberme dinero por la operación de tu padre?"

Edward se levantó de su silla.

El hombre se quedó de pie con una mano en el bolsillo.

"Si, es por eso que usted pidió que le modelara los vestidos de novia no es así?"

"Usted lo dejo muy claro."

Emily dejó sus cosas en un sillón cercano y recuperó algo de su confianza.

Ella no iba a dejar que Edward le volviera a hacer daño.

"Estabas ahí y se me ocurrió, no fue gran cosa, no lo tomes personal, supéralo, Emily."

Respondió Edward minimizando el incidente.

"De acuerdo, pero necesito que me de un plan de pagos para poder liquidar la suma que haya pagado y poder restituirle el dinero."

Respondió Emily sentándose en el sillón y sacando una agenda junto con su celular para poder hacer cuentas con él.

"De acuerdo."

Coincidió Edward quien con calma fue a su escritorio.

Tomó con sus manos su costosa pluma engarzada en oro y escribió con su elegante letra una suma.

Le extendió el papel a Emily a quien se le cayó el alma al suelo al ver la cifra plasmada en el.

"No es posible!"

"Está no puede ser la cifra!"

"No..."

"Es demasiado dinero!"

"Pero..."

Emily respiraba agitada y nerviosa.

"Elaine, tráeme el recibo del hospital que tú firmaste por favor."

Pidió Edward por su interfón hacía su secretaria quien se apresuró a llevarle un papel.

"Dáselo a la señorita por favor."

Ordenó Edward.

Así lo hizo la secretaria, quien se retiró cerrando la puerta.

Emily estudió el papel, la fecha, el sello del hospital, el paciente..

El costo era el mismo.

"Está bien, pagaré todo, el bono ayudará."

Respondió Emily quien se puso a hacer cuentas en silencio mientras Edward la observaba aburrido.

El hombre caminó a su escritorio y sacó de un cajón una carpeta con medidas, especificaciones de telas, muebles, entre otras cosas.

Ambos se extendieron al mismo tiempo la hoja y la carpeta.

Los dos tomaron las cosas y las leyeron con calma y en silencio.

"Un cuarto de bebé?"

"Una habitación matrimonial?"

Pensó Emily.

"De verdad piensa pagarme."

Pensó Edward viendo sus anotaciones.

"Señor Situ."

Comenzó diciendo con voz baja Emily.

"Podría buscar a otra diseñadora."

"Yo no tengo experiencia en cuartos de bebés."

Emily quiere evitarse verlos a Edward y a Shirley felices hablando de su hijo frente a ella.

"No está sujeto a discusión, tendrás un equipo de tres personas para esta sencilla tarea."

Respondió a secas Edward.

"Ellos se encargarán de cargar y acomodar muebles."

"Tu solo diseñaras los espacios y los colores y demás cosas, es una orden."

Impuso Edward.

"Y en cuanto al bono y plan de pagos?"

Preguntó molesta Emily.

"Hablaremos de ese bono después de ver el departamento terminado."

"Toma, estas son las llaves, ya conoces como llegar y cuál departamento es."

Edward le dió las llaves que ella reconoció.

Esas llaves se las había dado aquella chica, la vez que le informó que ese departamento frente al de Edward se lo daba a ella para que lo diseñará.

Nunca había sido suyo realmente.

Fue solo la ilusión que Edward le habia hecho creer.

Pero ahora la humillaba una vez más haciéndola diseñar el cuarto de su futuro bebé con su prometida.

"Entonces porque me duele oír qué va a tener un bebé con su prometida?"

"Me hizo probarme vestidos de novia para ella y ahora esto."

Pensó muy dolida Emily.

"Tus promesas son basura!'

"Eres un bastardo en toda la extensión de la palabra."

Determinó Emily en su mente enojándose todavía más por la actitud de Edward.

"Aunque si quisieras terminar de pagar más rápido siempre podemos llegar a un acuerdo tu y yo como antes."

Sugirió Edward.

Emily le dió la espalda para recoger sus cosas e irse pues ya no aguantaba seguir hablando con él y sus insinuaciones.

"No."

"Prefiero pedir prestado y trabajar más duro."

"No quiero...mmhh..."

Pero antes de terminar sus palabras

Edward la giró hacia el para besarla a la fuerza.

Al principio Emily trató de soltarse de su agarré.

Lo golpeó en el pecho y trató de apartarlo pero...

Ese beso convirtió su ira en pasión.

Una pasión que la quemaba y la arrasaba completamente.

Dejó de luchar, pero no abrazó a Edward.

En su mente, la imágen del beso amoroso de Dániel se repetía y se comparaba con el de Edward.

"Te odio...odio lo que me haces sentir"

Pensaba Emily cuando por fin Edward la soltó.

Emily retrocedió hasta quedar pegada a la puerta.

"No podemos hacer esto ya."

"Estás comprometido y vas a tener un hijo no es así?"

Las palabras de Emily son temblorosas.

"Yo no soy..."

"Lo que quieras que sea."

"Yo no puedo ya."

"Ya no."

Emily trataba de calmarse después de ese beso.

Seguía besando tan malditamente delicioso.

Seguía despertando sentimientos en ella.

Seguía despertando calor en su cuerpo.

"Podemos si yo quiero y resulta que yo quiero."

Edward la aprisionó contra la pared.

Emily rehuía ver sus ojos.

Esos ojos feroces que la hacían sentir nerviosa.

El calor de su cuerpo se irradiaba hacía ella, era una atracción demasiado fuerte.

El recuerdo de las noches y días que pasó con él en Golden Osmanthus y en las vacaciones regresaron a ella.

"Mírame."

Ordenó Edward buscando sus ojos.

Emily se armó de valor y coraje para verlo a los ojos, pero apartó la mirada de inmediato.

Hacía tanto que no estaba tan cerca de él y tan lejos a la vez.

Era como si se acercaran y los alejaran a la vez.

"Déjame ir, trabajaré en tu maldito proyecto y lo acabaré lo más rápido que pueda para pagarte."

Dándole un empujón que lo hizo perder un poco el equilibrio, Emily tomó a toda prisa sus cosas y quiso abrir la puerta pero Edward la bloqueaba.

"Abre la puerta."

Exigió Emily completamente enojada.

Edward con calma le quitó su bolsa, su mochila con sus materiales y las dejó en el sillon nuevamente.

Seguía teniendo ese sabor a fresas en sus labios que tanto le gustaba.

Emily se veía más linda, tal vez porque hacía tiempo no la veía tan cerca.

O por su embarazo.

Edward cambió su actitud y le apartó con cuidado el cabello de su hermosa carita.

Sus labios rojos y tez blanca con mejillas rosadas le fascinaba.

No sé parecía en nada a Shirley con su maquillaje pesado.

Y su arrogantemente grosera forma de ser.

Edward dió gracias de que Emily fuera la madre de su futuro hijo.

Edward sabía lo dulce, cariñosa, amable y tierna que podía ser Emily.

Se imaginó la excelente mamá que sería y la sorpresa que tendría cuando supiera que ella misma diseñó el departamento para ellos y su hijo o hija.

Ajena a sus pensamientos Emily solo buscaba la manera de salir, pues lo conocía muy bien y sabía que tan perversas podían ser sus intenciones.

Cuando quería podía ser tan malvado como guapo.

"Cálmate o harás que se enoje."

"Cambia tu actitud."

Emily respiró hondo y trató de actuar relajada.

"Señor Situ.."

"Edward, no señor Situ."

Contestó él.

"Está bien Edward.'

"Pondré todo mi empeño en su proyecto, por favor considere mi plan de pagos por la operación de mi padre."

"Si no tiene más para mí, debo irme, se hace tarde y puedo comenzar a diseñar su departamento."

Comentó Emily fingiendo estar de acuerdo y que no le importaba nada.

Ese proyecto era una más de las piedras que enterraban un poco aquel amor ingenuo que ella sentía por él.

Amor que le dolía por su distanciamiento, malos tratos y promesas incumplidas.

Edward no la escuchó para nada.

Había anhelado besarla tanto desde hace tanto tiempo y más ahora que sabía que llevaba un hijo creciendo en su vientre.

Aún era muy pequeño el bebé y todavía podía intimar con ella.

Con cuidado por supuesto.

Poco a poco se volvió a acercar a ella.

Emily se quedó quieta..

"Odio ser débil."

Se reprimió Emily a si misma mientras sentía las manos de Edward en ella.

El beso, primero tímido se convertía en un beso increíblemente apasionado...

***By Liliana Situ***

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