Esposa falsa de Simón romance Capítulo 1006

Xenia no pudo evitar reírse, pero sus ojos se volvieron rojos. Luego se formaron lágrimas en ellos. Las lágrimas parecían cristales transparentes que brillaban frente a los ojos de Naomí.

Extendió la mano y ahuecó la mejilla de Naomí. Era un poco fuerte y Naomí frunció el ceño, pero no dijo nada.

-¿Te duele? -preguntó Xenia.

Naomí frunció los labios, la miró con ojos apenados y susurró, -Por supuesto me duele, ¿por qué me pellizcas la mejilla de repente?

-Te duele, ¿por qué no lo dijiste? -Xenia preguntó.

Naomí se congeló un momento, luego comprendió finalmente lo que significaba el gesto de Xenia. Apartó la mano de Xenia de un manotazo con rabia y se dio la vuelta.

-¡Mala Xenia! Sabes que no soy tan inteligente como tú y sigues llevándome a una trampa.

-¿Cómo te estoy llevando a una trampa? Sólo te pellizco la mejilla, ¿quién te ha dejado no decirlo?

Dijo Xenia, con más lágrimas en los ojos. Cuando Naomí se dio la vuelta, se sintió más cómoda hablando de esta manera, así que no la obligó a girarse y le dijo suavemente, -¿Entiendes lo que te acabo de decir? Si no hablas, nadie sabrá nunca que tienes dolor. Ya sabes, como esta vez, que me dijiste que querías dejarlo sin decir por qué, y luego quisiste quedarte después de enterarte de mi situación. Naomí, somos buenas amigas. Se supone que nos apoyamos mutuamente, no que me satisfaces y me ayudes, eso te cansaría.

Naomí estaba un poco emocionada, pero no respondieron a sus palabras.

-Ya sé todo sobre tu reciente actuación en la empresa -continuó Xenia.

-Xenia, yo...

Naomí miró hacia atrás con ansiedad, y Xenia se dio cuenta de que tenía los ojos rojos, por lo que ella dar la vuelta de repente era debido a que temía ser descubierta por Xenia...

-Qué tonta eres -aunque tenía lágrimas en los ojos, Xenia trató de sonreír-. No hace falta que me expliques. Sé que has estado de mal humor últimamente. Y aunque siempre me has dicho que te recuperarás, hay muchas cosas que no se pueden forzar y que tardan en recuperarse. Ya que quieres renunciar, entonces estoy de acuerdo.

Sin esperar que dijera que sí tan rápido, Naomí se asustó por un momento, -Xenia, lo siento, me equivoqué. En realidad no quiero dejarlo, sólo...

-Lo sé -Xenia la interrumpió suavemente y le dijo-, ya sé todo eso. No tienes que dar explicaciones. Haz lo que quieras y lo que te guste. No tienes que preocuparte por mí. Encontraré la manera de manejarlo.

-Xenia.. -Naomí se arrepintió mucho de este momento, antes no quería quedarse porque le preocupaba causar una gran pérdida a la empresa en su estado actual. Quiso renunciar, esperando que Xenia podría encontrar a alguien más capaz de gestionar estas cosas en su lugar.

Pero ahora que Xenia había aceptado, Naomí volvió a sentir pánico. Intentó decir algo para contener a Xenia, pero Xenia dijo directamente, -Puedes empacar tus cosas hoy.

Naomí finalmente dejó de moverse y la miró sin expresión.

Al cabo de un rato, una lágrima se deslizó por el rabillo del ojo y Naomí se acercó a Xenia y la abrazó suavemente, -Xenia, gracias.

Xenia también se emocionó un poco y aguantó las lágrimas mientras le daba una palmadita en el hombro a Naomí, -Venga, ¿para qué te pones dramática? Ve a recoger tus cosas y descansar un poco.

-¿Qué harás cuando me vaya? -la voz de Naomí sonaba apagada, como si estuviera a punto de llorar.

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