Esposa falsa de Simón romance Capítulo 981

En el estudio.

Jorge se sentó en el escritorio con expresión severa y profunda. La vista que caían bruscamente sobre su rostro era todavía como una espada.

Cuando estuvieron en la mesa de la cena, Xenia se encontraba un poco asustada por sus ojos. Y después, debido a que no había otras personas alrededor, la mirada parecía aún más aguda.

-Tal vez Simón ya te haya contado lo que me dijo él en la mesa.

Xenia asintió, -Sí. Jorge.

-¡Muestra una preferencia especial por ti!

Xenia se quedó callada.

-¡Que ni siquiera puede creer en su abuelo, en mí, por temor a que abuse yo de ti!

-No es así, Jorge -explicó Xenia le contestó en voz baja-. No es que no te crea, sino que no confía en mí. Fue posible que se preocupase porque mi personalidad era tan agresiva que te ofendería, que haría que la mala relación empeorase. Eres su abuelo, el que le salvó la vida del mar, tanto el pariente como el benefactor. Simón y yo te respetamos y es imposible que te consideremos así.

Esas palabras fueron directamente al grano. Jorge notó que decía con sinceridad sin engaño. La ira que acababa de surgir se extinguió un poco finalmente.

-Está bien que lo sabes.

De hecho, lo que dijo ella no solo hizo que desapareciese la gran parte de su ira, sino que también cambiaron mucho su impresión de Xenia. Bernabé la había elogiado mucho ante él. El anciano sintió que la chica había sufrido mucho y había vivido una vida difícil. No podía seguir avergonzándola.

Sin embargo, resultaron unas palabras de un niño después de todo. Las creyó, pero no todas.

Ya sabía lo que dijo Xenia con actitud muy honesta, que acertó realmente en sus pensamientos.

-Pues, Jorge. Sobre la casa que quería volver al país con Simón...

-Lo habéis planeado, ¿no? ¿Por qué vienes a decírmelo? De todos modos, vais a abandonarme a mí, al viejo, para que esté solo en el extranjero, ¿verdad?

Xenia negó con la cabeza, -No es así, Jorge. Pensaba si quisiese...

-¿Qué?

-Volver… con nosotros juntos.

-Imposible. Jorge la rechazó rápidamente y luego le respondió, -Si volviese con vosotros, ¿quién se ocuparía de los asuntos de la empresa?

Xenia no supo qué decir.

No esperaba que hubiese un día en que sintió de repente que podrían ser una carga la gran familia y el negocio exitoso.

No obstante, resultó solo su propio pensamiento. Sería irrealizable que Jorge lo pensase así en absoluto.

-Entonces…

-Bueno -Repentinamente Jorge se frotó las manos con nerviosismo, cuya acción no correspondió a su imagen-. Si pudieses dejar que Bernabé se quedase conmigo...

Xenia se quedó atónita por un tiempo, que no imaginaba que sus pensamientos fuesen exactamente los mismos que lo que había dicho Raquel.

Pareció que no tenía opinión sobre su regreso con Simón. Con tal de que Bernabé se quedase, a Jorge e no le importaría a dónde quisiesen ir ella y Simón probablemente.

-Jorge, querría cumplir tu deseo... pero, como madre, no puedo privarle a un niño de su libertad y sus propias ideas. No podría hacer esto.

Después de escucharlo, Jorge de repente entrecerró los ojos y se vio un poco infeliz.

-Pero...

Cuando Jorge oyó que iba a cambiar el tono, que había espacio para el negocio, le preguntó, -¿Pero qué? Dímelo rápido.

-Si Bernabé está dispuesto a quedarse con su bisabuelo por un periodo, no lo detendré.

-Está bien. ¡Es un acuerdo! -Jorge tomó la decisión apresuradamente, por temor a que se arrepintiese-. Entonces voy a hablar con Bernabé. Si quiere quedarse, ¡no puedes decir que no!

Al verlo a Jorge como un niño que temía que le arrebatasen el caramelo en la mano, Xenia no pudo evitar reír.

-¿De qué te estás riendo? -Jorge se sopló el bigote con enojo-. ¿Es ridículo?

Xenia dejó de reír y le dijo en voz baja, -Nada. Me caes muy bien. Creo que Bernabé estará dispuesto a quedarse contigo.

-A ver -Jorge la miró con insatisfacción, pero ya no se notó el disgusto en sus ojos claramente cuando la vio por primera vez. Se pudo decir que a Xenia le había considerado completamente como miembro de su joven generación.

De repente recordó algo, abrió el cajón y sacó una hermosa caja.

-Ven aquí.

Xenia no tenía claro su motivo, pero se acercó obedientemente al escritorio. Luego vio a Jorge empujando la caja bien elaborada.

-¿Qué es esta?

Jorge no la miró, sino resopló suavemente, -Un regalo de bienvenida para ti por haber cultivado tan bien a Bernabé.

¿Regalo de bienvenida?

Xenia parpadeó, recordando la escena en la que los dos se conocieron por primera vez. No pudo evitar bromear, -Jorge, si lo acepto, ¿mandarás que yo separe de Simón?

Jorge se quedó sin palabras.

Entrecerró los ojos, aturdido. Luego levantó la cabeza. Se encontró con la sonrisa ligeramente astuta de Xenia.

Así que Jorge se acordó de aquel día.

En ese momento, dejó que Dylan sacasen el dinero para que Xenia se fuese.

Inesperadamente…

“¿Incluso lo usó para burlarse de su abuelo?” él caviló.

Al pensar en eso, Jorge se enojó tanto en el instante que se le erizó el bigote. Extendió la mano diciendo, -¡Entonces devuélvemela!

-¡No! -Xenia agarró la caja con rapidez antes de que la retirase. La sostuvo en los brazos como un tesoro, -Es el primer regalo de bienvenida que me das. Lo aceptaré de todas formas como la bisnieta. ¡Gracias abuelo!

Al ojear el cambio brusco, Jorge sintió instantáneamente que la chica era realmente idiosincrática, pero no había nada que podía hacer con ella.

-Jorge. Gracias. Me voy.

-¡Vete! -dijo Jorge con impaciencia.

Xenia se fue con la caja. Después, se le mudó la expresión de Jorge, dando un suspiro.

A decir verdad, habría querido que Simón estuviese con la hija de la familia Espinar, que favorecería su carrera en el futuro cuando Simón se hiciese cargo del Grupo Carlos.

Sin embargo, entendió que hubo cosas que no se pudieron obligar.

Era perfecta la chica, pero después de todo, él no tenía suerte con su nieto. A pesar de ser cruel, no quería separar la gran familia de nuevo.

Afortunadamente, había un bisnieto que lo consolaba.

Al pensar en eso, Jorge recordó la conversación que tuvo lugar un momento antes, así que también se levantó y salió. Tenía que aprovechar los últimos días en que no habían regresado para persuadir a Bernabé a fin de que se quedase para acompañarlo.

Mientras el pequeño estuviese dispuesto, ¡podrían ir a donde quisiesen los demás!

Cuando Xenia salió, vio a Simón vigilando la puerta. Se burló de él, -Te dejé vigilar y lo has hecho.

Al verla salir, Simón se le acercó rápidamente y la tomó del brazo, -¿Cómo va? ¿Te avergonzó el abuelo?

-¡Pilletín! ¿Por quién me tomas?

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