Aventura Amorosa romance Capítulo 4

El hombre se sentó con precisión en el sofá, y habló.

—Los resultados saldrán en tres días.

La voz del hombre no estaba enojada, pero seguía siendo fría.

Fionna también caminó sin hacer ruido hacia el hombre. Ya estaba familiarizada con el entorno del lugar y podía encontrar con precisión la posición del hombre aun a oscuras.

—Quieres negociar las condiciones conmigo, ¿verdad?

Fionna pensó que este hombre no vendría allí sin ninguna razón.

—Hablemos primero de tus condiciones. Seguro que no has venido solo por el dinero restante que quedaba por pagarte.

El evidente sarcasmo en el tono del hombre hizo que Fionna, que estaba al lado, se sintiera molesta.

—Dijimos al principio que se triplicaría la remuneración por tener un hijo. En ese momento, me diste 50 mil euros como fianza, de modo que es suficiente con que me des otros 250 mil euros. No pretendo pedir más.

A Fionna le faltaba dinero, pero no haría cosas como elevar los precios aprovechándose de la ocasión.

El hombre se quedó en silencio, después de un momento.

—Sin contar la fianza de 50 mil euros, te daré 400 mil euros.

—No quiero de más.

Aunque 400 mil euros podrían solucionarle un gran problema, Fionna se negó rotundamente.

—No me interrumpas, lo querrás cuando termine.

El hombre advirtió y continuó.

—Entre ellos, los 250 mil euros están estipulados en el contrato, los 50 mil euros son de tu gasto de nutrición durante tu embarazo y los 50 mil euros son gastos por haber criado a mi hijo durante un mes.

El hombre se detuvo.

—¿Y los 50 mil euros restantes?

Fionna no tuvo paciencia para esperar más.

—Haz el amor conmigo una vez más.

Cuando el hombre dijo eso, sus manos ya se estaban preparando.

Agarró el brazo de Fionna con fuerza, la obligó a sentarse en el sofá y luego se puso encima de ella.

Su movimiento fue continuo y rápido, cuando Fionna reaccionó, ya estaba bajo el cuerpo del hombre.

Fionna resopló burlonamente.

—Antes de tener el bebé, costaba 5 mil euros una vez, pero ahora que he tenido al bebé el precio se ha multiplicado por diez. No sabía yo que hacer el amor conmigo era tan caro.

El corazón de Fionna latía irregularmente, pero seguía actuando tercamente.

—Si crees que es demasiado, hagámonos unas cuantas veces más.

Después de terminar sus palabras, de repente besó los cálidos labios de Fionna. Parecía que había esperado mucho tiempo por encontrarse de nuevo con esa sensación.

—Mmm... Suéltame… Lo rechazo.

El rechazo de Fionna desapareció poco a poco bajo los besos del hombre.

Los labios del hombre controlaban los labios de Fionna, y la palma de su mano movía sobre los pechos de Fionna. Esa sensación agradable lo hizo incapaz de quitarle la mano y los labios de encima. Presionaba firmemente a Fionna con su cuerpo.

Al tercer día, el hombre volvió con los resultados de la prueba de paternidad.

—El resultado de la prueba está publicado, es mi hijo.

—¿Te lo vas a llevar ahora?

Fionna ya sabía claro la respuesta, pero sintió mucha lástima después de que el hombre lo anunció. Sostuvo al niño con fuerza en sus brazos, por temor a que el hombre se lo llevara inmediatamente.

—No puedo llevármelo ahora, continúa cuidándolo.

El hombre lo dijo con frialdad, pero para Fionna eso fue una sorpresa inesperada.

—¡No hay problema! Pero... ¿puedes pagarme el dinero primero?

De cualquier forma, Fionna tenía que enfrentarse a la despiadada realidad.

—El abogado vendrá a hablar contigo y te entregará el dinero después de que firmes el contrato.

Dicho eso, el hombre buscó en la oscuridad y tomó al niño en su abrazo. Se sintió rígido completamente, quizás porque era la primera vez que abrazaba a un niño.

Después de lidiarlo todo con el abogado, Fionna se apresuró a llamar a Sara.

—Tía Sara, ya me dieron el dinero, y lo he transferido a tu cuenta. Primero les das los 500 mil euros solicitados por la familia del fallecido. Ya pensaré en algo para la compensación del herido.

Una vez pagado la compensación del fallecido, Fionna se quedó algo más calmada. Pero lo que quedaba aún estaba cargada encima suya.

—¿Le has dado el niño? Fionna, ¿qué tal si llevamos al niño de regreso?

Sara dijo con tristeza.

—Tía Sara, no nos queda otra.

Fionna era la madre del niño y también era la que más quería tener al niño a su lado.

—Tía Sara, solo haz lo que te dije. Pensaré en algo para el resto de dinero que nos falta. Intentaré hablar con el herido.

Fionna colgó el teléfono, estaba en una situación difícil otra vez.

La actitud del herido era incluso más firme que la de la familia del fallecido, así que no iba a servir de nada, aunque le llamara para hablar.

Fionna volvió a estar angustiada. Tenía que encontrar otra solución, pero no tenía ni idea de cómo conseguir dinero.

Fionna cuidaba del niño y el hombre venía todos los días.

Fionna no rechazó el apetito sexual del hombre, quería mejorar la relación entre las dos personas y a ver si podía pedirle prestado algo de dinero.

En los últimos días, el hombre había sido muy diferente a como era antes. Después de hacer el amor se quedaba un rato más por el niño.

Fionna se puso la ropa a oscuras, se levantó y se sentó junto al hombre.

Dudó un momento antes de hablar.

—Me... ¿Me puedes prestarme algo de dinero…?

—¿Es esta la razón por la que no me has rechazado en los últimos días y que me viniste a buscar tan tarde con el niño?

El hombre no le dio a Fionna la oportunidad de terminar de hablar, directamente se enojó.

—No, no. Te estoy pidiendo dinero prestado, no estoy intentando estafarte. Te escribiré una nota de que te debo dinero, también me puedes cobrar intereses. No hay ningún...

—¿No hay ningún qué? Tu ambición ya ha sido expuesta. Lo siguiente que tramas es casarte conmigo por haber tenido al niño y vivir entonces una vida feliz, ¿verdad?

El grito del hombre era tan fuerte que el bebé empezó a llorar del susto en su cuna que estaba al lado.

—No es así… no...

Mientras Fionna quiso explicarse, se levantó de la cama para tomar al bebé en sus brazos.

—No actúes delante de mí. Has expuesto tu ambición desde el primer día. No has conseguido engañar a otros hombres así que has venido para engañarme. Si no fuera porque necesitaba una vientre de alquiler, ¿crees que tienes alguna oportunidad de acercarte a mí? Te advierto que no te pases de la raya, no tienes derecho a hacerlo.

Fionna estaba atónita, la burla de Deivid una vez más resonó en sus oídos. Dijo lo mismo que su ex novio: tenía ambición, que estaba actuando, y que había expuesto su verdadera faceta.

Resultó que ella era igual de miserable para esos dos hombres.

El hombre se puso la ropa y caminó enfurecido hasta Fionna para quitarle el niño de repente.

—Me llevaré al niño y tú te largas de aquí de inmediato.

—Espera, dame un poco más de tiempo.

Fionna bloqueó ansiosamente el camino del hombre, y sintió mucha pena al ver al niño llorando en pánico.

—Lo siento bebé, lo siento. Tienes que vivir una vida feliz y crecer sana y salva.

Las lágrimas se le cayeron sin más, lloraba amargamente.

El hombre frunció el ceño, sus labios se cerraron con fuerza.

Fionna rápidamente sacó un sobre que había en un costado de la cama y se lo entregó al hombre.

—Aquí están puestas las condiciones básicas que el niño tenía cuando nació y algunas precauciones que hay que tener en cuenta. Más un pequeño regalo que le tengo para él. Tienes que criarlo bien, encontrarle una buena madrastra y no deja que su madrastra lo dañe.

—Piensas demasiado, no va a tener una madrastra, solo una verdadera madre.

El hombre terminó de hablar resueltamente y se alejó con el niño a grandes zancadas, luego se detuvo en la puerta.

—Cumple con el contrato y contrólate. No le causes problemas al niño y vayas engañando a la gente por todas partes poniendo en vergüenza al niño.

Las palabras del hombre fueron frías y despiadadas, haciendo que Fionna se sintiera aún más afligida.

En el momento en que se cerró la puerta, Fionna no pudo aguantar más, se cayó al suelo y lloró desesperadamente. Por dinero había vendido todas sus cosas más apreciadas, por dinero lo había perdido todo. Incluso la poca dignidad que le quedaba fue pisoteada.

—Lo siento... Lo siento bebé... Lo siente mucho...

El grito desgarrador expresó su impotencia y reacio.

Fuera de la puerta, los pasos del hombre fueron nuevamente detenidos por los llantos dolorosos. Mirando al niño que estaba llorando en sus brazos, frunció el ceño y se alejó rápidamente.

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