Esposa falsa de Simón romance Capítulo 1005

Naomí no siguió con estas últimas palabras, y Xenia pudo ver que tenía alguna razón ocultada. Pero se empeñó en renunciar, y cuando se fue le pidió muchas disculpas a Xenia.

Xenia se lo pensó y sintió que era extraño.

De acuerdo con su carácter, no era probable que Naomí Sáenz dejara su trabajo en este momento. Debía haber una razón para que lo dejó.

Así que Xenia acudió a la empresa en persona.

Desde la creación de la empresa, había mucha gente que acudían en busca de diseños por la fama.

El equipo de élite que Diego había contratado para ella estaba inicialmente descontento, pero con el tiempo pasado, ellos discutían y estudiaban, luego podían diseñar piezas excelentes.

Xenia estaba en el extranjero en ese momento, pero se encargaba personalmente de todo su trabajo.

A menudo le pedía a Naomí que les transmitiera los puntos clave, las notas y los consejos que había aprendido de su trabajo anterior.

Ahora que Naomí quería irse, Xenia se quedará sin su apoyo más fuerte.

Sin embargo, no se podía forzar todo.

Naomí era una persona libre y no se le podía pedir que se quedara siempre a su lado. Quizás había estado con ella todos estos años por presión o por sentido de la responsabilidad.

Isidora se alegraba mucho de ver a Xenia de vuelta en la oficina y le mostró con orgullo sus recientes diseños a Xenia.

-¿Qué te parece?

Isidora la miró expectante, con sólo dos palabras en su rostro.

Pido elogio.

Xenia no pudo evitar sonreír y dijo, -Muy bien, eres mejor que antes.

A continuación, Xenia le preguntó por Naomí.

-¿Cómo está la empresa estos días? Durante mucho tiempo no estoy disponible para manejarla. Y, ¿cómo está Naomí?

Al mencionar Naomí, la expresión de Isidora se vio un poco extraña. Obviamente, quería decir algo. Xenia frunció el ceño y pensó, “¿Realmente hay una razón?”

-¿Qué pasa? Te veo un poco...

Isidora la miró a los ojos y dudó un poco antes de decir, -Sé que Naomí es su amiga, pero ya que me preguntó hoy, le dijo la verdad. Ha estado mal últimamente, y ya ha fastidiado unos cuantos pedidos en los últimos días.

-¿Ha fastidiado? -los ojos de Xenia se entrecerraron ligeramente, confundida-. ¿Cómo?

Isidora le contó entonces a Xenia lo que había sucedido recientemente, durante lo cual Xenia mantuvo las cejas fruncidas. Y era imposible saber si estaba enojada o no. Después Isidora dijo con cautela, -No quiero decir nada malo de ella. Lo dije porque me lo preguntó.

Por lo demás, no era de las que hablaban de la gente a sus espaldas.

Xenia le devolvió la sonrisa y asintió, -Lo entiendo, lo dijiste porque te lo pedí. No eres de las que hablan a espaldas de la gente. ¿Vale?

Con Xenia mirándola así, las orejas de Isidora se sonrojaron y se volvió tímida, -Deje de burlarte de mí. En realidad Naomí siempre ha sido una trabajadora muy seria. Puedo ver que ha estado mal últimamente y no debería fastidiar estas órdenes a propósito.

Xenia dijo, -He trabajado con ella durante muchos años. Conozco sus cualidades muy bien.

-Ya veo, así que la pregunta hoy solo porque quiere saber su estado último, ¿no?

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