El Prohibido Amor de un CEO romance Capítulo 41

En la suite presidencial, la ropa estaba regada por el suelo de la habitación.

Un hombre y una mujer se acariciaban y besaban con genuina desesperación.

Enredados en la cama, algunas velas aromáticas los iluminaban débilmente.

Sus sombras proyectadas en las paredes parecían gemir de placer también.

"Te amo, te amo..."

"huuummmm..."

"Te amo..."

"aaahhh...."

La pareja se comía a besos, sus jadeos y gemidos se quedaban en sus bocas.

Otras veces se escuchaban claramente excitando a la pareja al escucharlos tan nitidamente.

Parecía que ambos hubieran estado hambrientos por meses y ahora podían saciar su hambre atrasada.

Toda la madrugada hicieron el amor.

Exploraron cada centímetro, rincón y recoveco de sus cuerpos con sus manos.

Sus bocas se deslizaron por la piel del amante trazando un delicioso y sensual mapa.

Sus orgasmos conjuntos en verdad fueron increíbles.

Cayeron rendidos sobre la enorme y blanca cama satisfechos, felices y extasiados.

Había sido una primera noche de luna de miel fantástica.

La llama del fino encendedor iluminó la oscuridad de la pequeña habitación donde Edward se había sentado para meditar y fumar.

La pantalla de su laptop mostraba diferentes cifras, estadísticas y variables que se movían a cada segundo.

Edward tiró la ceniza de su cigarro en el cenicero de modo elegante y se dispuso a trabajar.

Su mente trataba de concentrarse en cifras, contratos, dinero, inversiones, adquisiciones y estadísticas de sus muchas empresas.

Mandó varias mails a sus gerentes generales y a su primo Carl.

Cambió su configuración a modo fantasma y revisó varios datos con sus operaciones clandestinas.

Se estiró un poco en la comoda silla y dejó su cigarro a un lado.

Las palabras que había pronunciado aún seguían dándole vueltas en la cabeza.

Si bien había querido darle a Emily una ilusión en la boda, actuando como si ellos fueran a casarse, las últimas palabras le salieron tan naturalmente...

Se las había dicho a Lucy.

Entonces recordó que creyó haber hecho el amor con Lucy, creyó que ella había regresado a Él...

Incluso creyó verla en esa fiesta de disfraces.

Sería su subconsciente o su mente que le estaban haciendo ver alucinaciones?

Emily despertó cuando el sol iluminó su rostro y su cuerpo.

Edward le dió los buenos días con un pequeño beso en sus labios.

Después de darse una ducha merecida y alistarse, ambos fueron a la playa a caminar.

Caminaban despacio tomados de la mano, pero Edward se quedó quieto en la arena.

Emily, extrañada volteó a verlo y quiso hablar pero ningún sonido salió de su boca.

Edward cambió su expresión radicalmente.

Una sombra negra femenina se cernió de repente sobre Emily oprimiendole el pecho y haciéndole difícil respirar.

"De verdad crees que puedes ocupar el lugar de Lucy?"

"No le llegas ni a los talones!"

Gritó Edward furioso, quién ahora estaba completamente vestido de negro.

Todo a su alrededor se había oscurecido, incluso el sol.

La obscuridad la cubrió y solo pudo ver a Edward sonriendo de forma siniestra mientras veía que abrazaba a otra chica.

"Aaahhh! "

Emily despertó de esa horrible pesadilla sudando, agitada y aterrada.

La habitación estaba parcialmente iluminada por la luna y estaba completamente en silencio.

Solo se escuchaba levemente el rumor de las olas al romper con la arena.

Edward no estaba a su lado, pero eso no la preocupó.

Se levantó, se puso una bata y fue al baño.

Mientras abría la llave de la regadera se miró al espejo.

La escena de lo que había pasado en la boda la estaba atormentando.

Ambos habían jugado a "casarse" como lo harían en una boda falsa en una kermesse.

Pero Edward le había dicho "Te amo" fuerte y claro.

Emily volvió a revivir lo que había pasado después de eso mientras se daba una deliciosa ducha.

De pie frente a Edward había escuchado claramente sus palabras y asombrada, lo había besado.

Ella no dijo "Yo también te amo."

O "te amo Edward."

Emily sabía que el "te amo" de Edward no era para ella.

Eso lo sentía en su ser.

Después de haber visto los fuegos artificiales y que las personas felicitaran a los novios, los meseros repartieron bocadillos y pastel entre las personas que se quedaron a la boda.

Ambos habían bajado de su habitación por un pedazo de pastel y alguno que otro bocadillo.

Esa noche, Emily no quiso tener sexo con Él y solo le pidió que la abrazara para dormir.

EEdward aceptó con una sonrisa.

"Es demasiado bueno para ser verdad."

Pensaba Emily mientras se secaba el cabello con la toalla.

Deslizó el ventanal de su balcón y la brisa salada la inundó por completo.

Sentada en la silla observaba el mar y reflexionaba.

"La salud de mi padre aún depende de Edward."

"Tal vez después de que se recupere mi padre pueda alejarme definitivamente de Él."

Emily miró hacía el horizonte.

"Eso será lo mejor."

"Pero por ahora debo ser más cuidadosa y no hacerlo enojar por nada del mundo."

Puso sus manos en el barandal y suspiró.

Si no hubieran tenido un inicio tan malo y desagradable.

Ella habría creído sus palabras.

Aún estaba confundida y perdida en sus pensamientos cuando volvió a recostarse en la cama.

Sabía que Edward estaba en otro lugar, recordando a su Lucy.

Edward apagó la laptop y regresó con ella a la habitación.

Parecía que Emily había tomado una ducha reciente, pues aún estaba mojado el suelo.

Dejó la laptop y con cuidado se desvistió para acomodarse con ella en la cama.

Emily se dió la vuelta hacia Él y lo abrazó.

Edward le dió un beso en la frente y la abrigó bien.

"Debo mantenerme ecuánime en esta situación."

Pensó Edward.

Temprano por la mañana, la música de violines despertó a Emily, quien estiró sus brazos.

Retiró las sábanas de su cuerpo y salió al balcón para observar qué pasaba.

El personal recogía las sillas, el altar de la boda y colocaba bebidas para las personas.

"Quieres ir a la isla hoy?"

Edward preguntó abrazandola por detrás.

"Si me gustaría."

"Que hay allá para ver?"

Preguntó Emily acariciando las manos de Edward.

"Porque no lo descubres por tu misma?"

Respondió Edward.

Después de darle un beso en su hombro, Edward entró en la habitación para alistarse.

Esta vez, otro capitán y otro velero más pequeño serían los encargados de llevarlos a la isla.

Edward llevaba una caja en las manos y está vez, se sentó al lado de Emily durante todo el trayecto.

No quería volver a repetir la desgastante experiencia de ayer.

La pareja de la isla ya los esperaba y está vez recibieron a la pareja con alegría.

La isla estaba llena de follaje, palmeras y flores exóticas.

La arena de la isla era mucho más suave y delicada que la de la playa.

Muchas conchas delimitaban el camino hacía el pequeño resort y había flores y frutas por todas partes.

Tucanes comían frutas en unas ramas de palmeras, una gran mesa adornada con diferentes platillos de pescados y mariscos, frutas hermosamente picadas y nieves de todos los sabores los esperaban.

"Es muy hermoso!"

Comentó maravillada Emily.

"Y solo es la entrada señorita, síganme por favor."

La anfitriona de la isla es indicó el camino hacia el resort.

Parecía pequeño por fuera, pero por dentro era lujoso y espacioso.

Desde una de las tres habitaciones exclusivas adornadas con madera, se veía por una ventana el mar.

En el piso de cristal se apreciaban peces de mil colores y corales.

Emily no sabía donde fijar su vista!

Todo era demasiado hermoso y llamativo.

Se sintió como niña que visitaba por primera vez el acuario en una excursión.

Edward solo miraba, escudriñando todo.

No era cosa del otro mundo para Él.

Cargó a Emily por la cintura y le dió vueltas en la aire antes de preguntarle.

"Te gusta, Emily?"

"Si y mucho!"

"Podemos entrar en el mar?"

Preguntó Emily, quien descubrió una escalera que se adentraban al mar.

Además tenían una protección para su seguridad.

Edward asintío pero antes le dijo.

"Cierra los ojos."

Emily, divertida los cerró y se los tapó con una mano.

"Extiende ambas manos."

Pidió Edward.

Emily obedeció.

Ella sintió una caja en sus manos.

Abrió los ojos y era la misma caja que había estado en el otro velero.

"Abrela."

Ordenó Edward.

Sin dejar de ver a la niña, Edward tomó una bebida de piña con un sombrilla de colores.

Emily, la abrió pero la cerró enseguida con el corazón latiendole rápidamente.

"Más tarde la destruiremos."

"O puedes usarla conmigo."

"Tu decidirás que quieres hacer Emily."

Edward comentó a la ligera.

Dejó la bebida en un mueble de madera.

Edward se quitó la playera y shorts para quedarse solo con traje de baño para entrar al mar.

Emily dejó la caja en una mesa y nerviosa, se quitó el vestido.

Lo dejó colgado en el perchero de la habitación.

Llevaba un bikini azul turquesa que hacía que sus curvas resaltarán y su piel se viera más blanca.

Por el momento, decidió no preocuparse por lo que había dentro y disfrutar del mar.

No todos los días podía estar en un paraíso terrenal como ese!

Edward extendió su mano hacía la chica para que no resbalara cuando descendiera por la escalera.

Ambos se acomodaron en los asientos de piedra para disfrutar de ese pedazo de mar privado.

Cuando tuvieron hambre, salieron del mar hacía el comedor del Resort.

Los anfitriones los deleitaron con los mejores platillos que la isla podría ofrecer.

Emily comió tanto pescado, camarones y mariscos que terminó demasiado llena.

Caminando por la suave arena de la playa, Emily no pudo evitar preguntarle.

"Y como la destruiremos?"

Edward no contestó, pero la llevó a una caseta alejada del resort que estaba algo escondida.

Unas herramientas estaba dispuestas para ellos.

"Aquí lo haremos o lo harás, como quieras, es tu elección."

"Es en serio Edward?"

Inquirió Emily dudosa.

"Porque te mentiría?"

Respondió Edward.

"Regresemos por ella."

Pidió Emily.

"No es necesario, aquí está ya."

Dijo Edward señalando la caja en un mesa.

"Tenía preparado todo?"

Emily dudó en su mente.

Ella se acercó a la caja mientras que Edward solo la observó.

Edward quería ver qué haría en este momento.

Emily destapó la caja y la sacó.

No había nadie más que ellos en ese lugar.

Nadie sabía donde estaban.

Eso pensaba Emily.

El arma con silenciador estaba en sus manos.

Era pesada, negra y resplandecía.

Tenía una "B" grabada en plata en un costado.

Emily la empuño con torpeza.

"Aún está cargada, no jales del gatillo."

Aseveró Edward.

Emily de repente tuvo mil ideas en su cabeza.

Edward se acercó a ella con aplomo.

Se puso frente ella muy serio mirandola a los ojos.

Emily empuñó el arma con firmeza y la apuntó hacia Edward.

Respiraba agitada, estaba nerviosa y su estómago se contraía de miedo.

Quería hacerlo....

Había soñado algunas veces con haberle quitado el arma y haberle disparado a Él después de que matará a Dorian.

Edward sin expresión alguna se acercó mas a ella hasta que el arma estuvo pegada a su pecho.

Con voz aspera y dominante Edward habló.

"Hazlo, Emily."

"Se que quieres hacerlo, puedo verlo en tus ojos."

Emily lo miraba fijamente.

"Jala del gatillo y mátame."

"Lo merezco no es así?"

Edward sonrió diabólicamente.

Emily no podía creer lo que decía!

Le había robado sus palabras!

La niña respiraba agitada, su mano temblaba, por lo que Edward tomó con una mano el arma.

Emily sintió como la gran mano de Edward apretó la suya contra el arma.

Su demonio personal volvió a repetir.

"Hazlo, Emily."

"Después puedes irte y vivir en paz feliz."

"Sin mi."

Emily tenía tanto pánico en este momento que su cuerpo temblaba por completo.

Que debería hacer ella?

El aire se le escapaba de sus pulmones y las piernas las sentía como si fueran de gelatina.

"No...no...no..."

"No puedo...no puedo."

Susurró Emily negando con la cabeza.

Ella intentó quitar su mano del arma, pero Edward la apretó con más fuerza.

"Vengate de mi..."

"Puedes vengar a Dorian..."

"Puedes vengar a tu padre...."

Edward seguía provocándola.

Emily se sentía tan mareada que sintió que en cualquier instante la cabeza le explotaria.

"No puedo!"

"En verdad no puedo!"

"Y no quiero!"

"NO QUIERO!"

Gritó ella con mucho miedo y quitando su mano con firmeza del arma la arrojó lejos de ella.

Sus piernas no la pudieron sostener más.

Emily cayó de rodillas tratando de respirar y calmar su pobre corazón.

Edward caminó hasta el arma y la tomó.

Se sentó cerca de ella y se la colocó en la sien.

"Entonces quieres que yo lo haga por ti?"

Emily volteó y sus ojos se abrieron desmesuradamente.

"No!"

"No quiero asesinarte!"

Gritó la niña corriendo hacia Edward para intentar quitarle el arma.

"No...por favor dámela!"

"No!"

Emily movió el arma de la sien de Edward.

Ahora estaba más asustada aún, pues veía decisión y fuego en los ojos de Edward, como en el pasado cuando la amenazaba.

"Entonces, no me odias tanto?"

Cuestionó Edward mirándola a los ojos.

"No te odio, dame el arma!"

"Quítala de tu cabeza!"

Rogó Emily con lágrimas en sus ojos.

"Segura?"

Inquirió Edward.

"Si, dámela!"

Gritó la niña estirando las manos para arrebatarsela, pero Edward la sostenía con fuerza.

"Está bien."

Edward cedió y se la dió en su mano.

Emily respiró aliviada cuando tuvo el arma de nuevo en sus manos.

"Ven, encontremos algo interesante con que destrozarla."

Sin fuerzas para poder levantarse Edward la cargó para llevarla hasta la mesa de trabajo.

Emily escogió un mazo y estaba por pegarle cuando Edward la detuvo.

"Espera, déjame quitarle las balas primero."

Emily observó con atención como abría el arma y sacaba unas cuantas balas.

De verdad había estado cargada!

Y se la había dado a ella...

Incluso se había apuntado Él a la cabeza con el arma!

Emily estaba más confundida, atónita y nerviosa que antes.

Edward desenganchó el silenciador y dejó todo en manos de Emily.

Ella lo volteó a ver después de unos minutos de recuperar el aliento y calmarse.

Las balas aún estaban cerca de ella.

Edward se había sentado en la arena mirandola fijamente recargado con los brazos hacia atrás.

Peligroso, guapo y malo.

"Pasa algo malo?"

Comentó Edward en tono encantador.

"Sin ella, no podrás chantajearme más..."

"Es correcto."

Contestó Edward.

"No necesito hacerlo más."

Declaró muy seguro.

Emily no sabía a qué estaba jugando, pero si quería destruir el arma.

Recordó que Edward la había usado para matar a Dorian.

Dorian había querido violarla y la había abofeteado.

Canalizando toda su ira por las acciones de Dorian, Emily se dejó llevar por sus impulsos.

Golpeó el arma con fuerza con variadas cosas, incluso uso un soplete para derretir un poco el arma.

Trato de no dañar la "B" pues le parecía linda y cuando pudo desprenderla del arma la dejó a un lado.

Edward se acercó a ella después de un tiempo y tomó otro mazo.

Él terminó de aplastarla y desarmarla.

Encendió un fuego en un mechero especial y ambos observaron como se derretía poco a poco.

"Aún tenemos hasta las siete de la tarde para regresar, vamos a nadar?"

Preguntó Edward como si nada hubiera pasado.

Emily quería alejarse de ese lugar lo más rápido posible, por lo que tomando la mano de Edward lo arrastró hasta la playa.

Había sido una prueba?

De verdad le había dado la oportunidad de matarlo...?

A qué se refería con que...

"Ya no necesitaba chantajearla?"

Este viaje estaba confundiendo demasiado la cabeza de Emily.

Edward seguramente estaba jugando con ella.

No era así?

En lo que restó de estancia en la isla ambos jugaron en la arena despreocupadamente.

Edward ayudó a Emily a entrar al mar y que no se ahogará.

Tomaron deliciosas bebidas, comieron pequeños bocadillos y rieron sin parar.

De regreso al hotel, Emily descansaba recargada en el pecho de Edward mientras que admiraba las flores de su collar.

"Edward...sabías que no te dispararía?"

Preguntó muy curiosa Emily.

Esa pregunta la había torturado desde que ambos subieron al velero.

"No lo sabía."

"En verdad pensé que me matarías."

Contestó sinceramente Edward quien abrazó a Emily con fuerza para atrerla hacía a su cuerpo.

Emily se sorprendió por sus palabras, pero entonces comprendió lo que decía.

Bajaron del velero y ella se quedó mirando el horizonte.

Ahora estaba más enredada en sus sentimientos y pensamientos.

Edward le había dado una oportunidad única.

Ella la había rechazado.

No quería verlo muerto, solo quería que no la intimidara o la amenazara.

Tal vez, después, cuando se casara con Shirley podrían verse como conocidos.

"Vamos!"

"Quieres caminar por la playa?"

"O vamos a nuestra habitación?"

"O prefieres que vayamos al bar por algo de tomar?"

Edward sonrió y ella se derritió en su calida sonrisa.

"Vamos a la habitación."

Pidió Emily.

Apenas cerró la puerta Edward, Emily lo abrazó fuerte y lo sentó en la cama.

"Nunca vuelvas a hacer eso por favor..."

"Tuve mucho miedo y casi me desmayo."

Emily habló abrazándolo por el cuello y mirándolo fijamente a los ojos.

Suspirando profundamente, Emily lo besó.

Emily descargó su miedo en ese beso sentandose en el regazo de Edward.

"Segura?"

Cuestionó Edward cuando ella trató de quitarle la playera.

"Si, te necesito..."

"Te necesito tanto..."

Pronunció Emily con voz temblorosa.

Edward la besó con fiereza y ella sucumbió a la lujuria.

Lo necesitaba desesperadamente.

"No te entiendo, pero eso no me importa ahora..."

"No sé si esté bien o no, pero en este momento eres mío."

Pensó Emily sintiendo sus caricias por todo su cuerpo.

La pasión los encendió como fuegos artificiales, robándoles todo el oxígeno de sus pulmones.

Edward se propuso satisfacerla lo mejor posible durante todo el tiempo que ella quisiera.

Pequeños gemidos que se convirtieron en gemidos largos, apasionantes, intoxicantes, seductores...

Labios que recorren la piel erizandola por completo, de arriba hacia abajo...

De lado a lado, deslizando lentamente las lenguas por el cuerpo turgente y caliente del amante...

***By Liliana Situ***

Valoro mucho tu opinión.

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