Esposa falsa de Simón romance Capítulo 1143

La mano que descansaba bajo la mesa se tensó un poco cuando Diego se llevó la taza de té a los labios y dio un suave sorbo.

Bernabé estaba deprimida, no sabía qué pretendió Naomí, obviamente le gustaba su tío, así que ¿por qué tenía una cita a ciegas?

Al estar deprimido y sin él para hablar, Bernabé sólo pudo enterrar la cabeza en su comida.

En un principio no había venido por la comida, pero ahora que había pedido tanta era mejor no desperdiciarla, o si no, con la pinta que tenía su tío ahora mismo, temía que le regañara.

Bernabé enterró su cabeza en la seriedad y comió, mientras los tres adultos tenían pensamientos diferentes.

Debido a las palabras de Naomí, Gaitán actuó de forma especialmente atenta, dándole a Naomí platos y pidiéndole de forma variada y suave que comiera más.

Al verlo usar sus propios palillos para poner algo en su propio plato, Naomí inexplicablemente se sintió un poco incómodo, ya que claramente había tenedor comunales aquí, ¿por qué estaba usando los suyos?

Si no se lo comía, no podía, y si lo hacía, le daba mucho asco.

Después de todo, ella no quería intercambiar saliva con un tipo al azar...

Era repugnante pensar en ello.

Justo cuando Naomí se desgarraba, Bernabé levantó la vista de su comida.

-Gaitán, aquí hay tenedor comunal, ¿por qué usas tus propio para darle algo de comer a Naomí?

Al oír esto, Gaitán sonrió y explicó.

-No importa, Naomí y yo nos vamos a casar de todos modos, así que está bien usar el mismo.

-Si te vas a casar pronto, está bien, ¿Y los demás? -Diego habló con ligereza.

-¿Qué?

Los ojos de Diego apuntaron directamente a los platos de la mesa.

-Sois vosotros los que os vais a casar, no somos parientes vuestros, pero ¿creéis que queréis que os digan que comáis el escupitajo de unos desconocidos?

Gaitán no pudo responderlo.

No solía tenerlo en cuenta con sus amigos, pero ahora que estaba en un hotel de cinco estrellas, parecía un poco extraño que no lo hiciera.

-Sí Gaitán, eres muy poco higiénico.

Buscando una oportunidad, Bernabé añade un golpe rápido. Pudo ver que, aunque su tío parecía estar bien, le disgustaba deliberadamente a este hombre.

Al escuchar esto, Naomí sintió que si no hacía algo al respecto, significaría que ella también estaba obviamente disgustada.

Con una leve sonrisa ante este pensamiento, miró a los dos que tenía enfrente y dijo,

-No es nada, si os importa, podemos comer por separado.

-Naomí, no, estos son los que me gusta comer.

-A mí no me importa, pon los platos que ha tenido delante y no te muevas.

-Naomí, ¿realmente vas a comerte la saliva de alguien?

Por qué Naomí se sintió tan mal cuando dijo eso, cuando era obvio que sólo había venido a comer, pero se había convertido en esto. Estaba asqueada de sí misma, pero no podía mostrarlo.

Naomí sonrió débilmente al pensar en ello,

-Me parece bien, de todas formas nos vamos a casar pronto.

-Naomí, no me importa, te lo agradezco mucho.

Naomí cogió su tenedor y se disponía a comer cuando Diego apoyó su taza de té en la mesa con un fuerte golpe, captando todas las miradas.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposa falsa de Simón