LATIDO POR TI OTRA VEZ romance Capítulo 7

Violeta lo sintió raro.

Pero en un momento, Violeta pensó que, ya que el homnre se había ido con tanta urgencia, debía tener algo de lo que ocuparse. Tal vez él volvería.

Así que le pidió a la enfermera una nota adhesiva, escribió su información de contacto y se la entregó:

—Disculpe, este es mi número de teléfono. Si vuelve, por favor, déselo.

***

En la sala de reuniones de la sede del Grupo Tasis, el ambiente era sombrío.

Serafín se colocó en la posición más llamativa como un emperador, mirando a todos los presentes con frialdad.

Mirando a algunos de los ancianos que no aparecieron en mucho tiempo, Serafín dio una sonrisa fría.

—¿Es el día de los dividendos? Están todos aquí.

Su voz era clara y fuerte, y cada palabra parecía llegar a todos los presentes.

Por un momento, nadie se atrevió a responderle.

La razón por la que se presentaron hoy fue que escucharon la noticia de que Serafín fue secuestrado.

Cualquiera que recibiera la noticia quería comprobarlo.

Si fuera cierto, el Grupo Tasis tendría una nueva baraja.

Al ver que Serafín estaba intacto, se dieron cuenta de que era una noticia falsa.

—Jaja, hace tiempo que no venimos a la empresa, por eso queremos venir a verte.

La sala de conferencias se sumió en el silencio durante unos segundos y luego Abram dijo algo.

En cuanto habló, el ambiente se calmó y algunas personas se hicieron eco.

Serafín sabía los trucos de la multitud, pero no los expuso y le dijo:

—Hace tiempo que no les veo. Así que, cenemos juntos al mediodía.

—No es necesario, todavía tengo cosas que hacer, tengo que ir primero —dijo Abram, se levantó apoyándose en una muleta y salió de la sala de conferencias.

Bajo su dirección, la gente de la sala de conferencias se fue apagando y encendiendo.

Finalmente, Serafín se quedó solo.

En ese momento, sus ojos claros se enfriaron y su aliento se volvió frío.

—Felix Llacer.

—Sr. Serafín.

Felix, el asistente de afuera, entró.

—Averigua quién está detrás de esto.

—Sí —Felix asintió.

Cuando estaba listo para irse, Serafín dijo:

—Espera, ve primero al Primer Hospital Municipal y dale cinco millones a esa mujer.

Serafín entrecerró los ojos recordando la apariencia de Violeta.

Al pensar que ella dijo que haría una compensación, la cara de Serafín se alivió.

Sin embargo, no le gustaba estar en deuda con la gente, y esto no era una excepción.

Pero cuando Felix llegó al hospital, Violeta se había marchado y la enfermera no encontró el número de contacto que Violeta dejó.

Una semana pasó en un instante, Violeta no había recibido la llamada de aquel hombre.

Tal vez el hombre no le importaba, así que Violeta se sintió muy aliviada.

El tiempo era bueno y era fin de semana.

Violeta llevó a los dos niños a un centro comercial cercano.

Había una famosa heladería.

Como a Ángela le encantaba el helado, lo notó.

Tras 20 minutos de espera en la cola, les llegó el turno.

—Ángela, ¿qué sabor quieres? —Violeta bajó la cabeza y preguntó.

—Fresa, fresa.

En este momento, Ángela estaba feliz, incluso su tono era dulce.

Tras preguntar a Ángela, Violeta miró a Carlos:

—Carlos, ¿qué sabor quieres?

—No lo quiero. Es para las chicas —Carlos se negó y se alejó.

Al girar la cabeza, vio inadvertidamente a una mujer eligiendo ropa en la tienda de ropa de la derecha.

«¿No es la mujer que intimidó a mamá hace unos días?»

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