El Prohibido Amor de un CEO romance Capítulo 43

"Donde está?"

Preguntó Edward a un mujer.

"Esta ahí...está muy borracho."

Contestó ella antes de darle un beso en la mejilla que Edward se limpió con un pañuelo.

El pañuelo acabó en la basura.

"Vaya, vaya, pero si es nada menos que mi apreciado amigo que prefiere beber y fornicar en vez de trabajar."

Edward habló hacía Paul quien estaba sentado en el suelo, recargado en la cama matrimonial de la suite presidencial.

"Mi amigo!"

Paul gritó alzando los brazos y sonriendo tontamente.

"Que derecho tienes de juzgarme tú, si también estás aquí con tu juguetito?"

Cuestionó Paul, arrastrando un poco sus palabras debido al efecto del alcohol en su sangre.

"Al menos yo no estoy causando problemas a diestra y siniestra."

Comentó Edward mientras lo ayudaba a levantarse.

Paul apestaba a licor barato y cigarro.

Era muy eficiente en su campo, pero parecía joven de quince años cuando algo lo preocupaba.

Debido a eso, Paul se tomaba "vacaciones" en las cuales siempre se metía en problemas.

Por eso los Black lo controlaban mucho, pues aunque nunca los había delatado, Paul podría ser de utilidad para los demás bandos que querían eliminarlos.

"Dónde está la mujer con la que estaba yo hace un momento?"

Preguntó Paul mirando para todos lados de forma muy graciosa.

"Primero duchate y luego hablaremos..."

Ordenó Edward arrugando la nariz, pues el hedor de Paul era intenso.

Sin pudor, el joven Paul se desnudó frente a Edward y abrió torpemente la llave de la ducha.

El agua fría cayó por su cuerpo musculoso con algunas grandes cicatrices por las batallas pasadas, las cuales eran el mayor orgullo de Paul.

Y eran su mayor atractivo cuando estaba en la cama con una mujer.

Tocaron la puerta y dos hombres de negro recogieron el sobre blanco y le dieron ropa.

Dentro del sobre se encontraban las coordenadas de dónde se encontraba Paul en ese momento y con quiénes.

Edward devolvía el sobre con un cheque a sus ayudantes.

"Dónde está ella?"

Los interrogó Edward.

"Aquí estoy."

Contestó una hermosa mujer.

"Buen trabajo, sabía que podía contar contigo Ámbar."

"Te encargaras de Él?"

Cuestionó Edward a la mujer extendiendo una tarjeta.

La tarjeta era de Paúl y Ámbar jugaría el papel de amante preocupada.

Ámbar era la mujer del restaurant y al intercambiar tarjetas los dos habían aceptado un trato silencioso.

Ella había atrapado a Paul en la Ópera y claro que tuvo sexo con Él.

Paúl era un amante muy dedicado y vigoroso, por lo que Ámbar no dejaría pasar esa oportunidad.

Ámbar sabía una que otra cosa de Paúl, pues ella también tenía un lucrativo negocio de drogas finas, en el cual ella era una de las jefas principales.

Edward la conocía también.

Hay negocios para todos en este mundo y los más lucrativos no siempre son legales.

"Que pasará con la chica?"

Preguntó Ámbar.

Ella se refería a la novia.

Paúl había tenido sexo con la novia cuando lo confundió con el novio y Él pudo "estrenar" a la novia.

"Eso no es asunto mío."

Comentó Edward de forma fría.

"Cuándo Paul este despierto que Él decida cómo arreglar su problema."

"Si es que decide arreglarlo."

Edward escuchó a Paul cantar en la ducha.

Paúl como todo buen mujeriego experto nunca había tenido remordimiento por lo que hacía o de las mujeres que dañaba.

Él era muy liberal y desinhibido, además de que le encantaba demasiado el sexo.

Disfrutaba de hacer lo que quería en sus "vacaciones", por eso lo tenían muy restringido en sus acciones.

Casi se le escapa a Edward cuando regresaban a la habitación.

Sin embargo los ayudantes lograron detenerlo y encerrarlo en una suite.

"Me haré cargo de llevarlo a su lugar, pero necesitaré de tus hombres."

"Solo soy una mujer débil después de todo."

Comentó Ámbar coquetamente frente a Edward.

Paúl salió con una toalla alrededor de su cintura y entonces Él observó a Ámbar.

"Preciosa!"

"Dónde habías estado?"

En voz alta comentó Paul extendiendo sus brazos.

Pero al ver muy juntos a Edward y Ámbar, Paul se molestó.

"Oye no amigo, ella es mía."

"Tú ya tienes una."

"No puedes tener a todas las mujeres Edward!"

Paul trató de asestarle un puñetazo a Edward, pero falló y casi se cae de cara en el piso.

"Vigilalo bien."

"Dale esto para que se le baje la borrachera más rápido y llévatelo a otro lugar."

"No lo quiero en este resort."

Dándose la vuelta dejó a Ámbar a cargo de Paúl y se fue con Emily.

Casi eran las tres de la mañana cuando Edward regresó a la habitación.

Emily dormía profundamente.

Edward se dió un baño y se acostó a su lado, quedándose durmido rápidamente debido al cansancio.

Cuando despertó Emily, estiró sus brazos.

Había dormido excelentemente.

Ella pudo ver a Edward en la cama al lado de ella.

No sé había dado cuenta cuando había regresado pero ella para no quiso molestarlo.

Por lo que se levantó y se puso traje de baño, un vestido de playa, tomó un sombrero y se alistó para salir de la habitación.

Quería ir a la playa a tratar de ver qué había arrojado la noche anterior.

Era temprano aún y no había personas afuera de sus habitaciones.

Mientras bajaba en el ascensor ella se cuestionaba.

"A dónde habrá ido Edward ayer?"

"Porque se escucharon tantas personas corriendo por el hotel?"

Revisó que no hubiera nadie en los pasillos y corrió hacía donde ella creyó que habían aventado algo.

La arena se veía roja y pegajosa.

"Parece vino..."

Murmuró Emily, pero había otra cosa a parte de una botella vacía.

Una argolla de matrimonio.

Emily la recogió pensando entregarla en la recepción.

Una hermosa mujer se le acercó y le dijo.

"Hey, muchas gracias!"

"Encontraste mi argolla!"

Emily volteó a verla y creyó reconocerla.

Se parecía a una mujer del restaurante.

Y la chica desaliñada de la ópera ayer.

"Disculpe, no sabía que era suya, planeaba dejarla en recepción."

"Aquí tiene."

Emily comentó poniendo el anillo en la mano estirada de la mujer.

"Muchas gracias!"

"No todas las personas son tan honesta como tú."

Agradeció la mujer en cuestión.

"Preciosa!"

"Porque te fuiste y me dejaste solo!"

Comentó Paúl trastabillando un poco.

Cuándo se iba a caer, Paul se aferró de Emily.

"Hola nena, tu también vendrás con nosotros?"

Inquirió Paul hacía la niña.

"Puedo satisfacerlas a las dos."

"Además te daré un gran cheque si me complaces."

"Que dices?"

Aún algo borracho, Paúl veía a la linda chica de lentes y sombrero frente a Él.

Emily lo alejó y Ámbar lo sostuvo.

"Mi amor, pero que malo eres!"

"Cómo puedes pedirle esto a una jovencita como ella?"

Comentó ella entre risitas.

Dos hombres lo tomaron de los brazos y comenzaron a jalarlo.

Emily se dió la vuelta para retirarse del lugar, pero la chica le extendió algo.

"Cuando necesites algo para alegrarte aún más o mantenerte más activa..."

"Llámame, tengo sucursales por todo el país."

Comentó la mujer mientras que Emily tomaba la tarjeta que ella le entendia.

Paul aún no veía bien pero la chica de le hizo conocida...

"Dónde la he visto antes?"

Se preguntó Paul buscando en su memoria, la cual casi era fotográfica cuando no estaba borracho o drogado...

"Ya me acordaré..."

Mascullo Él entre dientes.

Emily observó la tarjeta en su mano.

Era igual a la de la caja del collar y aretes.

Se olvidó de eso por el momento y fue a la playa a tomarse selfies.

Envío unas cuantas a Flora, a Maggie y a Ryan.

Todos se alegraron por ella.

Flora le dijo que su padre estaba mucho mejor y que la semana próxima sería programado para la operación.

Emily se entusiasmo con esa noticia!

Eso significaba que más rápido podría alejarse de Edward!

Pero tambien pensó que debería pagarle todo ese dinero.

Suspiró pensando eso, pero pronto se dió ánimos al recordar que Flora y Ryan podrían ayudar a pagarle.

Ella ya no se sintió tan aprehensiva al respecto.

Emily se recostó en la suave y fresca arena disfrutando de ese momento en ese paraíso terrenal.

Se sintió libre, feliz, rejuvenecida al pensar que podría retomar su vida.

Emily tal vez podría darse el lujo de tener un novio que si la quisiera.

Paul caminaba junto con los hombres y Ámbar, el efecto de la droga para despertarlo funcionó.

"Es ella."

Pensó Paul.

Con un movimiento noqueó a los hombres.

Ámbar no se alarmó al ver la escena y solo comentó

"Camina y no hagas más tonterías, ya causaste suficientes problemas no crees?"

"Una inocente plática no lastima a nadie."

Comentó mientras con su mano rápidamente noqueó a ámbar.

Subió a los tres al auto que ya los estaba esperando.

Los acomodó de tal forma que las tres personas parecían dormidos debido al efecto del alcohol.

De ese modo nadie los molestaría.

Paúl se alisó su playera, pantalón y se peinó con sus dedos lo mejor que pudo.

Más alerta, Paul recordó como había llegado a ese lugar.

Su artista favorita iba a dar una función de Ópera y Él estaba cerca de donde se presentaría.

Llegó el día de la boda, muy entrada la noche y le había llamado la atención la belleza e ingenuidad de la novia.

Paul puso algo en las bebidas de los novios y de algunos comensales que aún se encontraban ahí.

Con el efecto de la droga en el sistema del, novio y algunos invitados, Paul pudo llevarse a la novia al lecho nupcial.

Y nadie se dió cuenta de eso.

Paul le seguía la corriente a la novia y ese día disfrutó como no había hecho en algún tiempo con una virgen.

Ahora iba por la chica de Edward.

Si podía hablar con ella podría entender porque Edward estaba algo obsesionado con ella.

Emily se levantó de la arena, poniendose su sombrero para regresar al comedor.

Ella quería tomar algún refrigerio antes de regresar a la habitación con Edward.

Paul la buscó dónde la había visto antes pero no estaba ahí.

Caminó por los pasillos y entonces pudo ver a lo lejos a la chica.

Caminó despacio detrás de ella, sigilosamente, mientras la observaba entrar al comedor.

Aún no había desayuno listo, pero si había jugos, leche fruta picada y cereales.

Paul la observó detenidamente.

Emily tenía bonitos rasgos, buena figura y linda piel.

No era una belleza despampanante como Ámbar ni tenía un cuerpo espectacular pero era joven, linda y parecía agradable.

Emily no notó a Paul.

Ella se sentó despreocupadamente a comer un poco de fruta, cereal con leche y un poco de jugo natural.

Absorta en su galería de fotos, seleccionaba una linda para ponerla en su estado.

Él se sentó en otra silla y le tomó una furtiva foto.

Se la envió al celular de Edward junto con un emoticón de diablito.

Edward en la habitación escuchó la incesante vibración de su celular.

Con sueño aún, lo tomó y contestó de mala gana.

"Que?"

"Se escapó de nuevo."

Comentó Ámbar aún adolorida por el golpe de Paúl en su nuca.

"Inútiles, para que les pago entonces?"

Comentó enojado Edward.

Solo entonces notó que Emily no estaba en la cama.

Preocupado, se frotó la cara, se cambió y salió de la habitación para tratar primero de encontrar a Emily.

Solo cuando ella estuviera segura con Él, buscaría a Paúl.

Emily terminaba de desayunar cuando su celular sonó.

"Dónde estás?"

Fue la pregunta con tono preocupado que Edward le hizo.

"En el comedor."

"Tenía un poco de hambre por eso salí sin despertarte."

"Porque preguntas?"

"Regresa ahora."

Ordenó Edward mientras bajaba del ascensor.

Edward colgó y corrió hacia el comedor.

Emily se levantó, recogió sus platos y los dejó en la barra para que los limpiaran.

"Eres muy bonita, como te llamas?"

Inquirió Paúl detrás de ella.

Emily brincó del susto.

"Aaaahhh!"

Gritó un poco y volteó a verlo con cara afligida.

"Perdona, no quería asustarte."

"Me presento me llamó Paúl y tú nombre es..?"

Extendiéndole la mano, Emily dudó si debía saludar a alguien que apenas había conocido.

"No es el borracho que estaba con la chica que me dió la tarjeta?"

Pensó Emily.

"Perdona, no quiero molestarte, solo quiero saber tu nombre."

Paul comentó en tono burlón.

"No te dirá nada, aléjate de ella."

Edward contestó.

Emily miró a Edward agradeciendo que Él hubiera llegado para alejarla de ese hombre tan raro.

"Veo que despertaste..."

"Yo estoy bien ahora, hacemos intercambio?"

Emily no entendió nada de lo que sé dijo.

Ese hombre conocía a Edward?

Intercambio de que?

"Estás loco, sabes las reglas."

"Ahora vete, ella te espera."

Edward ordenó.

Después caminó hacía Emily para abrazarla y ponerla a su lado.

"Hum... interesante..."

"Jugamos?"

Paul comentó frotandose las manos.

Su mirada era peligrosa.

"Sabes que no juego, vete ya."

Ordenó Edward.

Ámbar llegó con los ayudantes aún sobándose las nucas.

"Aguafiestas, pero ya habrá otra ocasión..."

Suspiró resignado Paul.

"Adiós señorita, fue un placer casi hablar contigo."

"Espero volverte a ver algún día."

Comentó Paul hacía una confundida Emily.

"Querido, que cosas dices, vamonos, se hace tarde."

Ámbar tomó las manos de Paul alejándolo del lugar.

Edward tomó de la mano a Emily.

Ambos observaron como Paul se alejaba del lugar.

"Será interesante molestar a Edward con su juguete nuevo más adelante."

Pensó Paul imaginándose mil cosas sucias.

Edward abrazó a Emily antes de decirle.

"Es un socio de la empresa, no le hagas caso."

"Regresemos a la habitación."

Emily caminó confundida pero a salvo.

Ese día lo pasaron en la playa descansando.

Ninguno tuvo ganas de hacer nada más.

Emily se quedó dormida en la silla de playa, por lo que Edward aprovechó para marcar un número.

"Dónde está?"

Preguntó.

"Estoy en casa, porque quieres saber mamá?"

Contestó Paúl, quien le había quitado el celular Ámbar cuando la esposó a la cama.

"Porque no contesto Ámbar?"

Atónito contestó Edward.

"Porque..."

"Digamos que fue mala conmigo y necesita un castigo."

Comentó burlonamente Paul.

"Estás loco, sabes que no debes tratarla mal."

Le advirtió Edward.

"Ella fue la que inició este jueguito."

"Es su idea."

Paúl le dió un vistazo a la mujer que lo miraba desde la cama.

"Si ya no tienes más dudas, debo colgar, estoy ocupado."

"No te preocupes, no me iré de vacaciones otra vez mientras esta nena se quede mi lado por un tiempo."

Paul colgó.

Edward miró el celular negando con la cabeza.

"Es muy eficiente y valioso pero a veces es demasiado impulsivo."

Emily escuchó entre sueños a Edward y pensó que algo raro pasaba.

Pero ella no estaba de humor para ponerse a jugar a la detective.

Ella quería descansar ese día y eso haría.

Carl y Lucy habían gozado de unos días tranquilos sin Edward.

Ambos planeaban que hacer a continuación.

"En cuanto tenga los datos de la licitación, podremos ganarla."

"De ese modo podremos comenzar en secreto otra empresa separada del conglomerado de la familia Situ."

Carl comentó mientras se recostaba en el sillón junto con Lucy.

"Tu la manejaras en la ciudad que está cerca de aquí bajo otro nombre."

"Sera la primera de muchas que tendremos."

"Después absorberémos las empresas de Edward en un futuro, ya lo verás."

"Si, me parece bien."

Comentó Lucy.

"Quiero ver la cara de esa anciana y la de Edward cuando llegue a comprarle su empresa."

Comentó Lucy terminandose el vino de su copa.

Se dieron un beso mientras ambos pensaban en su propio plan de respaldo, en caso de que se traicionaran.

Aún no confiaban del todo en el otro y algunas cosas las callaban.

El padre de Emily, recibió la visita del médico encargado de su operación.

El galeno lo revisó y fijó la fecha de operación.

Se confirmó un donador de órgano.

David se alegró de poder por fin salir de ahí.

Un hombre se acercó a su cama cuando el médico se fue.

"Porque no habías venido antes?"

Preguntó David al hombre.

"Tuve cosas que arreglar."

"Tu sabes que cosas."

"Pero ya estoy aquí."

"Podremos volver a ser grandes."

Ambos hablaron del pasado y futuro.

También hablaron de las acciones que tomarían contra los Situ.

James había pasado algunos días con Maggie desde que su novio había roto con ella.

Elizabeth estaba más que furiosa con Él.

"Eres mi novio, no el suyo!"

"Porque tienes que pasar más tiempo con ella?"

Comentó la niña cuando regresó antes del viaje con su abuela.

Elizabeth se había hecho cargo de algunas cosas en la empresa pero aún así esperaba que James fuera a verla.

Pero en cambio, se enteró de que estaba viendo a la periodista que lo entrevistó.

"Elizabeth, casi fue golpeada por su novio."

"Eso no lo tolero."

Comentó James frente a ella.

"Además es solo una amiga, no tienes nada de que encelarte."

El joven intentó envolverla en un abrazo, pero ella se alejó.

"No me beses si pasaste tiempo con ella."

Elizabeth se ofendió.

"No quiero que la veas más, oíste?"

Sentenció Elizabeth hacía James.

"Esta bien, no te molestes."

James le dió un beso en la mejilla.

Esa noche, más tranquilo Edward sin Paul en el hotel, invitó a Emily a dar un paseo al festival de noche.

Esta vez al ir acompañada de Él nadie la molestaría.

Al estar cerca de acabarse sus vacaciones, ambos querían disfrutarlo lo más posible.

Edward le compró todos los recuerditos, curiosidades y diferentes cosas que la joven quiso.

Vieron muchos espectáculos callejeros y comieron casi de toda la comida de los puestos.

Las chicas coqueteaban con Edward descaradamente y le invitaban tragos.

Emily sintió un poco de celos, por lo que ella entrelazó su mano con la de Él.

Además de que comenzó a llamarle "amor."

Edward se divirtió con esto, pues Él no estaba interesado en ninguna de las chicas que le guiñaban el ojo.

Cuando regresaron exhaustos a la suite, ambos se dieron una ducha sexy juntos.

La cual derivó con ellos dos retozando sobre la cama.

"Dime como me llamaste hace rato."

Edward pidio a Emily mientras jadeaba encima de ella.

Emily disfrutaba de Él y su cuerpo cuando casi susurrando le dijo.

"Amor...hummm..."

Edward sonrió al escucharla.

Redobló esfuerzos y terminaron felices y cansados.

"Ojalá pudiera vivir en la playa para siempre."

"Sería muy lindo."

Pensó Emily.

Ella se quedó dormida en brazos de Edward.

****By Liliana Situ***

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