El Prohibido Amor de un CEO romance Capítulo 171

"Pero..."

"Aún la recuerdas!"

"No puedo creerlo!"

Exclama Lorelay totalmente asombrada!

"Siempre recordaré todo lo que te guste."

"La escuché una y otra vez por ti, porque me recordaba a ti."

Edward responde mientras la canción favorita de Kpop de Lorelay se reproduce.

Los guardaespaldas se quedaron afuera para que nadie se atreva a entrar e interrumpirlos.

Deshaciendo el moño de cabello cabello rubio para disfrutar de la sedosidad de su cabello, Edward sonríe antes perversamente antes de enredar con un puño el cabello de su amada.

Echando la cabeza hacia atrás de Lorelay, Edward acaricia la mejilla rosada de la hermosa mujer con su mano.

La mano de Lorelay se  desliza entre la ropa y la piel de Edward, provocándolo sugestivamente.

Una a una las capas de ropa  terminaron en el suelo.

Las manos de los amante recorren los caminos de suave y ansiosa piel reconociéndolos de nuevo.

Los dedos de ambos se sintieron en casa mientras acarician y aprietan cada centímetro de exquisita piel, valle y húmedad...

Sus labios y lengua acompañan la pasión de sus manos, comiéndose sus ligeros suspiros ardientes.

Los suspiros dieron paso a los gemidos necesitados, deliciosos, abrasadores.

La música alta no permite que nadie escuché la pasión afuera.

El sillón que Edward dispuso junto con una frazada es el lugar donde compartirán su orgasmo al hacer el amor esa mañana.

Edward ya no puede ni quiere contenerse con Lorelay.

Ella es suya.

Él es de ella, solo de ella.

Al ritmo de la canción "In & Out" de Red Velvet los dos se convierten en uno cuando Edward penetra a Lorelay, aprisionandola debajo de su cuerpo.

Amor y pasión intoxica el ambiente, haciendo adictos a los amantes mientras sus cuerpos exigen más!

La canción les trae recuerdos dulces y amargos de su reciente historia de amor y juventud.

Les hace recordar su atracción temprana, cuando no sabían que estaban destinados a pasar la eternidad juntos.

Les recuerda esos tiempos cuando no sabían que eran almas gemelas torturadas a través de muchas vidas.

Esa canción como la energía que emanan, los atrae y los separa irremediablemente.

Los enreda en su red, los comprime en un solo ser y ahora les da felicidad, envolviendolos en una nube de belleza pura.

"Te amo."

"Yo también te amo."

Únicas palabras que susurraron antes que Edward embestiera con fuerza a Lorelay.

Con el cabello de su amada envuelto en su puño, Edward obliga a Lorelay a arquear su espalda de forma que los excita a ambos demasiado.

Edward no deja de mirar a su amada mientras cierra los ojos y abre la boca para gemir todo su excitante y caliente éxtasis.

Las uñas de Lorelay recorren el torso y espalda de Edward marcandolo  posesivamente.

La música, el amor y la lujuria candente se derraman entre ellos, exigiéndoles cada vez más...

Más!

Más!

"AAAAAHHH!"

"MMMMMMHHH!"

Los gemidos y gruñidos masculinos erizan la piel de los amantes.

Edward suelta el cabello de Lorelay para rodearla fuertemente con sus manos y profundizar las embestidas.

De pronto, las sensaciones acumulados estallan en un orgasmo brutal,

desgarrador,

liberador,

indefenso

y totalmente alucinante.

Jadeando, los dos se abrazan fuertemente mientras besan sus cuerpos llenos de sudor, amor y entrega.

Edward sale de ella mientras mordisquea la hermosa clavícula y hombros de su mujer.

Él disfrutó de Lorelay cuando era una chica inocente, inexperta totalmente y virgen.

Ahora disfruta de una mujer fuerte, plena, experimentada, conocedora del poder de su sensualidad y de su sexualidad.

Una mujer difícil de domar y eso lo enloquece.

Lorelay admira el torso fuerte y marcado de Edward mientras sus manos y labios besan cada surco de piel desgarrada.

Pero, de pronto la música termina, lo cual indica que tienen que regresar a la realidad.

Lorelay aún no esta maquillada ni arreglada para la boda.

Desafortunadamente ellos tienen que abandonar su burbuja de amor sugestivo.

"Te veré más tarde en la boda, es hora de volver a nuestras obligaciones."

Indica Edward dándole un último beso en los labios a su amada y al dorso de su manita blanca.

Edward ayuda a levantarse a su amada para llevarla a la ducha de esa habitación.

Aunque quiso contenerse para que fuera solo una ducha rápida, Edward no pudo resistirse.

Lorelay rodea el cuello de Edward con sus mojados brazos mientras su espalda choca contra los azulejos mientras él la embiste hasta el fondo.

Sexo rápido, candente, fogoso, delicioso!

hhuumm...

Cuando salieron riéndose de la habitación se despidieron como los amantes perfectos que son.

Lorelay respira para regresar al ajetreo de la planta baja.

"Señorita Lorelay por fin!"

Exclama Benton cuando ella desciende la escalera sonrojada y feliz.

Nadie se atreve a decir nada, la mirada que les dirige Edward calla todas las posibles murmuraciones ante la severidad de sus ojos y su semblante aterrador.

Todo el mundo baja la mirada y se dedica a hacer lo suyo.

Pronto, Lorelay estuvo peinada y vestida exquisitamente ante la mirada aprobatoria de Edward.

Johana quien de reojo los veía mientras contestaba entrevistas de los periodistas de la revista, además de hacer publicidad, sonrie al ver que la energía de la pareja gira alrededor de forma armoniosa y suave.

"Muy bien, recojan todo!

"Tenemos que irnos ya para que la hermosa novia inicie su sesión de fotos en la iglesia!"

Benton ordena a todo el mundo.

Todos comenzaron a guardar sus cosas.

Los fotógrafos asignados para la sesión en la iglesia se preparan para marcharse con la novia.

El demás equipo se preparan para recibir al novio y el padrino quien en este caso es James.

Johana se mira en el espejo vestida de novia.

Unas lágrimas se deslizan fuera de sus ojos.

"Pero, porque lloras?"

Cuestiona consternada Lorelay a espaldas de la bella novia cuando vió que derramaba lágrimas.

"Son lágrimas de felicidad te lo aseguro."

"Ahora si siento que todo esto es real."

"Siento que en verdad esta pasando!"

"Y me siento tan feliz!"

Responde con voz temblorosa y emocionada Johana.

"Por eso lloro, porque jamás pensé que el día de mi boda llegaría!"

Lorelay entiende perfectamente a su amiga.

Ella también ha fantaseado muchas veces con casarse con Edward su alma gemela pues con nadie con más podría ser feliz.

"Te entiendo Johana."

"Es difícil encontrar a tu alma gemela, pero ustedes tuvieron la fortuna de reunirse y sellarán ese lazo ante todos."

"Aunque sus almas ya están unidas y selladas en un vínculo irrompible, casarse es lo más indicado."

Lorelay consuela a la conmovida novia.

"Lo sé y espero pronto verte en mi lugar, Lorelay."

"Entonces entenderás como me siento."

Asevera Johana haciendo respiraciones cortitas para no tranquilizarse.

Tanto Lorelay como Edward escucharon las palabras de la novia.

Ambos sintieron una pequeña punzada en el corazón al recordar la escena donde jugaron a casarse en ese balcón de hotel en sus primeras y únicas vacaciones juntos.

Edward pudo notar la clara mirada de tristeza de su amada.

Él pudo notar como los ojos de Lorelay miraron al piso un segundo al recordar lo que él recordaba también.

En ese entonces, Edward había hecho esa actuación solo para mantener a Lorelay tranquila, seguirle su juego para que no escapara más.

Pero ahora...

Edward se dió cuenta de lo doloroso que es para su amada Lorelay cuando ella pasó a su lado esbozando una pequeña sonrisa fingida y le dió un beso actuado y frío.

Edward también se dió cuenta que si bien reclamó como suya a Lorelay en cuerpo y alma, no le había dado anillo de compromiso.

Tampoco le había regalado nada nunca.

En suma había sido cero romántico con Lorelay.

Pero eso cambiaría definitivamente.

Por ella, Edward cambiaría su forma de ser.

Él deseó en ese momento poder regresar en el tiempo, asesinar al Edward malvado que le hizo daño a esa hermosa niña inocente esa noche en el hotel para después tomar su lugar y amarla como ella se merece.

"Señor Edward Situ, ya que usted está aquí, tome asiento para que nuestras maquilladoras lo atiendan."

"Traigan los trajes del novio y de los demás invitados de honor!"

"Dense prisa, el tiempo apremia!"

El segundo al mando ordena a todo el mundo.

Todos corren de un lado a otro, mientras que los encargados dan ordenes, revisan luces y ángulos de camaras, actualizan las redes sociales, pero sobre todo verifican que tanto tiempo que les queda disponible.

Edward sentado en una silla frente a un espejo con luces revisa su celular buscando un regalo impresionante para darselo a su amada mujer.

"A que se debe tu cambio de humor Lorelay?"

"Puedo ver tu energía apagada y triste."

"Puedo sentir tu pena."

"Pasó algo malo con Edward?"

Pregunta Johana a su amiga mientras viajan sentadas en el asiento trasero de la camioneta que las transporta hacía la iglesia donde se llevará a cabo la boda religiosa.

"Nada pasó Johana, no te preocupes."

Miente Lorelay mirando la impresionante iglesia.

Ni Dániel ni Johana deseaban una boda religiosa al principio.

Pero los representantes de la iglesia les rogaron para casarlos ahí argumentando que la boda ayudaría a elevar el prestigio del lugar y por consiguiente se incrementaria el número de feligreses.

Así que la pareja terminó por aceptar.

Los guardaespaldas y las personas del staff preparan los paraguas negros para cubrir la entrada de la novia a la iglesia.

Aunque algunos paparazzis lograron tomar fotos de ella bajando de la camioneta y de su representante.

Lorelay también es muy perseguida por su relación amorosa con Edward Situ, el más guapo, millonario y frío CEO de Dinamarca, de esa ciudad y ciudades vecinas.

Mientras las chicas admiran las decoraciones en la iglesia la cual resultó ser una pequeña catedral, Dániel junto con James y Paul viajan en auto se dirigían para que los arreglen y maquillen.

El auto se inunda de risas, golpes y plática masculina.

"Que aburrido fuiste Dániel, ni siquiera tuviste despedida de soltero!"

"En pocas horas atrás tu vida para siempre a una sola mujer!"

"Deberías haber aprovechado tu último día soltero para haber tenido sexo con alguna linda striper o escort que fuera pervertida y caliente!"

Declara Paul entusiasmado.

Si él fuera el novio, habría tenido cientos de "despedidas de soltero" antes de echarse la soga al cuello.

Dániel quien está sentado en medio de ambos hombres niega con la cabeza ante lo que dijo Paul.

"Ya quiero verte un día antes de tu boda Paul y entonces te preguntaré si quieres una despedida de soltero."

Responde Dániel con firmeza.

Paul guarda silencio antes de mirar por la ventana pues sabe que no quisiera tener una despedida de soltero.

Mucho menos conociendo a su amada Carolina quien si de enteraba que tuvo sexo con alguna chica era capaz de torturarlo hasta casi matarlo...

Y luego abandonarlo para desaparecer de su vida para siempre.

Matandolo en vida.

Así que no, Paul no deseaba ninguna despedida de soltera porque sabe que

toda su vida adulta fue una despedida de soltero.

Él se tomaba vacaciones para tener sexo salvaje con casi cualquier niña linda que se le pasaba enfrente.

Aunque siempre fue sexo responsable, pues todas y cada uno de la veces Paul usó condón con sus conquistas.

James tampoco desea una despedida de soltero cuando su tiempo para casarse llegué.

Él nunca había tuvo sentimientos de amor profundo por alguna chica en el pasado, pero algo se reparó y complementó de manera increíble en su interior cuando conoció a Maggie.

Ese día su vida y su corazón cambiaron para bien.

Para mejor.

Por tal motivo, James jamás echaría a perder esa maravillosa sensación por tener sexo de una noche con una desconocida, guapa y ardiente tal vez, pero vacía y vana.

Dániel era el que menos había deseado despedida de soltero y ni se le había pasado por la mente.

Ni siquiera de le ocurrió beber en compañía de sus amigos, pues está enamorado de su prometida.

"Al menos nos hubieras invitado una ronda de tragos en algún bar!"

"Eres un imbécil aburrido!"

Se burla James aligerando el ambiente logrando que todos rian para olvidar sus pensamientos.

Para cuando llegaron al edificio, Edward ya esta vestido elegantemente y se esta tomando fotos.

Paul inmediatamente fue a saludar a su amigo.

Dániel y James fueron los primeros en recibir su atuendos para cambiarse.

El impecable smoking negro le quedaba como guante a Dániel, quien adelgazó debido al estrés de días anteriores.

Su cuerpo masculino y su maravillosa imágen en el espejo son increíblemente atrayentes para todas las mujeres en el set.

Tamara y Kenia pagaron una pequeña fortuna a una de sus amigas editoras de la revista para pasar como asistentes de maquillista y vestuarista respectivamente en ese dia especial.

Todas las chicas del lugar sabían que irían esos hermosos y guapísimos hombres, siendo Dániel el favorito de las chicas en ese momento por ser el novio más promocionado y solicitado.

Por tal motivo, Tamara y Kenia compraron un afrodisíaco el cual verterian en el café que les serviran a esos guapos hombres en la oficina improvisada como camerino.

Dániel se mira en el espejo retocando los últimos detalles de sus gemelos de plata con su símbolo característico.

El novio revisa su saco y su pantalón de vestir elegante pues quiere que todo esté impecable.

James hace lo mismo por lo que ellos no se dieron cuenta cuando las chicas entraron a la habitación.

"Señor Dániel, señor James una taza de café o té?"

Cuestionan las asistentes.

"Té por favor, gracias."

Responde los dos.

Las chicas no sabían si funcionaría de igual forma en el té que en café o si se notarían por el color del líquido el afrodisíaco, pero Tamara lo vertió de todos modos y se lo llevaron.

Ellas miraron con alegría lo rápido que lo bebieron.

Quien les vendió el afrodisíaco le indicó que el efecto era inmediato, por lo que ambas vestían lencería muy provocativa.

Aunque fuera solo una vez ellas querían tener sexo con esos dioses masculinos.

Ambas fantaseaban con que al tener sexo con ellas de forma alguno de los dos guapos hombres terminara enamorándose de ellas.

Tamara soñaba que Dániel cancelaba la boda con Aurora, para proponerle matrimonio a ella ante todos, como lo había hecho con la artista.

Soñaban que se casaban en una boda enorme como esa, con un vestido el doble de elegante y caro.

Ella soñaba con tener un anillo de compromiso con un diamante gigante para después tener otro anillo de casados con un anillo de bodas más caro aún.

Vivirían el sueño de felices para siempre de forma fabulosa y ostentosa, donde ambas serían mimadas como la reinas que se sentian.

"Disculpa, te sientes bien?"

Pregunta Dániel a la chica con la mirada perdida en sus pensamientos y con las manos juntas.

"Si, perfecta, estupenda."

"Y usted?"

Cuestiona la chica acercándose un poco esperando que su perfume de feromonas haga efecto en Dániel.

James no dijo nada pero siente que algo raro pasa.

"No se sienten calientes inexplicablemente?"

"No sienten deseos?"

Cuestiona seductoramente la chica.

Dániel se aleja un poco de la chica al igual que James, quien también escuchó las palabras de la otra chica.

Caliente y deseoso Dániel?

No para nada!

De hecho se sentía un poco nervioso y sus dedos estaba algo fríos.

"No nos encuentran irresistibles?"

Cuestiona la chica tomando con sus manos las solapas del saco.

"Se de buena fuente que no tuviste despedida de soltero antes Dániel."

"Aun puedes tenerla..."

Sugiere atrevidamente la chica.

"Arriba hay una habitación especial donde los cuatro podemos tener sexo."

"Podemos tener la fiesta de despedida que mereces."

"Una con mucho sexo caliente, una que sea maravillosa y memorable para los cuatro."

Indica la otra chica.

"Te complacere tanto bebé, que deseas casarte conmigo."

Asevera la chica frotando sus manos en el pecho de Dániel.

Ella si se sinte acalorada y deseosa porque desea que ese hombre la tome en brazos para hacerla suya en ese mismo momento.

Ella lo mira con ojos llenos de esperanza, pasión y sexo.

Dániel y James miran s las chicas asombrados, pero divertidos a la vez.

"Eso es lo que quieres?"

"Quieres que tenga una despedida de soltero donde tenga sexo contigo?"

Cuestiona Dániel mirando con ojos aterradores a la chica mientras quita las manos de su pecho porque siente que esta arrugando y ensuciando su camisa inmaculada.

Tomando las manos de la chica con una sola de sus manos mientras camina hacia la puerta para acorralarla y ponerle los brazos estirados por arriba de su pequeña cabeza, Dániel inquiere ferozmente.

"Responde, es eso lo que quieres?"

"Es eso lo que crees que necesito ahora?"

"Tener sexo contigo?"

La voz de Dániel es dura y fría.

James también mira a la chica frente a él de forma intimidante.

"Siiii..."

Contestaron tímidamente las dos respirando con dificultad y con el corazon latiéndoles erraticamente.

"Son muy atrevidas al tratar de seducirnos con un afrodisíaco barato junto con su intento de parecer seductoras."

Dániel suelta los brazos de la chica antes de tomar toallitas desinfectantes para limpiarse las manos pues siente que toco algo muy sucio.

James también se limpia las manos.

"No eres nada atractiva y soy inmune a los afrodisíacos."

"No diré nada de su patético teatrito pero no quiero volver a verlas cerca de mí, ahora lárguense."

Ordena cruelmente Dániel.

Tamara abre la puerta y sale corriendo de la habitación seguida de Kenia.

Dániel sale junto con James tranquilos mente como si nada hubiera ocurrido.

Ambos caminan a una habitación especial donde James prepara algo para contrarrestar los efectos del burdo afrodisíaco.

"Quien lo dijera..."

"Pareceria que escucharon nuestra plática en el auto."

Indica James mezclando infusiones.

"Cállate imbécil y dame magia."

James fue el único que llevó infusiones, pues Dániel no esperaba que nada malo pasara.

"Será divertidísimo ver la cara de expresión de Johana cuando se entere de esto y..."

Exclama inocentemente James antes de que su espalda golpeé la pared.

"No dirás nada o le diré a Maggie."

Amenaza Dániel antes de tomarse la infusión de color verde pálido.

James dió instrucciones para que alguien se hicieran cargo de las chicas.

Después de ese mal momento, los amigos se reunieron para hacerle burla a Dániel mientras se tomaba fotos.

Los más cotizados modelos fueron Dániel y Edward.

Satisfechos con las fotos, el novio y sus amigos dejaron el edificio para ir a la iglesia donde la novia espera.

Lo cual rompe toda tradición.

Al menos en eso la boda de Dániel y Johana es diferente.

Un último vistazo a las pobres chicas quienes no sospechan que pronto no recordaran ni sus nombres y el novio seguido de sus amigos suben a una camioneta para ir velozmente a la iglesia.

Dániel está ansioso por casarse con su amada!

***By Liliana Situ***

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