Amor profundo: insaciable amante romance Capítulo 23

—Sí, ya lo sé —respondió Orlando casualmente.

Aunque Orlando odiaba a Vanesa por su traición, él solo quería que ella fuese la madre de sus hijos, ni él mismo comprendía el por qué de ese pensamiento.

Tal vez fuera porque el amor y el odio eran las dos caras de una moneda y en su corazón seguía amando a Vanesa.

Gerardo y Orlando estaban muy ocupados en la empresa ocultando toda la información que no querían enseñar a Dylan. Aparentemente, trataban a Dylan con cortesía, pero realmente temían mucho de él.

Sin embargo, Dylan tomó una decisión inesperada. No entró al Grupo Moya, sino que compró un edificio entero y lo reformó con equipo de última generación.

En el salón de la Villa Moya, Gerardo le preguntó seriamente a Dylan:

—Dylan, ¿por qué quieres montar tu propia empresa de repente? Ya te he ofrecido el puesto de director, ya que soy demasiado mayor y Orlando demasiado joven, el Grupo Moya te necesita mucho.

—Gerardo, todavía eres muy joven y seguro que puedes seguir administrando la empresa. Por otro lado, Orlando es un joven talentoso que es capaz de hacerse cargo de la empresa sin mi ayuda. Además, llevo muchos años en el extranjero y no sería apropiado que ocupe un puesto tan importante ya que no he hecho nada para el Grupo Moya.

Al ver que Dylan lo rechazó con tanta firmeza, Gerardo no insistió más.

Después de todo, fue Dylan quien había renunciado a la oportunidad de ingresar al Grupo Moya y nadie le podría reprochar por esto en un futuro.

No obstante, Gerardo tenía que persuadirle falsamente:

—Pero, eres miembro de la familia Moya y eres el único hijo de mi hermano mayor. Nadie podrá decir nada por tu ingreso al Grupo, además sé que eres muy capáz.

—Gracias Gerardo, pero quiero intentar empezar mi carrera por mi cuenta.

Dylan lo rechazó con una sonrisa educada, pero falsa. Vanesa quería sacaele los ojos, pues ella sabía muy bien que este hombre era el mismodemonio.

Justo cuando Vanesa lo estaba maldiciendo por dentro, Dylan cruzo se mirada misteriosa con ella.

«¡Qué terrible es este hombre! Parece que supiera que le estoy criticando, este cabrón es muy peligroso. ¿Y por qué el abuelo no se da cuenta de esto?»

Dylan retiró su mirada al ver que su gatita salvaje se convertía en unaconejita obediente. Pero Gerardo no notó nada de eso.

—Bueno, Dylan, ya que no lo quieres, no insisto más. Es bueno aventurarse en la edad joven, aún así te guardaré el puesto en la empresa, recuerda que la familia Moya siempre te apoya.

—Gracias —Dylan asintió y Gerardo lo miró como si realmente estuviera satisfecho con su sobrino.

—Vanesa, ¿ya está mejor tu tobillo? ¿Todavía te duele?

—Ya está mejor, abuelo. Camilo dijo que me recuperaré en unos días.

—Bueno —Gerardo le dio unas palmaditas en la mano y la miró con cariño.

—Si te sientes aburrida en casa, llama a Orlando y dile que te acompañe a tomar el aire fresco. Si no puedes caminar, puedes buscar un buen ambiente para sentarte, no es bueno pasar todo el tiempo en la habitación.

—Sí, abuelo.

Después, Gerardo se puso de pie con su bastón y dijo:

—Bueno, me voy a dormir, que la edad me obliga a echar una siesta.

—Te acompaño —dijo Vanesa, pero cuando estaba a punto de ponerse de pie, Gerardo la detuvo.

—No hace falta mi niña, que aún estoy muy sano. Más bien, tú tienes que cuidarte más, que no te has mejorado totalmente.

—Señora Vanesa, no se preocupe, acompañaré al señor Gerardo —dijo Jaime, que estaba a un lado.

—Eso es, Jaime me acompañará.

Jaime dio un paso adelante y acompañó a Gerardo.

Normalmente las sirvientas salían del salón tras haber terminado la limpieza, por lo que, solo quedaba Vanesa y Dylan a solas. Tras confirmar que no había nadie, Vanesa le dijo:

—Tito, ¿no tienes miedo de que se lo cuente todo al abuelo?

—¿Qué quieres decir con esto, sobrinita?

Dylan sonrió y miró con interés a Vanesa, quien parecía una gatita traviesa intentando provocarlo con su patita.

—Volviste con antelación pero mentiste al abuelo. Si se lo revelase, se daría cuenta de tus malas intenciones.

«¡Seguro que tiene miedo! Y así puedo amenazarle para que me deje en paz. ¡Qué tonta que fui de no pensarlo más antes!»

Vanesa se mostraba orgullosa, pero Dylan la miró con una sonrisa profunda y dijo:

—Vaya, ¿cómo sabes que volví al país con antelación? ¿Y por qué no se lo dijiste a tu abuelo antes?

—Es porque…

Vanesa se atragantó por las palabras burlonas de Dylan, ya que no podía decir que se había encontrado con Dylan en aquel bar, y que por eso sabía que había vuelto con anticipación, eso sería algo muy vergonzoso de contar frente a su abuelo.

«Vaya, ¡qué estúpida soy!»

Vanesa se puso irritada y deprimida a la vez, ya que su plan había fallado, pero no se quería rendir y amenazó al hombre:

—Pues, ten mucho cuidado para que no te pille, sino se lo contaré al abuelo.

Dylan arqueó las cejas, porque le parecía muy linda su gatita salvaje.

Después de haber perdido en la ronda de combate, Vanesa intentó evitar encontrarse con Dylan, por suerte, él tenía que salir de casa con frecuencia por sus negocios.

Cuando se recuperó el tobillo de Vanesa, volvió de inmediato a la Villa Real con la excusa del trabajo. Preferiría ver a Orlando y a Melina, en vez de estar con ese Dylan, porque él era muy astuto, dominandola por completo.

Después de trabajar duro durante unos días, Vanesa recuperó su estado laboral.

Ese día, cuando ella iba al trabajo, recibió la llamada de Orlando. Vanesa miró fijamente su móvil durante mucho tiempo y respondió antes de que se colgase la llamada.

—¿Vanesa, por qué tardas tanto en contestar? , ¿crees que soy soy paciente contigo?

—Para nada —Vanesa repuso con calma y levantó una sonrisa burlona—. ¿Qué ocurre?

«No me digas que llamas para molestarme.»

—Dejé un documento importante en el estudio, tráemelo que lo necesito para una reunión dentro de media hora.

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