Dilema entre el Odio y el Amor romance Capítulo 22

Estefanía se sobresaltó de repente y miró hacia allí con ojos desorbitados.

Carlos estaba sentado sin expresión alguna bajo la luz tenue y mirándola fijamente a los ojos con una mirada penetrante.

"¿Tú...?". La aparición inesperada de Carlos la dejó totalmente desconcertada.

¡Ella recordaba claramente haber cerrado la puerta!

"¿No te diste cuenta antes de mudarte de que este edificio de apartamentos pertenece a Sueños Unidos?". Carlos soltó una risa sarcástica mientras preguntaba.

"¿O fue a propósito?".

Esas dos preguntas de Carlos la dejaron aún más atónita.

¡Si hubiera sabido que el apartamento era de Carlos, ni muerta se habría mudado!

"¿Así que rompiste el brazalete a propósito?". Al ver su cara de sorpresa, en los ojos de Carlos apareció un dejo de burla.

Estefanía no podía creer que Fabiola fuera tan descarada, incluso sabiendo que ella tenía pruebas de grabación en su poder, todavía quiso culparla.

Se quedó en silencio unos segundos, se calmó rápidamente y respondió con indiferencia: "No tengo idea de lo que hablas. Si al Sr. Mendoza le molesta que yo viva aquí, me mudaré mañana".

Dicho eso, caminó hacia la puerta como si nada, la abrió y le dijo a Carlos: "Pero ya que he alquilado este lugar, tengo derecho a decidir sobre esta habitación. Por favor, Sr. Mendoza, salga ahora mismo o llamaré a la policía".

Antes de que pudiera terminar de hablar, Carlos se levantó y se acercó a ella.

"¿Desde cuándo conoces a José?". Extendió su mano, agarró su delicada barbilla y la forzó a levantar la cabeza para mirarla a los ojos.

Avanzó un paso más, y Estefanía instintivamente dio un paso atrás hasta quedar contra la pared, se quedó sin escapatoria y fue rodeada por sus brazos.

Había visto a José.

El corazón de Estefanía se encogió, no esperaba que él la estuviera siguiendo.

"No tengo ninguna obligación de informarte con quién me relaciono". Contestó con voz tensa e intentó mantener la compostura.

Carlos la miró fijamente. La Estefanía de antes que siempre obedecía sin rechistar había crecido y mostrado sus garras.

Él bajó la cabeza y acortó aún más la distancia entre ellos, pero Estefanía giró instintivamente su rostro.

Carlos cerró la puerta fuertemente con la otra mano, apretó un poco más la barbilla de Estefanía y la obligó a volver a enfrentarlo.

La luz detrás de él proyectó una sombra sobre su rostro.

Estefanía no pudo resistir su fuerza y mientras luchaba, vio cómo las pupilas profundas de Carlos se contrajeron bruscamente.

"Estefanía, puedes llamar a la policía si quieres, veamos si se atreven a hacer algo. ¿O es que quieres ir a la cárcel por Sofía?".

Las palabras que escupió entre dientes la helaron hasta los huesos.

Era como aquel día de hace años, cuando la agarró del cuello y le ordenó salir de la casa de los Mendoza.

Sintió tanto dolor en su barbilla que parecía que estaba siendo aplastada por él, era un dolor que casi la hizo perder el control de sus lágrimas por la sensación amarga en sus ojos.

Apretó los labios, su mirada desafiante no se apartó de la suya y se quedó en silencio.

Al verla tragar su humillación, Carlos sintió una irritación inexplicable en su interior y sin más, se inclinó y mordió con fuerza su labio rosado.

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